EN YUCATAN ES LA MISMA GATA, NA MAS QUE REVOLCADA
María Teresa Jardí
martes, 31 de julio de 2007
Para creer en los milagros
Llegó el que tendría que ser un gran día para Yucatán, sin duda. Pero, como ya hemos comprobado los mexicanos: un cambio de partido, en México, nada significa.
Para que Fox hubiera pasado a la historia como el estadista, que no podía ser, consagrando al PAN como el partido demócrata, que no es, habría bastado con que no robaran de manera tan descarada y con dejar que la gente eligiera el partido que quería mayoritariamente para el relevo e incluso es muy probable que la gente hubiera preferido que el PAN siguiera gobernado.
No fue así y llegamos a un desgobierno usurpador que para justificar el increíble affaire, que lo del chino destapa, se cambian hasta las pruebas en el Código Penal y el cuchillo cebollero con el que se degolló a la señora de la esquina ya no es prueba y puede ser usado en la cocina del vecino o en la del propio asesino sin problema.
Es difícil, muy difícil creer que Ivonne Ortega no vaya a ser más de lo mismo. Se corrompió el sistema político por completo y es falso que sea una fiesta ciudadana su asunción al poder en un país donde la tristeza en la cara de los ciudadanos es el reflejo incluso de la escasez de comida en sus mesas.
No lo tiene fácil Ivonne Ortega. Pero tampoco es imposible. Bastaría con ordenar al procurador del Estado que abra la investigan sobre el crimen de Pánfilo Novelo y sus acompañantes, cosa del todo fácil, porque las investigaciones están hechas por el POR ESTO! y al Ministerio Público sólo le resta comprobar algunos datos y consignar la averiguación no consignada para que el juez dicte las órdenes respectivas de aprehensión correspondientes, para que se haga justicia en ese caso y los otros casos y para que en Yucatán las cosas sean diferentes a las del resto del país menos afortunado.
Basta con meter a la cárcel al peor de los Patrón Laviada, tan delincuentes todos, para que Yucatán inicie el milagro de dar reversa en la construcción nuevamente del entramado ético de las instituciones que hoy no existen.
Pero Ivonne Ortega pertenece al PRI, el partido en el que tiene como pares incluso a asesinos y pederastas, amén de tahúres de la peor de las calañas, tolerados por el usurpador panista desgobierno federal porque así conviene a sus intereses, igual de corruptos y corruptores y asesinos y tahúres que los priístas, hermanados en el PRIAN, al que están dispuestos a facilitarle las cosas para que nada cambie el PRD que sueña con alcanzar el poder para ser más de lo mismo.
Es difícil creer en los milagros y si Ivonne Ortega fuera realmente una gobernante que propiciara un cambio, aunque sólo fuera para atrás, es decir, a la época de Cervera, un cacique, sí, amén de su tío, pero quien no permitió ni la venta de droga al menudeo en aras de no convertir en adicta a la juventud yucateca y quien no corrompió a la policía ni al Poder Judicial, como si se hizo por el PAN con Patricio Patrón Laviada a la cabeza, habría que creer que los milagros existen.
Es difícil. Pero no imposible. Basta con apostarle a la ética como el principio universal que es y con hacer cumplir las leyes, dando marcha atrás en los absurdos decretos que como arreglo de última hora se han venido haciendo los Patrón Laviada para protección de ellos y de todos sus compinches. Aplicar la ley con castigos impecables, pero también implacables, con los responsables, entre otras cosas, de que los dueños de un conocido hotel, empresarios yucatecos, sufran hoy la pesadilla de tener una hija desaparecida.
Es tiempo de no permitir los taxis tolerados que inaugurarán los secuestros exprés, sin duda, en Mérida y quizá en otros lugares del Estado también, dando marcha atrás de inmediato en el decreto que los permite.
Lo de menos son los escoltas vitalicios que se asignara Patricio. De ese tamaño es el miedo que tiene por lo mucho que debe y no se trata de dejarlo desprotegido para que los asesinen sus compinches.
Patricio Patrón Laviada y sus hermanos deben pagar con la cárcel por cada uno de los delitos que se le puedan comprobar que cometieron, al igual que Roberto Hernández, asesino incluso de perros y gatos, aunque haya pagado para cometer ese crimen atroz que lo exhibe como lo que es.
En las investigaciones está un futuro promisorio para Yucatán. En las investigaciones está el que los yucatecos podamos creer en los milagros.
Mientras que de no iniciar el gobierno priísta de inmediato con las investigaciones correspondientes al manejo ilegal, inmoderado e innoble del poder del periodo que acaba, anunciará que Yucatán está condenado a seguirse adentrando en el Infierno, porque Ivonne Ortega negoció con el delincuente que ayer salió de Palacio de Gobierno despreciado por el pueblo que tan mal gobernó. Ivonne Ortega tiene la palabra.
martes, 31 de julio de 2007
Llegó el que tendría que ser un gran día para Yucatán, sin duda. Pero, como ya hemos comprobado los mexicanos: un cambio de partido, en México, nada significa.
Para que Fox hubiera pasado a la historia como el estadista, que no podía ser, consagrando al PAN como el partido demócrata, que no es, habría bastado con que no robaran de manera tan descarada y con dejar que la gente eligiera el partido que quería mayoritariamente para el relevo e incluso es muy probable que la gente hubiera preferido que el PAN siguiera gobernado.
No fue así y llegamos a un desgobierno usurpador que para justificar el increíble affaire, que lo del chino destapa, se cambian hasta las pruebas en el Código Penal y el cuchillo cebollero con el que se degolló a la señora de la esquina ya no es prueba y puede ser usado en la cocina del vecino o en la del propio asesino sin problema.
Es difícil, muy difícil creer que Ivonne Ortega no vaya a ser más de lo mismo. Se corrompió el sistema político por completo y es falso que sea una fiesta ciudadana su asunción al poder en un país donde la tristeza en la cara de los ciudadanos es el reflejo incluso de la escasez de comida en sus mesas.
No lo tiene fácil Ivonne Ortega. Pero tampoco es imposible. Bastaría con ordenar al procurador del Estado que abra la investigan sobre el crimen de Pánfilo Novelo y sus acompañantes, cosa del todo fácil, porque las investigaciones están hechas por el POR ESTO! y al Ministerio Público sólo le resta comprobar algunos datos y consignar la averiguación no consignada para que el juez dicte las órdenes respectivas de aprehensión correspondientes, para que se haga justicia en ese caso y los otros casos y para que en Yucatán las cosas sean diferentes a las del resto del país menos afortunado.
Basta con meter a la cárcel al peor de los Patrón Laviada, tan delincuentes todos, para que Yucatán inicie el milagro de dar reversa en la construcción nuevamente del entramado ético de las instituciones que hoy no existen.
Pero Ivonne Ortega pertenece al PRI, el partido en el que tiene como pares incluso a asesinos y pederastas, amén de tahúres de la peor de las calañas, tolerados por el usurpador panista desgobierno federal porque así conviene a sus intereses, igual de corruptos y corruptores y asesinos y tahúres que los priístas, hermanados en el PRIAN, al que están dispuestos a facilitarle las cosas para que nada cambie el PRD que sueña con alcanzar el poder para ser más de lo mismo.
Es difícil creer en los milagros y si Ivonne Ortega fuera realmente una gobernante que propiciara un cambio, aunque sólo fuera para atrás, es decir, a la época de Cervera, un cacique, sí, amén de su tío, pero quien no permitió ni la venta de droga al menudeo en aras de no convertir en adicta a la juventud yucateca y quien no corrompió a la policía ni al Poder Judicial, como si se hizo por el PAN con Patricio Patrón Laviada a la cabeza, habría que creer que los milagros existen.
Es difícil. Pero no imposible. Basta con apostarle a la ética como el principio universal que es y con hacer cumplir las leyes, dando marcha atrás en los absurdos decretos que como arreglo de última hora se han venido haciendo los Patrón Laviada para protección de ellos y de todos sus compinches. Aplicar la ley con castigos impecables, pero también implacables, con los responsables, entre otras cosas, de que los dueños de un conocido hotel, empresarios yucatecos, sufran hoy la pesadilla de tener una hija desaparecida.
Es tiempo de no permitir los taxis tolerados que inaugurarán los secuestros exprés, sin duda, en Mérida y quizá en otros lugares del Estado también, dando marcha atrás de inmediato en el decreto que los permite.
Lo de menos son los escoltas vitalicios que se asignara Patricio. De ese tamaño es el miedo que tiene por lo mucho que debe y no se trata de dejarlo desprotegido para que los asesinen sus compinches.
Patricio Patrón Laviada y sus hermanos deben pagar con la cárcel por cada uno de los delitos que se le puedan comprobar que cometieron, al igual que Roberto Hernández, asesino incluso de perros y gatos, aunque haya pagado para cometer ese crimen atroz que lo exhibe como lo que es.
En las investigaciones está un futuro promisorio para Yucatán. En las investigaciones está el que los yucatecos podamos creer en los milagros.
Mientras que de no iniciar el gobierno priísta de inmediato con las investigaciones correspondientes al manejo ilegal, inmoderado e innoble del poder del periodo que acaba, anunciará que Yucatán está condenado a seguirse adentrando en el Infierno, porque Ivonne Ortega negoció con el delincuente que ayer salió de Palacio de Gobierno despreciado por el pueblo que tan mal gobernó. Ivonne Ortega tiene la palabra.