ESTO ES DE DAR UNA TREMENDA RISA
Clases de Biblia a los funcionarios de Jalisco
Guillermo García Oropeza
Un pequeño escándalo, pero muy sintomático de lo que sucede en el México calderoniano, se ha dado en Jalisco. Sucede que el gobernador, Emilio González Márquez, del que se ha repetido que es miembro del Yunque, ha organizado unos cursos de Biblia para sus principales funcionarios. Estos cursos —impartidos por profesores de la UNIVA, el Arzobispado y se anuncia como “la Universidad Católica”—, tienen lugar en la Casa Jalisco, residencia oficial del gobernador del estado.
Ante la crítica de los medios, Emilio González ha tenido una respuesta lapidaria: “Prefiero tener un funcionario público con principios y valores morales que uno con capacidad técnica que no tenga estos principios y estos valores”.
Y continúa: “Yo creo que la gente que tiene sentido de trascendencia respeta los derechos humanos, se compromete a trabajar por los que menos tienen el que sabe que hay un Creador no roba, no mata, no engaña, no miente…”. ¡Qué bonito!
Y es que don Emilio González Márquez ha descubierto, después de Platón, la república ideal. Para el griego, el conocimiento de la filosofía era la precondición para tener buenos gobernantes. Para el gobernador jalisciense, basta con que tengan principios y valores morales. Católicos, por supuesto. Y para lograr esto les manda dar clases de Biblia lo que me recuerda las Sunday schools norteamericanas a una de las cuales sin duda asistió George Bush.
El tema es jugoso y uno se podría preguntar si la lectura de la Biblia puede lograr esas maravillas porque de serlo así habría que hacer de este programa algo nacional.
Que el gabinete de Calderón, incluído, claro, el secretario de Gobernación se iniciarán en la lectura de Reyes, Eclesiastés, Exodo; aunque para Carstens quizá el libro idóneo fuera Números. Que Josefina memorizara Sabiduría y el secretario de la Defensa, Macabeos. Y lo escribo con todo el respeto por la Escritura la que, por cierto, leo todos los días. Pero a mí no me ha hecho el milagro y sigo siendo pecador, hasta donde mi naturaleza y años me lo permiten.
Pero no quiero perderme en fáciles ironías, pero sí refutar el infantil optimismo del gobernador de Jalisco que afirma que el que cree en un Creador, no roba, no mata, respeta los derechos humanos, trabaja por los pobres… ¡Por favor! Si la historia está llena de hombres de poder creyentes que han robado, matado, explotado a los débiles. De Constantino en adelante hasta llegar a Franco… y a George Bush, ese “cristiano vuelto a nacer”. Pues no, mi gobernador, el asunto del mal es más complicado, mucho, mucho me temo.