Lo que sabe Ramón
Cuentan, pajarracos, que allá por los principios de 1994, en una habitación de la colonial hacienda de La Trinidad, en las afueras de Guanajuato, cuatro personas se encerraron para tratar de armar un plan político que tenía grandes ambiciones. Elías Villegas, Marta Sahagún Jiménez y Ramón Muñoz Gutiérrez habían llevado hasta el apacible lugar a un Vicente Fox Quesada que entonces estaba “en huelga política”, en un retiro que había anunciado definitivo, tras su derrota en la elección para la gubernatura guanajuatense en 1991.
Villegas, un conocido líder del Yunque en Guanajuato; Muñoz, un sicólogo con experiencia en teorías motivacionales; y Marta Sahagún, una entusiasta militante del PAN en Celaya que había participado en la campaña foxista de 91, habían trazado un plan para convencer a Fox no sólo de que regresara a la política, sino para sacarlo de las profundas depresiones que por esos años habían minado su ánimo, producto de la ruptura de su matrimonio con Lilián de la Concha.
En aquel cónclave poco conocido y que duró varios días, pajaritos, los tres personajes en cuestión casi le dieron una terapia al depresivo Fox. Lo convencieron de que tenía un gran futuro político por delante, que la gente estaba esperando que regresara a buscar la gubernatura y reivindicara el fraude que le habían cometido tres años atrás; y fue en ese encuentro donde por primera vez, en las voces seductoras de Muñoz, Villegas y Sahagún, Vicente Fox escuchó el canto de las sirenas y se convenció de que no sólo podía ser gobernador de Guanajuato, sino Presidente de México en un futuro no muy lejano.
Ese es el tamaño de la influencia que llegó a tener Ramón Muñoz en el oído y el ánimo del hombre que desgobernó a este país el sexenio pasado. De Marta ya ni hablamos, pajarracos, ustedes saben que lo suyo iba mucho más allá de la influencia política. Pero en el caso del hoy senador Muñoz, entre su habilidad como sicólogo y su capacidad para manipular a Fox y moverse siempre tras bambalinas, lo convirtieron en un personaje clave en las investigaciones en contra del ex presidente.
Todo esto viene a cuento, pajarracos, porque el nombre de Ramón Muñoz ha vuelto a salir a relucir en las indagatorias contra Fox. La revelación de EL UNIVERSAL que lo involucra en las irregularidades del programa Enciclomedia, ayer provocó que los diputados de la comisión que investiga al ex presidente hablara de llamarlo a declarar en las indagatorias.
Muñoz ha dicho, pajarracos, que él no sirve a Fox ni lo defiende. Pero ¡tómala barbón!, por más que lo niegue, la información que él tiene sobre lo ocurrido en el sexenio pasado, sobre la forma de operar de Marta Sahagún y sus hijos, sobre los contratos en Pemex y el tráfico de influencias, sobre las audiencias cobradas en Los Pinos, sobre los regalos y comodatos de empresarios, además de los millonarios donativos a Vamos México, es mucha y suficiente para armar el rompecabezas de la corrupción cometida el sexenio pasado.
EL BAÚL DEL DUENDE... Qué bárbaro el carnal Marcelo. Ayer en su Informe se veía de lo más rebosante y contento porque las sirenas de las encuestas le dicen que su estilo peculiar de gobernar —pan y circo le llamaban los romanos, “esparcimiento popular”, le llama él— está teniendo resultados inmediatos. De que es listo, hasta sus enemigos lo reconocen; de que está construyendo una candidatura para 2012, ni dudarlo; ahora, que vaya a resolver los problemas de la ciudad, eso es otra cosa… A propósito, el que parece haber desaparecido de la escena es el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. Nomás le quitaron los spots de televisión y las millonadas que pagaba —¿o sigue pagando?— a las empresas de televisión y el político de la carita se diluye. Y si, como dicen, el tal Peña también suspira por el 2012, más vale que vaya mostrando que tiene estrategia para sobrevivir sin la televisión o si no, ya puede olvidarse de sus sueños presidenciales. ¡Se los firmo y se los cumplo!.. Gracias por sus mensajes, pajarracos. Los sigo leyendo en el castillo con La Mafufa a un lado y mi fiel perro a los pies de mi cama. Regresaré. Ja, ja, ja, ja.
Villegas, un conocido líder del Yunque en Guanajuato; Muñoz, un sicólogo con experiencia en teorías motivacionales; y Marta Sahagún, una entusiasta militante del PAN en Celaya que había participado en la campaña foxista de 91, habían trazado un plan para convencer a Fox no sólo de que regresara a la política, sino para sacarlo de las profundas depresiones que por esos años habían minado su ánimo, producto de la ruptura de su matrimonio con Lilián de la Concha.
En aquel cónclave poco conocido y que duró varios días, pajaritos, los tres personajes en cuestión casi le dieron una terapia al depresivo Fox. Lo convencieron de que tenía un gran futuro político por delante, que la gente estaba esperando que regresara a buscar la gubernatura y reivindicara el fraude que le habían cometido tres años atrás; y fue en ese encuentro donde por primera vez, en las voces seductoras de Muñoz, Villegas y Sahagún, Vicente Fox escuchó el canto de las sirenas y se convenció de que no sólo podía ser gobernador de Guanajuato, sino Presidente de México en un futuro no muy lejano.
Ese es el tamaño de la influencia que llegó a tener Ramón Muñoz en el oído y el ánimo del hombre que desgobernó a este país el sexenio pasado. De Marta ya ni hablamos, pajarracos, ustedes saben que lo suyo iba mucho más allá de la influencia política. Pero en el caso del hoy senador Muñoz, entre su habilidad como sicólogo y su capacidad para manipular a Fox y moverse siempre tras bambalinas, lo convirtieron en un personaje clave en las investigaciones en contra del ex presidente.
Todo esto viene a cuento, pajarracos, porque el nombre de Ramón Muñoz ha vuelto a salir a relucir en las indagatorias contra Fox. La revelación de EL UNIVERSAL que lo involucra en las irregularidades del programa Enciclomedia, ayer provocó que los diputados de la comisión que investiga al ex presidente hablara de llamarlo a declarar en las indagatorias.
Muñoz ha dicho, pajarracos, que él no sirve a Fox ni lo defiende. Pero ¡tómala barbón!, por más que lo niegue, la información que él tiene sobre lo ocurrido en el sexenio pasado, sobre la forma de operar de Marta Sahagún y sus hijos, sobre los contratos en Pemex y el tráfico de influencias, sobre las audiencias cobradas en Los Pinos, sobre los regalos y comodatos de empresarios, además de los millonarios donativos a Vamos México, es mucha y suficiente para armar el rompecabezas de la corrupción cometida el sexenio pasado.
EL BAÚL DEL DUENDE... Qué bárbaro el carnal Marcelo. Ayer en su Informe se veía de lo más rebosante y contento porque las sirenas de las encuestas le dicen que su estilo peculiar de gobernar —pan y circo le llamaban los romanos, “esparcimiento popular”, le llama él— está teniendo resultados inmediatos. De que es listo, hasta sus enemigos lo reconocen; de que está construyendo una candidatura para 2012, ni dudarlo; ahora, que vaya a resolver los problemas de la ciudad, eso es otra cosa… A propósito, el que parece haber desaparecido de la escena es el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. Nomás le quitaron los spots de televisión y las millonadas que pagaba —¿o sigue pagando?— a las empresas de televisión y el político de la carita se diluye. Y si, como dicen, el tal Peña también suspira por el 2012, más vale que vaya mostrando que tiene estrategia para sobrevivir sin la televisión o si no, ya puede olvidarse de sus sueños presidenciales. ¡Se los firmo y se los cumplo!.. Gracias por sus mensajes, pajarracos. Los sigo leyendo en el castillo con La Mafufa a un lado y mi fiel perro a los pies de mi cama. Regresaré. Ja, ja, ja, ja.