Tabasco ... Ahora La CORRUPCION
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CUANDO MARTA SAHAGÚN envió a los damnificados de las provocadas inundaciones de Tabasco algunos centenares de "cubrezapatos" –la muy … ilusa, no se dio siquiera cuenta de que la gente tenía el agua por encima del cuello--, jamás imaginó que el único beneficiario de "la buena acción" de Vamos México, sería el secretario general del gobierno priísta de esa entidad.
Y es que juran y perjuran los tabasqueños que, desde el primer día del desastre, Humberto Mayans Canabal no se ha mojado siquiera los Ferragamo, Bally, Gucci, etc., que a diario presume, de acuerdo a su atuendo.
Mayans Canabal es, hoy por hoy, el prototipo del antipolítico. O del "grillo" que, para su beneficio, lucra hasta con la confianza que en él ha depositado su jefe Andrés Granier, gobernador de la entidad.
Porque justo a la mitad del desastre, cuando más de un millón 400 mil tabasqueños que lo han perdido casi todo están al borde de la desesperación, Mayans se ha revelado cual el protector del secretario de Finanzas del gobierno de ese estado, José Manuel Sáiz Pineda, quien en sociedad con el empresario Martín Alberto Medina Sonda, se apresuraban a comprar tierras en Yucatán, con recursos que no pudieron ser acreditados, lo que originó que sus operadores fueron detenidos por el Ejercito y puestos a disposición del Ministerio Público Federal.
De acuerdo a información del diario peninsular Por Esto!, el jueves 22 de noviembre a las once de la mañana, tras haber recibido un "pitazo", elementos del Ejercito Mexicano detuvieron en el aeropuerto internacional de Mérida a una aeronave Cessna 340 en la que viajaban Gerardo Beauregard Antonio y Héctor Partida González, quienes transportaban ocho millones de pesos cuyo origen no pudieron acreditar, por lo que fueron remitidos al Ministerio Público Federal y el sábado 24 por la tarde consignados al penal y puestos a disposición del juzgado correspondiente donde se resolverá su situación jurídica. Según la información del Por Esto!, los recursos eran de Medina Sonda y de su socio Sáiz Pineda.
Con o sin crisis, Granier debió haber echado de su acuática Administración a Sáiz Pineda, por sus presuntos manejos sucios de los dineros públicos.
O tal vez hasta dineros privados, porque en Tabasco siguen sin aparecer cientos de millones de pesos que la sociedad mexicana, lo mismo que la internacional, hizo llegar a las autoridades para la atención de los más urgentes problemas que ahí enfrentan.
Sí, no aparecen millones y millones. Y como siempre, nadie sabe, nadie supo.
Todo esto, después de que la ayuda en víveres, enseres, artículos de limpieza y medicamentos –por si fuera poco— que llegaron a la entidad desde todos los rincones del país, fueron reempaquetados en cajas con el distintivo de la actual administración tabasqueña, en un acto de insulso, pero eso sí reprobable, proselitismo político.
Mayans, quien gracias a Sahagún no se ha mojado los zapatos… Sáiz, quien saca de Tabasco millones de pesos en efectivo… son, hasta ahora, reos de sospecha de la corrupción que ahoga ahora a Tabasco.
¿Será, también, culpa de la luna?
CUANDO MARTA SAHAGÚN envió a los damnificados de las provocadas inundaciones de Tabasco algunos centenares de "cubrezapatos" –la muy … ilusa, no se dio siquiera cuenta de que la gente tenía el agua por encima del cuello--, jamás imaginó que el único beneficiario de "la buena acción" de Vamos México, sería el secretario general del gobierno priísta de esa entidad.
Y es que juran y perjuran los tabasqueños que, desde el primer día del desastre, Humberto Mayans Canabal no se ha mojado siquiera los Ferragamo, Bally, Gucci, etc., que a diario presume, de acuerdo a su atuendo.
Mayans Canabal es, hoy por hoy, el prototipo del antipolítico. O del "grillo" que, para su beneficio, lucra hasta con la confianza que en él ha depositado su jefe Andrés Granier, gobernador de la entidad.
Porque justo a la mitad del desastre, cuando más de un millón 400 mil tabasqueños que lo han perdido casi todo están al borde de la desesperación, Mayans se ha revelado cual el protector del secretario de Finanzas del gobierno de ese estado, José Manuel Sáiz Pineda, quien en sociedad con el empresario Martín Alberto Medina Sonda, se apresuraban a comprar tierras en Yucatán, con recursos que no pudieron ser acreditados, lo que originó que sus operadores fueron detenidos por el Ejercito y puestos a disposición del Ministerio Público Federal.
De acuerdo a información del diario peninsular Por Esto!, el jueves 22 de noviembre a las once de la mañana, tras haber recibido un "pitazo", elementos del Ejercito Mexicano detuvieron en el aeropuerto internacional de Mérida a una aeronave Cessna 340 en la que viajaban Gerardo Beauregard Antonio y Héctor Partida González, quienes transportaban ocho millones de pesos cuyo origen no pudieron acreditar, por lo que fueron remitidos al Ministerio Público Federal y el sábado 24 por la tarde consignados al penal y puestos a disposición del juzgado correspondiente donde se resolverá su situación jurídica. Según la información del Por Esto!, los recursos eran de Medina Sonda y de su socio Sáiz Pineda.
Con o sin crisis, Granier debió haber echado de su acuática Administración a Sáiz Pineda, por sus presuntos manejos sucios de los dineros públicos.
O tal vez hasta dineros privados, porque en Tabasco siguen sin aparecer cientos de millones de pesos que la sociedad mexicana, lo mismo que la internacional, hizo llegar a las autoridades para la atención de los más urgentes problemas que ahí enfrentan.
Sí, no aparecen millones y millones. Y como siempre, nadie sabe, nadie supo.
Todo esto, después de que la ayuda en víveres, enseres, artículos de limpieza y medicamentos –por si fuera poco— que llegaron a la entidad desde todos los rincones del país, fueron reempaquetados en cajas con el distintivo de la actual administración tabasqueña, en un acto de insulso, pero eso sí reprobable, proselitismo político.
Mayans, quien gracias a Sahagún no se ha mojado los zapatos… Sáiz, quien saca de Tabasco millones de pesos en efectivo… son, hasta ahora, reos de sospecha de la corrupción que ahoga ahora a Tabasco.
¿Será, también, culpa de la luna?