Y LAS MUERTAS DE CIUDAD JUAREZ, YA RECIBIERON JUSTICIA?

Ricardo Andrade Jardí
martes, 31 de julio de 2007

Democracia ¿sin justicia?

Temprano por la mañana salió del pequeño cuarto habitación que ella hacía llamar casa, rumbo al supermercado, como todos los martes de quincena. La encontraron tres semanas después en estado de putrefacción en el desierto de Ciudad Juárez, Glendelia, Pamela, Rosa, Laura, Susana, Dora, Mónica, Claudia, Martha, María, Bárbara, Juana, Silvia, Adela, Georgina..., su nombre, en realidad, importa poco.

Es una más de las casi 400 mujeres asesinadas en la frontera de México-Estados Unidos, que mal conocemos como las muertas de Juárez, como si nunca hubieran sido nada hasta el momento en que fueron encontradas en la soledad de aquel inhóspito desierto ya de mala fama conocido; incluso los Tigres del Norte han trascendido las fronteras de nuestra música con un tema al respecto, que lo mismo se ha escuchado en Berlín que en Buenos Aires, en Madrid que en Managua. Las mujeres asesinadas en Chihuahua a las que se les suman las de Sonora, Coahuila, Estado de México, Chiapas, Distrito Federal, etc., son parte del costoso precio que los mexicanos hemos tenido que pagar por formar parte del "Club de la "Democracia Corporation S.A." y para emerger como un país en prosperidad económica, un país que hasta el jefe de gobierno de la monarquía española se ha atrevido a calificar de "demócrata gracias a la fuerza de sus instituciones", fuerza que no es otra cosa que impunidad, corrupción y mentira. Pero el jefe de gobierno español no asume el costo de sus mediocres palabras, así como así, la impunidad es también para ellos; son en su mayoría empresas gringas y españolas las que más beneficio encuentran en las redes de impunidad y corrupción de nuestra calificada y aprobada democracia. ¿Por qué esperar otro tipo de declaraciones de la social democracia europea?

Pero, cuando los Zapatero o los Aznar, desde las derechas o los centro izquierda europeos, califican nuestra usurpada democracia como "un avance ejemplar para el continente", asumen entonces que las mujeres de Juárez, las cientos de mujeres asesinadas con saña y violencia desmedida sin que nadie pueda ni quiera parar la carnicería no son nada, no importan sus efímeras vidas, el dolor familiar de sus ausencias, el calvario que seguramente pasaron antes de encontrarse con su trágico y final destino; no son más que el ejemplo de la nueva democracia universal donde lo que importa no son las personas y su vida, sino los negocios y la rentabilidad que la impunidad y corrupción garantice para la prosperidad de los mismos. Esa es la democracia global que tanto promueven los países miembros de la Europa Unida.

Es así como se invadió al oprimido Irak, hoy tan democrático, que nadie está seguro de sobrevivir hasta el día siguiente. Pero sin duda hemos dado un paso más en "nuestra incansable lucha por conquistar la democracia plena", nuestro desgobierno usurpador ha emprendido una lucha feroz contra el terrorismo y la delincuencia organizada, esa es la lucha que Zapatero promete apoyar, el único problema con nuestra "democracia" es que justamente las cosas son al revés, la delincuencia organizada está del lado de quien dice combatirla y el terrorismo no es otro que el impuesto por la ilegitimidad de quienes se presumen "gobierno", por eso la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada, en México, no es otra cosa que la persecución represora contra toda forma de disidencia social, contra toda forma de oposición u organización fuera del control del usurpador sistema.

Las mujeres asesinadas en Juárez son un ejemplo "grandioso" de nuestras instituciones, es decir, de la tan pregonada "democracia", por eso cada vez que alguien desde el exterior avala nuestra "ejemplar democracia", habría que recordarle nuestra realidad, recordarle que todo apoyo a la usurpación es un aval de la impunidad de un sistema que nos obliga a enterrar a nuestros muertos siempre sin justicia.

Millones de ciudadanos mexicanos hemos sabido, y pretendemos evidenciarlo por todos los rincones del planeta, que: donde no hay justicia no habrá "democracia" que valga, por más esfuerzos que pongan los representantes de derecha o izquierda del estado monárquico que pretendan, para sus fines, justificar lo injustificable.