Mañana seremos todos
Ricardo Andrade Jardí
La ilegalidad y golpe militar son el rostro verdadero de la imposición fecalista. Rematar el país es la meta. Las oligarquías ordenan y el desgobierno, sin gloria ni razón, embiste contra los trabajadores con argumentos risibles.
Media docena de secretarías de Estado son, exactamente, lo mismo que se le achaca a Luz y Fuerza. Pero las secretarías son un negocio particular, el impostor en turno y para su comparsa. Son la “minita de oro” que las oligarquías toleran, o mejor dicho ofrecen a políticos ambiciosos y mediocres, más lo segundo que lo primero, siempre que estos respondan al servicio de sus particulares intereses.
La violenta toma de las instalaciones de Luz y Fuerza responde a dos objetivos: el primero, asegurar el cumplimiento de los compromisos del usurpador con aquellos que orquestaron el fraude electoral del 2006 y que lo que quieren es el control de la fibra óptica e imponer elevados precio al costo de la energía eléctrica que se le venderá a la CFE; y lo segundo, un intento de medir fuerza y capacidad organizativa de los sindicatos independientes y, en general, de los trabajadores y movimientos sociales frente a las nuevas agresiones que se avecinan, pues ante la incapacidad de gobernar, la administración fecalista, que nos ha sumergido en la peor crisis financiera, de la que probablemente no podamos recuperarnos en décadas, intentará por la vía de su ilegalidad rematar todas las paraestatales que tengan un interés capitalista para las oligarquías locales y para consorcio de transnacionales y un sentido de soberanía e identidad para el imaginario post revolucionario de los mexicanos.
No habrá vía legal. Los jueces avalarán rápidamente todas las acciones del usurpador desgobierno que “justifiquen” desde su ilegalidad burguesa la desaparición violenta de LyFC. Para eso se les paga y muy bien. Lo han demostrado así desde hace mucho.
Baste como ejemplo, la calificación de validez de la elecciones federales del 2006 pese a las “inconsistencias”, entre otras, las de cerca de 70 mil casillas con votos de más o de menos o la sentencia de un siglo de prisión para los ejidatarios de San Salvador Atenco y la exculpación del niño Televisa o del asesino Ulises Ruiz en la represión de Atenco y de Oaxaca, respectivamente.
El asalto a las instalaciones y el decreto de desaparición de LyFC es el aviso de cómo serán las cosas desde ahora en México.
Ilegalidad, pan y circo, más ilegalidad y circo, que pan, por supuesto. Un millar de policías militares asaltaron las instalaciones de una paraestatal vulnerando toda la autonomía sindical.
Mientras miles de enajenados “festejan la clasificación sin gloria” de una mala selección mexicana patrocinada por la compañía española: Movistar y por la gringa de Coca-Cola, al negocio mundialista del 2010, al tiempo que la cifra de ejecutados en el país rompe récord y alcanza la cantidad de 5,570 (cinco mil quinientos setenta) en lo que va del año.
Y mientras la policía federal se ocupaba de asaltar cobardemente a altas horas de la noche de un sábado, las instalaciones de Luz y Fuerza, el crimen organizado se ocupaba de ejecutar y en Los Pinos celebraban. La pregunta es: ¿Qué celebran? ¿El asalto o el récord?
Esa es nuestra “Democracia Corporation S.A.”. Nada fuera del control, nada que no sea como lo dicta la ilegalidad de la usurpación cada vez más acabadamente maquillada de dictadura.
Esperemos que el SME, los trabajadores organizados, los intelectuales alertistas, los políticos de a pie y el movimiento social, se convenzan de que con las reglas del sistema impuesto el país y el futuro están perdidos. Hoy fue Luz y Fuerza, mañana los mineros, las universidades públicas, las radios comunitarias, las cooperativas sindicales, las organizaciones civiles, Petróleos Mexicanos... Mañana seremos todos. Y de todas maneras nos van a dejar sin luz… Pero puede ser apoyando la lucha obrera por la conquista del medio de producción o por los elevados precios que nos impondrán los capitalistas acaparadores.
La ilegalidad y golpe militar son el rostro verdadero de la imposición fecalista. Rematar el país es la meta. Las oligarquías ordenan y el desgobierno, sin gloria ni razón, embiste contra los trabajadores con argumentos risibles.
Media docena de secretarías de Estado son, exactamente, lo mismo que se le achaca a Luz y Fuerza. Pero las secretarías son un negocio particular, el impostor en turno y para su comparsa. Son la “minita de oro” que las oligarquías toleran, o mejor dicho ofrecen a políticos ambiciosos y mediocres, más lo segundo que lo primero, siempre que estos respondan al servicio de sus particulares intereses.
La violenta toma de las instalaciones de Luz y Fuerza responde a dos objetivos: el primero, asegurar el cumplimiento de los compromisos del usurpador con aquellos que orquestaron el fraude electoral del 2006 y que lo que quieren es el control de la fibra óptica e imponer elevados precio al costo de la energía eléctrica que se le venderá a la CFE; y lo segundo, un intento de medir fuerza y capacidad organizativa de los sindicatos independientes y, en general, de los trabajadores y movimientos sociales frente a las nuevas agresiones que se avecinan, pues ante la incapacidad de gobernar, la administración fecalista, que nos ha sumergido en la peor crisis financiera, de la que probablemente no podamos recuperarnos en décadas, intentará por la vía de su ilegalidad rematar todas las paraestatales que tengan un interés capitalista para las oligarquías locales y para consorcio de transnacionales y un sentido de soberanía e identidad para el imaginario post revolucionario de los mexicanos.
No habrá vía legal. Los jueces avalarán rápidamente todas las acciones del usurpador desgobierno que “justifiquen” desde su ilegalidad burguesa la desaparición violenta de LyFC. Para eso se les paga y muy bien. Lo han demostrado así desde hace mucho.
Baste como ejemplo, la calificación de validez de la elecciones federales del 2006 pese a las “inconsistencias”, entre otras, las de cerca de 70 mil casillas con votos de más o de menos o la sentencia de un siglo de prisión para los ejidatarios de San Salvador Atenco y la exculpación del niño Televisa o del asesino Ulises Ruiz en la represión de Atenco y de Oaxaca, respectivamente.
El asalto a las instalaciones y el decreto de desaparición de LyFC es el aviso de cómo serán las cosas desde ahora en México.
Ilegalidad, pan y circo, más ilegalidad y circo, que pan, por supuesto. Un millar de policías militares asaltaron las instalaciones de una paraestatal vulnerando toda la autonomía sindical.
Mientras miles de enajenados “festejan la clasificación sin gloria” de una mala selección mexicana patrocinada por la compañía española: Movistar y por la gringa de Coca-Cola, al negocio mundialista del 2010, al tiempo que la cifra de ejecutados en el país rompe récord y alcanza la cantidad de 5,570 (cinco mil quinientos setenta) en lo que va del año.
Y mientras la policía federal se ocupaba de asaltar cobardemente a altas horas de la noche de un sábado, las instalaciones de Luz y Fuerza, el crimen organizado se ocupaba de ejecutar y en Los Pinos celebraban. La pregunta es: ¿Qué celebran? ¿El asalto o el récord?
Esa es nuestra “Democracia Corporation S.A.”. Nada fuera del control, nada que no sea como lo dicta la ilegalidad de la usurpación cada vez más acabadamente maquillada de dictadura.
Esperemos que el SME, los trabajadores organizados, los intelectuales alertistas, los políticos de a pie y el movimiento social, se convenzan de que con las reglas del sistema impuesto el país y el futuro están perdidos. Hoy fue Luz y Fuerza, mañana los mineros, las universidades públicas, las radios comunitarias, las cooperativas sindicales, las organizaciones civiles, Petróleos Mexicanos... Mañana seremos todos. Y de todas maneras nos van a dejar sin luz… Pero puede ser apoyando la lucha obrera por la conquista del medio de producción o por los elevados precios que nos impondrán los capitalistas acaparadores.
posted by H2AGUA at
11:43 p.m.
