LUZ Y SOMBRA
¡Los pies en la tierra, señor Presidente!
Generalmente vivimos nuestra existencia en la Sombra.
Un poco de Luz deviene en esperanza y robustecimiento del Ser.
Fin de fiesta en Foxilandia. A escasos días de que concluya su mandato, el presidente Vicente Fox sigue viviendo en su burbuja de cristal donde el país todo respira tranquilidad absoluta: Hay paz social, se ha combatido exitosamente la pobreza, ha mejorado el sistema de salud, la educación ha alcanzado niveles de excelencia, el analfabetismo se ha borrado del mapa, los salarios de los trabajadores mejoraron, no hay desempleo y el nivel de vida de los mexicanos mejoró notablemente.
Así, mientras el Presidente observa y describe sus fantasías en un país imaginario, el México real se desmorona, tiembla, se agita, vive la polarización y crispación política: Los bombazos que estallan por doquier, la reaparición de la guerrilla, los fracasos de la política migratoria al ser aprobada la construcción del muro fronterizo, el incremento de la inseguridad, los ajusticiamient! os y la imparable expansión del narcotráfico, echan por tierra el optimismo foxista de que deja un país en paz y con solidez económica y democrática. En realidad, un país incendiándose, es la herencia que deja a su sucesor.
Aún así, Vicente Fox habla de paz y tranquilidad, cuando Oaxaca tiene más de cinco meses viviendo entre barricadas y gas lacrimógeno. Para nuestra desgracia, todo lo que ve con grandeza y pujanza en nuestra nación, debe entenderse a la inversa: Recelo, tristeza, miedo, desconfianza. Sí, para el Presidente su “gobierno puso fin al amiguismo y a la opacidad”, este mensaje debe leerse en sentido contrario, como se documenta en la presente edición de QUEHACER POLÍTICO con fragmentos del libro Fin de fiesta en Los Pinos, de Anabel Hernández, quien retrata el último suspiro del primer gobierno de la alternancia, donde destaca un pa&iacu! te;s con más dudas que certezas, con inestabilidad pol&! iacute;t ica en medio de un mar de impunidades.
Por eso resulta cómica la queja foxista de que el Congreso no le permitió viajar a Australia y a Vietnam. “Me secuestró la oposición”, dijo el Primer Mandatario, quien será recordado como el único Presidente al que se le ha negado dos veces el permiso para viajar: Primero fue en abril de 2002 para visitar Estados Unidos y Canadá, y ahora Australia y Vietnam.
“Para qué quiere ir a Vietnam, si aquí tiene el suyo”, dijo un diputado al Presidente, mostrando finalmente el Legislativo tener mayor sensibilidad, mejor visión de Estado y un espectro más claro de la bomba de tiempo sobre la que ejerce su débil gobernabilidad el Ejecutivo. Fox cierra su ciclo de vida política empeñado en dinamitar y acabar con la escasa credibilidad de la institución presidencial que nunca supo asumir. Y todos los indicadores parecen decirnos que ! sí logró su cometido de caricatura.
La grandeza que él ve, se torna en el estado de necesidad que la gran mayoría padece. La investidura da mando, pero no sentido común, por ello pregona en el desierto quien a estas alturas alce la voz y diga:
¡Los pies en la tierra, señor Presidente!
Quehacer Político
Generalmente vivimos nuestra existencia en la Sombra.
Un poco de Luz deviene en esperanza y robustecimiento del Ser.
Fin de fiesta en Foxilandia. A escasos días de que concluya su mandato, el presidente Vicente Fox sigue viviendo en su burbuja de cristal donde el país todo respira tranquilidad absoluta: Hay paz social, se ha combatido exitosamente la pobreza, ha mejorado el sistema de salud, la educación ha alcanzado niveles de excelencia, el analfabetismo se ha borrado del mapa, los salarios de los trabajadores mejoraron, no hay desempleo y el nivel de vida de los mexicanos mejoró notablemente.
Así, mientras el Presidente observa y describe sus fantasías en un país imaginario, el México real se desmorona, tiembla, se agita, vive la polarización y crispación política: Los bombazos que estallan por doquier, la reaparición de la guerrilla, los fracasos de la política migratoria al ser aprobada la construcción del muro fronterizo, el incremento de la inseguridad, los ajusticiamient! os y la imparable expansión del narcotráfico, echan por tierra el optimismo foxista de que deja un país en paz y con solidez económica y democrática. En realidad, un país incendiándose, es la herencia que deja a su sucesor.
Aún así, Vicente Fox habla de paz y tranquilidad, cuando Oaxaca tiene más de cinco meses viviendo entre barricadas y gas lacrimógeno. Para nuestra desgracia, todo lo que ve con grandeza y pujanza en nuestra nación, debe entenderse a la inversa: Recelo, tristeza, miedo, desconfianza. Sí, para el Presidente su “gobierno puso fin al amiguismo y a la opacidad”, este mensaje debe leerse en sentido contrario, como se documenta en la presente edición de QUEHACER POLÍTICO con fragmentos del libro Fin de fiesta en Los Pinos, de Anabel Hernández, quien retrata el último suspiro del primer gobierno de la alternancia, donde destaca un pa&iacu! te;s con más dudas que certezas, con inestabilidad pol&! iacute;t ica en medio de un mar de impunidades.
Por eso resulta cómica la queja foxista de que el Congreso no le permitió viajar a Australia y a Vietnam. “Me secuestró la oposición”, dijo el Primer Mandatario, quien será recordado como el único Presidente al que se le ha negado dos veces el permiso para viajar: Primero fue en abril de 2002 para visitar Estados Unidos y Canadá, y ahora Australia y Vietnam.
“Para qué quiere ir a Vietnam, si aquí tiene el suyo”, dijo un diputado al Presidente, mostrando finalmente el Legislativo tener mayor sensibilidad, mejor visión de Estado y un espectro más claro de la bomba de tiempo sobre la que ejerce su débil gobernabilidad el Ejecutivo. Fox cierra su ciclo de vida política empeñado en dinamitar y acabar con la escasa credibilidad de la institución presidencial que nunca supo asumir. Y todos los indicadores parecen decirnos que ! sí logró su cometido de caricatura.
La grandeza que él ve, se torna en el estado de necesidad que la gran mayoría padece. La investidura da mando, pero no sentido común, por ello pregona en el desierto quien a estas alturas alce la voz y diga:
¡Los pies en la tierra, señor Presidente!
Quehacer Político