La triple embestida
La Jornada Jalisco
El año que está por comenzar se augura, como el que termina, negro y lleno de tempestades para los sectores más pobres del país. Ciertamente 2007 significó un constante deterioro en las condiciones de vida y de trabajo de millones de mexicanos. El golpe no fue de un solo tajo como ocurrió con los llamados “errores de diciembre” en 1994; sin embargo, nuestra economía se encuentra casi tan colapsada como en aquellos tiempos y las condiciones de subsistencia de los trabajadores y sus familias están por los suelos.
A pesar de lo anterior el presidente Calderón y la oligarquía que éste representa siguen obcecados en aplicar las políticas neoliberales que en tan solo un cuarto de siglo han destruido a México. Para el año de 2008 el siniestro guión de la tragedia neoliberal tendrá tres capítulos estelares.
1. En primer lugar el gobierno mexicano, apoyado en sus fuerzas de seguridad pública y en los paramilitares de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC), seguirá aplicando en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) una doble política consistente en 1) la ocupación –ya sea por la vía “legal” agraria o en forma violenta– de los territorios bajo control zapatista y 2) la aniquilación de las bases de apoyo del EZLN por medio del desmantelamiento físico de las comunidades zapatistas y la dispersión geográfica de la población indígena que habita dichas comunidades; lo anterior sobre todo después de más de una década en que la cooptación de los insurgentes ha resultado en puros fracasos para el gobierno y sus programas de supuesta “asistencia social”.
La feroz ofensiva gubernamental en contra del EZLN no tiene parangón con otras ocurridas en el pasado, pues, se trata de aniquilar la resistencia más importante en contra del poder neoliberal en nuestro país, fuente de inspiración permanente para las luchas anticapitalistas del pueblo de México en contra de quienes lo explotan cotidianamente.
Por lo mismo el gobierno de Calderón, siempre apoyado en el gobierno chiapaneco, no ha dudado en aplicar tácticas militaristas genocidas en contra del zapatismo, comparables con las ejecutadas por Estados Unidos en Vietnam o por el ejército porfirista en contra de la población civil zapatista en el Morelos de la Revolución Mexicana.
La política de “aldeas estratégicas y tierras arrasadas” que hace casi un siglo practicó Victoriano Huerta en contra de Zapata y sus seguidores, en las nuevas y “asépticas” circunstancias de la democracia mexicana, sigue siendo la propuesta de paz de quienes detentan el poder en contra de los indígenas legítimamente sublevados.
2. El régimen calderonista y sus jilgueros, sobre todo Televisa y Televisión Azteca, seguirán insistiendo en la realización inmediata de las llamadas reformas estructurales cuyo fin principal es poner en manos de los grandes capitales trasnacionales el petróleo y la electricidad, recursos que constitucionalmente corresponden al dominio exclusivo de la nación.
De hecho la “aplaudida” reforma a la ley del ISSSTE fue la primera fase en el nuevo capítulo de la entrega del patrimonio nacional. El Fobaproa de Zedillo, el rescate carretero, la simulada “expropiación” de los ingenios cañeros y las incontables transas del matrimonio Fox han demostrado, una y otra vez, que nuestros gobernantes son cómplices, cuando no partes activas, de la rapacidad empresarial en estos tiempos de crudeza neoliberal.
3. La plena apertura comercial del campo mexicano a partir del año 2008, en virtud de lo que estipula el Tratado de Libre Comercio (TLC), no augura sino la destrucción aún más violenta y masiva de la economía nacional y de nuestra soberanía alimentaria, así como la migración, todavía mayor, de la población indígena y campesina.
El gobierno mexicano ha aceptado la entrada en vigor de la nueva fase del TLC a sabiendas de que nuestra economía es incapaz de competir con la de Estados Unidos y con pleno conocimiento de que la agricultura del vecino país del norte se encuentra, a diferencia de la nuestra, fuertemente subsidiada. Luego entonces, la intención de nuestra clase gobernante y de la llamada oligarquía neoliberal no es otra que la destrucción de México para favorecer los gordos intereses del capitalismo mundial.
El año que está por comenzar se augura, como el que termina, negro y lleno de tempestades para los sectores más pobres del país. Ciertamente 2007 significó un constante deterioro en las condiciones de vida y de trabajo de millones de mexicanos. El golpe no fue de un solo tajo como ocurrió con los llamados “errores de diciembre” en 1994; sin embargo, nuestra economía se encuentra casi tan colapsada como en aquellos tiempos y las condiciones de subsistencia de los trabajadores y sus familias están por los suelos.
A pesar de lo anterior el presidente Calderón y la oligarquía que éste representa siguen obcecados en aplicar las políticas neoliberales que en tan solo un cuarto de siglo han destruido a México. Para el año de 2008 el siniestro guión de la tragedia neoliberal tendrá tres capítulos estelares.
1. En primer lugar el gobierno mexicano, apoyado en sus fuerzas de seguridad pública y en los paramilitares de la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC), seguirá aplicando en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) una doble política consistente en 1) la ocupación –ya sea por la vía “legal” agraria o en forma violenta– de los territorios bajo control zapatista y 2) la aniquilación de las bases de apoyo del EZLN por medio del desmantelamiento físico de las comunidades zapatistas y la dispersión geográfica de la población indígena que habita dichas comunidades; lo anterior sobre todo después de más de una década en que la cooptación de los insurgentes ha resultado en puros fracasos para el gobierno y sus programas de supuesta “asistencia social”.
La feroz ofensiva gubernamental en contra del EZLN no tiene parangón con otras ocurridas en el pasado, pues, se trata de aniquilar la resistencia más importante en contra del poder neoliberal en nuestro país, fuente de inspiración permanente para las luchas anticapitalistas del pueblo de México en contra de quienes lo explotan cotidianamente.
Por lo mismo el gobierno de Calderón, siempre apoyado en el gobierno chiapaneco, no ha dudado en aplicar tácticas militaristas genocidas en contra del zapatismo, comparables con las ejecutadas por Estados Unidos en Vietnam o por el ejército porfirista en contra de la población civil zapatista en el Morelos de la Revolución Mexicana.
La política de “aldeas estratégicas y tierras arrasadas” que hace casi un siglo practicó Victoriano Huerta en contra de Zapata y sus seguidores, en las nuevas y “asépticas” circunstancias de la democracia mexicana, sigue siendo la propuesta de paz de quienes detentan el poder en contra de los indígenas legítimamente sublevados.
2. El régimen calderonista y sus jilgueros, sobre todo Televisa y Televisión Azteca, seguirán insistiendo en la realización inmediata de las llamadas reformas estructurales cuyo fin principal es poner en manos de los grandes capitales trasnacionales el petróleo y la electricidad, recursos que constitucionalmente corresponden al dominio exclusivo de la nación.
De hecho la “aplaudida” reforma a la ley del ISSSTE fue la primera fase en el nuevo capítulo de la entrega del patrimonio nacional. El Fobaproa de Zedillo, el rescate carretero, la simulada “expropiación” de los ingenios cañeros y las incontables transas del matrimonio Fox han demostrado, una y otra vez, que nuestros gobernantes son cómplices, cuando no partes activas, de la rapacidad empresarial en estos tiempos de crudeza neoliberal.
3. La plena apertura comercial del campo mexicano a partir del año 2008, en virtud de lo que estipula el Tratado de Libre Comercio (TLC), no augura sino la destrucción aún más violenta y masiva de la economía nacional y de nuestra soberanía alimentaria, así como la migración, todavía mayor, de la población indígena y campesina.
El gobierno mexicano ha aceptado la entrada en vigor de la nueva fase del TLC a sabiendas de que nuestra economía es incapaz de competir con la de Estados Unidos y con pleno conocimiento de que la agricultura del vecino país del norte se encuentra, a diferencia de la nuestra, fuertemente subsidiada. Luego entonces, la intención de nuestra clase gobernante y de la llamada oligarquía neoliberal no es otra que la destrucción de México para favorecer los gordos intereses del capitalismo mundial.