EN LA LINEA

Todo le es concedido
Las entregas millonarias a la vitalicia

Félix Fuentes

Pues Josefina Vázquez Mota es ignorante en educación, siendo titular de la SEP, y Felipe Calderón no es plural por panista. Así los cataloga Elba Esther Gordillo, quien dirige a una pandilla que detenta cuantiosos recursos del erario para fines políticos, festejos, viajes a centros turísticos de postín y otros dispendios.

Gordillo, quien a hurtadillas, fue erigida como dirigente vitalicia, empieza agredir a los panistas de quienes ha recibido tanto. Igual hizo cuando fue priísta, siempre bajo el signo de la traición.

La última entrega económica de la Secretaría de Educación Pública a la “maestra” fue de 500 millones de pesos, suma a la cual se le otorga calidad de “pilón”, tras la “negociación salarial” de este año de 5 mil 136 millones de pesos para “programas” de carrera magisterial, fondo para la vivienda, actuación docente, tecnologías educativas y creación de plazas.

Son rubros y más rubros inventados por la “maestra” con asignaciones millonarias y entregadas por Vázquez Mota, quien se ve sometida a dictados superiores.

Buena parte del presupuesto de educación básica es entregado a un sindicato integrado por miles de “aviadores” y pistoleros al servicio de Gordillo, quien se retrata por cualquier motivo al lado del presidente Felipe Calderón, a fin de demostrar poderío.

¿Por qué el jefe del Ejecutivo ha cedido buena parte de la administración pública al SNTE, empezando por la Lotería Nacional y el ISSSTE, además de colocar al yerno de Gordillo en una subsecretaría y a tantos incondicionales como Roberto Campa Cifrián en el área de seguridad nacional?

Pregunta mucha gente por qué a la “maestra” le entrega Vázquez Mota elevadas sumas como la de 366 millones para “mejoramiento institucional” de Escuelas Normales Públicas. ¿No debía hacer esos trabajos la propia SEP?

Se tiene conocimiento de partidas inconcebibles como la de 160 millones para “fortalecer los beneficios y prestaciones de previsión social, fomento cultural y capacitación del magisterio en atención al requerimiento que sobre el particular formulara la organización sindical”.

Basta un requerimiento del SNTE para obtener ríos de dinero. ¿Y habrá un ser humano que crea en el “fomento cultural”, esgrimido por la “maestra”? Todo le es concedido, todo, y tal vez reciba mucho más porque ahora es “vitalicia”, título acordado en Rosarito, Baja California, a escondidas con los esbirros para no ser descubiertos por sus adversarios de la CNTE.

Recuerdo aquel desayuno de 1989 al cual me invitó Manuel Bartlett, en su despacho de la SEP: “Te voy a dar una exclusiva… esta noche se le va a romper la crisma a Carlos Jongitud Barrios por decisión presidencial…”

Me quedé de una pieza. Caería el poderoso cacique del SNTE, después de la captura del petrolero Joaquín Hernández Galicia, en Tamaulipas. Pregunté quién entraba al relevo. “Imagina, ¡Elba Esther Gordillo!”, casi gritó el funcionario. Dijo que era una decisión de Carlos Salinas.

Sin embargo, la Gordillo de entonces en nada se parecía a la de ahora. Cambió tanto que Jongitud Barrios, con los peores calificativos encima, parecería hoy el tonto de la colina, chupándose el dedo.