CONJETURAS
Orellana Wiarco, golpeador de periodistas
Alvaro Cepeda Neri
Desde el “cuarto de guerra” de Los Pinos, donde Mouriño, Cortázar y Nava integran el Grupo Rasputín, continúa el reparto del poder presidencial. Todos los funcionarios deben recabar la aprobación de ese trío hasta para los nombramientos más insignificantes. El mismo Calderón ordenó que fueran calderonistas probados y panistas comprobados. Y los priístas coptados deberían deslindarse de su partido (Diódoro Carrasco renunció para servir a Elba-SNTE).
Al caballo cansado de Juan de Dios Castro lo mandaron a la Subprocuraduría de Derechos Humanos en la PGR, de quien depende la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra los Periodistas. Mouriño apoyó el nombramiento del compadre de Castro: Octavio Orellana Wiarco. Suprocurador y fiscal se la pasan de vacaciones. Sólo recetándonos que desde el último año del foxismo, se cometieron 170 delitos contra periodistas, como consigna el reportero Enrique Méndez (La Jornada, 13/VII/07).
Castro y su protegido Orellana Wiarco —como expuse en la columna del Defensor del Periodista (Contralínea, 30/VI/07)— de misa los domingos y temerosos de sus dioses, archivan las denuncias y, de los más connotados asuntos, como el de Lydia Cacho contra el gobernador Mario Marín y el de este columnista contra Robinson-Bours, hacen como que siguen activas a través de averiguaciones que integrarían otro capítulo de La historia interminable de Michael Ende.
Orellana Wiarco fue citado por la comisión de diputados federales que da seguimiento a las agresiones contra periodistas. Les echó su rollo y se molestó porque once legisladores no se presentaron a escucharlo. Al concluir huyó, empujando, golpeando y gritando desaforadamente a los reporteros que quisieron entrevistarlo...
“Se metió a la cocina, pasó entre meseros, cocineros y estufas, salió por el baño y así, literalmente, logró escapar”. El fiscal y sus policías aumentaron a 171 las agresiones.
Un individuo así no debe permanecer en el cargo, y siendo juez y parte no hay instancia para fincarle responsabilidades, además de la impunidad que le otorgan Juan de Dios Castro y Mouriño.
Orellana Wiarco no va a renunciar. Ni lo van a cesar. Ni por sus agresiones a estos periodistas, lo investigarán para consignarlo ante el tribunal competente. Los calderonistas son la continuidad de los foxistas, cuyo factor común es la ideología fascista de El Yunque. Y odian, con censuras, intolerancias y agresiones, las libertades de prensa. Estamos en manos de la barbarie de las derechas.