DEL EDITORIAL DE LA REVISTA SIEMPRE

Gordillo chantajea al Presidente

La entrevista que concedió la sempiterna líder sindical Elba Esther Gordillo para acusar a la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, de los ataques recientes que ha recibido y descalificarla como funcionaria porque “no sabe nada de educación”, es más reveladora, desde el punto de vista político y psicológico, de lo que se cree.

Gordillo aprovecha la entrevista para lanzar al gobierno de Felipe Calderón un golpe y una advertencia. Utiliza a Vázquez Mota para decirle al Presidente: es usted un ingrato y su gabinete un inepto. Si no me entrega la Secretaría de Educación Pública (SEP) completa, donde mi yerno o alguien de mi confianza —“un pedagogo”— sustituya a esa mujer que “es gente educada, decente, pero que no sabe nada del tema”, me dedicaré a causarle problemas.

La amenaza puede leerse entre líneas: “¿cuánto le debe electoralmente Felipe Calderón?”, le pregunta el enviado, a lo que la maestra responde: “A mí, nada. A los maestros, mucho. Políticamente nos va a deber algo todos los días y estamos dispuestos a contribuir. No vamos a hacer movimientos que desestabilicen a la nación”. Es decir, escúchelo bien, señor presidente: o me paga políticamente lo que me debe o le extiendo el incendio de Oaxaca al resto de la República. Más claro, ni el agua.

Las expresiones de Gordillo son las de una chantajista profesional. Durante el sexenio pasado y el proceso electoral 2006 se dedicó a exponenciar las bondades del gobierno foxista y los atributos de Calderón a quien siempre consideró el mejor candidato. Hoy, en cambio—cuando su yerno, Fernando González, no es el titular de Educación Pública, aunque sí el subsecretario más importante—, considera que los panistas son en el gobierno “una burocracia incapaz”, a reserva, por supuesto, de poder cambiar de opinión si las condiciones se modifican a su favor.

La presidenta vitalicia del SNTE critica también la política económica de Calderón y le dice que no es un líder. “Yo creo que este neoliberalismo salvaje que viene empobreciendo tanto a los países ya está demostrando su fracaso. Pero (para guiar el cambio) se requiere un hombre realmente líder”. ¿Por qué, entonces, valdría la pena preguntarle a la sempiterna, apoyó la candidatura de un político al que Gordillo —si no le entregan pronto la cabeza de Vázquez Mota— está a punto de colocar en la escala más inferior de la mediocridad?

Así como hay asesinos, también hay traidores seriales. Gordillo comienza a repetir con Calderón la misma conducta que tuvo con su principal benefactor, Carlos Jongitud Barrios, y con muchos otros que la ayudaron a construir su fortuna y carrera política. Calderón y Roberto Madrazo cometieron el mismo error: recurrieron a Gordillo para resolver un problema electoral y se olvidaron de que el cobro iba a ser al viejo estilo gangsteril: o me das lo que yo diga o me pagas con tu vida y honor.

Entregar la SEP a Gordillo no sólo sería un error político, sino un crimen de Estado. Significaría poner la conciencia del pueblo de México en manos de un cacicazgo que ha utilizado la educación pública para enriquecerse y acumular poder. Calderón ha dicho que su gobierno no acepta amenazas ni chantajes del narcotráfico o de empresarios traficantes como Zhenli Ye Gon. ¿Por qué, entonces, los tolera de quien tiene un largo historial de corrupción sindical?