Conjeturas
Con su derecho, no precisamente corporativo como lo quiere presentar el Consejo Coordinador Empresarial, sino individual, de cuestionar ante los tribunales la Reforma Electoral aprobada por el Congreso General y los Congresos de la Federación en su función de Constituyente para introducir reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, buscan los empresarios presentar un alegato de supuestas violaciones a la libertad de expresión, el derecho a la información y el derecho de tomar parte en los asuntos políticos del país.
Lo anterior fundado, sesudamente, dicen, en que les impiden financiar propaganda electoral, particularmente en el duopolio televisivo y sus ramales radiofónicos, en los términos de ataques virulentos contra los partidos y los candidatos que no sean de su agrado ideológico. Los intereses creados entre esos sectores para, finalmente, pagar agresiones propagandísticas, como sucedió en la pasada campaña electoral que ha dejado a la nación muy polarizada tras una elección reñida que dejó serias dudas sobre su legalidad y legitimidad, es lo que de nueva cuenta buscan concesionarios de esos medios de comunicación y quienes tienen dinero de sobra para comprar propaganda perversamente antidemocrática.
Se trata de cobijarse con los derechos a la libertad de expresión, de información y de participación política, para emprender los abusos contra esos derechos.
Los empresarios con dinero para pagar propaganda, pseudoargumentan que les impiden a los ciudadanos en general ejercer la libertad de expresión al impedirles que puedan financiar, directa e indirectamente, contracampañas electorales, como las que llevaron a cabo en la última elección presidencial que llegó a extremos neofascistas, nazis, en los términos de la propaganda que implantó el teórico de Hitler y ministro de Propaganda del nacioalsocialismo Joseph Goebbels.
Existe mucha literatura sobre el uso de la propaganda para difamar a los adversarios; pero, sobre todo, sobresalen las investigaciones de esa peste publicitaria durante el nazismo. Un ensayo esclarecedor sobre el tema es el de Leonard W. Doob: Goebbels y sus principios propagandísticos, arsenal de quienes ahora atacan las reformas constitucionales, como lo hicieron en su momento los seguidores de Hitler para acabar con la Republica y la Constitución de Waimar.
Así que lo que está en marcha es el enésimo golpismo mediático de las televisoras, éstas tratan de amedrentar al Congreso General y de las entidades que se constituyeron en Constituyente para reformar con innovaciones democráticas el uso de la propaganda y cortaron de tajo el botín multimillonario que pagaban para revivir a Goebbels.