LA LINEA AEREA DEL HIJO Y HERMANO DE MARTA SAHAGUN DE FOX
Cómo la administración foxista le entregó la concesión al hermano y al hijo de Marta Sahagún de Fox
La línea aérea de la familia presidencial
Por:
La periodista Anabel Hernández presenta su nueva obra, Fin de fiesta en Los Pinos, donde detalla y documenta los usos y abusos de Vicente Fox, Marta
Sahagún y sus respectivas familias. Con la autorización de la editorial
Random House Mondadori, reproducimos un extracto del capítulo VII
Por Anabel Hernández
«Un misterioso e influyente pasajero desvió un vuelo comercial de Aerolitoral que debía ir de San Luis Potosí a Monterrey sin escalas, haciéndolo pasar antes por el Aeropuerto Internacional del Bajío, en León, para dejarlo sólo a él. De acuerdo con algunos pasajeros del vuelo, el 2356, se trataba de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, hijo de Martha Sahagún, la esposa del presidente Vicente Fox, aunque la aerolínea no lo confirmó.
»El avión Metro-3, matrícula XA-SCS, con capacidad para 19 pasajeros, tenía que salir a las dos y media de la tarde de San Luis Potosí, pero se demoró 35 minutos. Llevaba siete pasajeros registrados que iban a Monterrey y dos más que se bajaron en Guanajuato y que, por cierto, no estaban registrados. La nave aterrizó en León a las 15:35 horas según el Control de! Operaciones del Aeropuerto.
»En el Aeropuerto Internacional del Bajío bajaron los dos pasajeros, uno delgado, de pelo claro, tez blanca y rostro afilado; el otro bajo de estatura, moreno y de pelo con corte militar. A los demás los obligaron a bajar también mientras el avión recargaba combustible. Pasajeros del vuelo informaron que el joven no llevaba maletas, vestía playera y pantalón de mezclilla e iba acompañado de un escolta.»
Ésta es la introducción de una nota periodística firmada en agosto de 2001 por Claudio Jorge Blanco, reportero del A.M. de León, y que en su momento la casa presidencial no desmintió. Tres años después la empresa de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., recibió de puño y letra del secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola Weber, el título de concesi&oa! cute;n para poder operar durante cinco años, con opci&o! acute;n a una prórroga de 30 años más.
Con esta concesión opera la línea aérea conocida comercialmente como Avolar, que ha previsto una inversión de entre 20 y 90 millones de dólares para el próximo lustro.
El hecho no tiene precedentes. Este juguete sexenal, que actualmente controla 17 rutas del país y cuenta con cuatro aviones de más de 30 millones de dólares cada uno, es parte de la historia de ambición y enriquecimiento exorbitantes de la familia presidencial.
LA FIRMA DE PEDRO CERISOLA
La avidez del hijo y del hermano predilectos de Martha Sahagún de Fox, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez, no tiene límite. Lo bueno es que tampoco son muy ingeniosos, aunque habrá que concederles cierto talento en vista de la compleja red que tejieron par intentar encubrir la concesión que se les otorgó. Si! n embargo, por más que se esforzaron en crear métodos complejos para disfrazar los privilegios otorgados por el Poder Ejecutivo Federal, la ambición le ganó a la prudencia y dejaron rastros documentados de la operación.
(...)
La firma de Pedro Cerisola y Weber, estampada el 27 de octubre de 2004 en una hoja de papel bond con la marca de agua del escudo nacional de fondo y en la esquina superior izquierda el membrete de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sepultó aquellos años en los que ni Jorge Alberto ni su tío tenían un centavo. ¡Por fin serían dueños de un negocio grande!: su propia línea aérea comercial, la primera en el país bajo el concepto de aerolíneas de low cost: Avolar.
A principios de 2006 la diputada oaxaqueña Sofía Castro, integrante de la Comisión especial encargada de investigar el presunto tráfico d! e influencias de los Bribiesca Sahagún en la Cám! ara de D iputados, dio a conocer el acta constitutiva de la empresa creada por Jorge Alberto, su tío Guillermo y Felipe Prado Díaz, llamada Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., que de inmediato evocó a la empresa de aviación comercial Avolar, creada previamente en el sexenio.
El empresario poblano George Antonio Nehme Name de inmediato se comunicó con la legisladora para pedirle que no se confundiera esa empresa con la aerolínea comercial de la cual él es el rostro oficial: Avolar aerolíneas, S. A. de C. V. Explicó a la legisladora que, si bien los nombres se parecían mucho, no se trataba de la misma compañía.
Por su parte y con la misma estrategia, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y su tío Guillermo publicaron sendos desplegados en los principales diarios de circulación para asegurar que no tenían nada que ver con esa compañía, la cual seg! ún ellos nunca había iniciado operaciones. El presidente Vicente Fox salió en su defensa poniendo en juego la investidura presidencial: »Lo que yo veo ahí son puros cuentos chinos e historietas totalmente inventadas de manera electoral, y siempre viniendo de la oposición».
Así, con el poder de la palabra del presidente de la República, Jorge Alberto y Memo quedaron deslindados. Nadie volvió a investigar nada. Nadie dijo nada. Quizá estos personajes pensaron que la palabra de la familia presidencial valía tanto que bastaba con que dijera «no». Sin embargo, los comentarios de empleados de otras aerolíneas de bajo costo, como Interjet, insistían en que la compañía era de la primera dama, Martha Sahagún, y su familia. También eran la comidilla de trabajadores afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de Aviación y Similares.
Se obtuvo una copia del! documento oficial en que la SCT otorga la concesión a ! la empre sa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C.V. El escrito con los sellos y firmas oficiales no tiene desperdicio. Aquello que el hijo y el hermano de Martha Sahagún habían tratado de ocultar por todos los medios quedó al descubierto, al igual que el empresario poblano George Antonio Nehme Name, de Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V, quien se prestó para la concesión que infructuosamente intentaron disfrazar.
Como revelan las actas constitutivas de dichas compañías, ambas se crearon ante el mismo notario público de la ciudad de México, Fernando Cataño Muro Sandoval, en el mismo año; las dos comparten a los mismos funcionarios.
Ésta es la historia de uno de los negocios más jugosos de la familia presidencial, que delata la cantidad de recursos acumulados en tan sólo cinco años y medio, lejos de toda proporción, más allá de lo que la ima! ginación puede alcanzar.
El 29 de octubre de 2001, la SCT publicó en el Diario Oficial de la Federación la «Política Aeronáutica» del gobierno de Vicente Fox, en la cual quedaron establecidas las bases que darían origen a las aerolíneas de bajo costo, ABC o low cost, como se conocen internacionalmente.
(...)
El plan era ambicioso, aunque no nuevo, porque las aerolíneas de este tipo iniciaron operaciones en Estados Unidos en 1871 y en Europa en 1997.
Las low cost nacieron con el objetivo de subir al avión a quienes viajan en autobús. El director general de Aeronáutica Civil de la SCT, Gilberto López Meyer, ha explicado en diferentes foros que las ABC son el producto que más crecerá en la industria de la aviación en los próximos diez años. «Permitirán que más gente acceda al servicio de transporte aéreo al estimular la compete! ncia y bajar los precios, y empezarán a penetrar el mer! cado int ernacional una vez consolidado el nacional», declaró.
(...)
Y en este nicho comercial en que el gobierno federal ve tanta promesa entraron en seguida Jorge Alberto y su tío Guillermo. Ellos fueron los primeros en conseguir una de las concesiones para Avolar Líneas Aéreas en 2004. En diciembre del mismo año Click, de Mexicana, obtuvo la concesión, seguida de Interjet, de José Luis Garza; Vuela, de Pedro Aspe; Volaris, de Miguel Alemán, y Aerolíneas Mesoamericanas.
El 5 de octubre de 2005 López Meyer afirmó que la operación en México de Avolar, Vuela, Interjet y Aerolíneas Mesoamericanas representaría una inversión de entre 200 y 220 millones de dólares en el transcurso de los próximos cinco años –la cifra por cada una oscila entre 20 y 90 millones de dólares–, de acuerdo con los modelos de negocio que presentaron ante las autorid! ades aeronáuticas.
De estas cuatro aerolíneas, la primera en comenzar operaciones fue la de Bribiesca Sahagún y Sahagún Jiménez, a principios de septiembre de 2005.
NADA ES SUFICIENTE
En febrero de 2003 Jorge Alberto y Guillermo ya tenían un próspero negocio de exportaciones que creció como la espuma gracias al apoyo directo del gobierno federal, que en 2001 les había concedido el Premio Nacional de Exportación en la categoría de empresas comercializadoras, entregado de la propia mano de Vicente Fox, premio que les sirvió para abrirse puertas en el mundo del comercio exterior. Su empresa, Sabrimex, construyó en el sexenio prácticamente el monopolio del aguacate en Japón, y gracias al Tratado de Libre Comercio firmado por el presidente Fox en septiembre de 2004, se fortaleció aún más. El acuerdo entró en vigor en marzo de 2005,! y la empresa del hijastro y el cuñado del jefe del Eje! cutivo d esde abril de 2005 fue una de las compañías mexicanas que más permisos obtuvieron para exportar sus productos al país de Oriente, según información oficial de la Secretaría de Economía.
Pero no era suficiente. Nada parecía serlo.
El 24 de febrero de 2003, los dos familiares del presidente Fox, junto con un tercer socio, de nombre Felipe Prado Díaz, constituyeron la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., con el permiso de la Secretaría de Relaciones Exteriores número 903446. La empresa se creó ante el notario público número 17 del Distrito Federal, Fernando Cataño Muro Sandoval.
La compañía tiene un capital «mínimo fijo» de 50 mil pesos. Cada acción vale un peso. Jorge Alberto Bribiesca Sahagún es dueño de 15 mil acciones y tiene el cargo de «apoderado». Guillermo Sahagún Jiménez p! osee otro tanto y ocupa el mismo cargo. Felipe Prado Díaz es propietario de las restantes 20 mil acciones y tiene el puesto de «administrador único». Joaquín Hernández Morales ostenta el cargo de «comisario» y es una de las bisagras entre esta empresa y la de Nehme Name.
La compañía se fundó para «la prestación de transporte aéreo regular y no regular, carga exprés y correo» y tendrá una duración de 90 años, según los datos de identificación con que se dio de alta en el Registro Público de la Propiedad de la ciudad de México el 29 de abril de 2003, con el folio mercantil 301057. (Véase anexo VII.1.)
El 27 de octubre de 2004 el secretario de Comunicaciones y Transportes otorgó a la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., el título de concesión TAN-OR-VLI para el inicio de operaciones comerciales, seg&uacu! te;n consta en las 22 hojas del título, firmado por el ! propio C erisola, amigo personal del presidente Fox y de Martha Sahagún. Dieciséis páginas del título contienen los detalles de la concesión, y las seis restantes son «anexos» firmados por López Meyer. (Véase anexo VII.2.)
La base de operaciones de la aerolínea de Bribiesca Sahagún y su tío, según el documento del cual se tiene copia, es en principio el Aeropuerto Internacional de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, aunque después cambió al de Tijuana, Baja California.
La concesión se otorgó por un periodo de cinco años con la opción a prórroga; es decir, que cuando termine el sexenio Bribiesca Sahagún y su tío tendrán garantizados sus negocios.
Según el título de concesión, «el concesionario [o sea los parientes del presidente Fox], con fundamento en lo dispuesto por la Ley de Aviación Civil y su Reglam! ento, solicitó por escrito a la Secretaría se le otorgara una concesión para prestar el servicio público de transporte aéreo nacional regular de pasajeros, carga y correo».
(...)
En la concesión se contempla que el concesionario podrá prestar el servicio de transporte aéreo directamente o por medio de un tercero con quien tenga acuerdos comerciales y de cooperación.
Sin embargo, se aclara que esta posibilidad no se traduce «por ningún motivo» en una cesión total ni parcial de los derechos conferidos por la concesión, «en especial los de tráfico aéreo».
La concesión otorgada fue para operar inicialmente en 11 rutas aéreas, todas en viajes de ida y vuelta: México-Morelia, México-Uruapan, Acapulco-Oaxaca, Acapulco-Tijuana, Cancún-México, Guadalajara-Tijuana, México-Oaxaca, México-Tijuana, Morelia-Tijuana, Oaxaca-T! ijuana y Tijuana-Uruapan.
La empresa prestaría todo ! el servi cio con un sólo avión como quedó registrado en la concesión, un MD-90, mejor conocido comercialmente como un Boeing 737-500. Y se aclara que si la aerolínea quiere aumentar o reducir rutas, o incrementar el número de naves, deberá solicitarlo por escrito a la SCT.
En los límites de la concesión, la SCT aclara que no podrá usarse para un fin distinto del señalado y que la compañía tampoco podrá prestar servicios diferentes o adicionales a los estipulados.
En el capítulo VIII del título de concesión se contempla un programa de desarrollo del servicio técnico y operativo autorizado por la Secretaría. Por ejemplo, en cuanto al número de pasajeros, se calculó que en 2005 la empresa transportaría 241 978; en 2006, 270 684; en 2007, 281 963; en 2008, 294 044, y en 2009, 304 520. Las tarifas promedio comenzarían, en 20! 05, en 1 507 pesos, y se suponía que en 2009 se mantendrían sin ninguna variación.
(...)
Según el «programa de desarrollo» contenido en el título de la concesión, la empresa Avolar tendrá tres aviones disponibles y dos en servicio.
«Cualquier solicitud de modificación al programa de desarrollo que presente el concesionario a la Secretaría deberá justificarse con los estudios técnico-operativo y económico-financiero que elabore», añade el documento.
La línea aérea Avolar, que opera con la concesión dada al hijo y hermano de la primera dama, creció de manera meteórica.
LOS SOCIOS
A sus 39 años, George Antonio Nehme Name no había figurado gran cosa en el mundo de los negocios de las grandes ligas hasta que se presentó como cabeza de la nueva línea Avolar. Originario del estado de Puebla, hijo de Jorg! e Nehme Hage y Julieta Name, se había forjado en el amb! iente in mobiliario y textil, según las poquísimas líneas que se han escrito sobre él en algunos medios de comunicación.
Como por ósmosis, en el año 2003 –igual que a Jorge Alberto Bribiesca y su tío– a Nehme Name se le ocurrió fundar una empresa de aviación: no una cualquiera, sino una que tuviera prácticamente el mismo nombre que la del hijo de la primera dama: Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V.
Pero en este mundo no hay casualidades fortuitas, y menos tratándose de negocios. El 18 de agosto de ese año, en el Distrito Federal, el empresario poblano constituyó la empresa con un capital de 50 mil pesos, igual que la del hijo de la primera dama, y la creó ante el notario Fernando Cataño Muro Sandoval, el mismo ante el que se constituyó Avolar Líneas Aéreas,
El objeto social es «la prestación de servicios de transporte aéreo r! egular y no regular de pasajeros, carga exprés y correo», textualmente el mismo que el de la empresa del hijo y el hermano de Martha Sahagún. La duración de esta compañía sería de 90 años, y quedó registrada bajo el folio mercantil 309765.
Al principio sólo quedaron registrados dos socios: George Antonio Nehme Name, con 40 mil acciones y el cargo de presidente, y con 10 mil acciones y el puesto de secretario Rodrigo Vázquez Colmenares Guzmán, hijo del ex director de Aeroméxico y ex gobernador de Oaxaca, Pedro Vázquez Colmenares. Su hermano Pedro Vázquez Colmenares actualmente es subdirector general de Finanzas del ISSSTE.
Como comisario de la compañía quedó Joaquín Morales Hernández, el mismo que en la aerolínea de Jorge Alberto Bribiesca y Guillermo Sahagún. (Véase anexo VII.3.)
Entre los principales funcionarios! de Avolar Aerolíneas está Carlos Alberto V&aacu! te;zquez del Mercado Villaseñor, que asumió el cargo de «secretario» en julio de 2004. Cuando este hombre asumió el cargo ya era socio de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y su tío Memo en la empresa Merkacommerce, S. A. de C. V., creada el 23 de septiembre de 2002 en Celaya, Guanajuato. (Véase anexo VII.4.)
En su página de Internet, Jorge Nehme Name afirma que la línea aérea conocida como «Avolar» recibió el título de concesión entregado por la SCT el 27 de octubre de 2004, que según el documento oficial fue otorgada a la compañía de Bribiesca Sahagún y Sahagún Jiménez, lo cual significa que son la misma cosa.
Aún así, en un desplegado publicado el 12 de febrero de 2006 en El Universal, el «vástago» presidencial y su tío aseguraron sobre su empresa Avolar y otros negocios:
«Rechazamos categóricamente que en estas emp! resas o en otras en las que tuvimos o tenemos participación exista tráfico de influencias o enriquecimiento ilícito (operaciones con recursos de procedencia ilícita). Como cualquier mexicano, tenemos todo el derecho a ser empresarios y buscar un mejor futuro para nuestras familias, siempre dentro de la ley.
»Una vez más estamos siendo blanco de ataques infundados por algunos medios con claros tintes políticos.»
LA OTRA EMPRESA
Por supuesto, el título de la concesión entregada por el gobierno federal no fue firmado por ninguno de los parientes presidenciales. Lo firmó George Antonio Nehme Name, pero no para Avolar Aerolíneas, sino para Avolar Líneas Aéreas.
El intríngulis de esta historia es complejo, como todos los negocios disfrazados, y más tratándose de la familia presidencial, que por ley no podría beneficiarse de una concesión. Como! lo marca la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores P&! uacute;b licos, el secretario de Comunicaciones y Transportes debería haberse negado a otorgar la concesión, ya que la ley dispone claramente que ningún funcionario, incluido el presidente de la República, podrá beneficiar de manera directa o a través de otras personas –en este caso el secretario Cerisola– a integrantes de su familia con contratos o concesiones del gobierno federal.
El 16 de marzo de 2006, a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, hice la siguiente solicitud de información a la SCT:
«Solicito copia del permiso otorgado a la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., para prestar el servicio de transporte aéreo regular y no regular de pasajeros, carga exprés y correo. También quiero saber qué tipo de requisitos debe cumplir una empresa que se dedica a esto y cuánto paga esta empresa por la renta de hangare! s en Tijuana y cualquier otro aeropuerto federal.»
El 7 de julio siguiente la dependencia entregó la copia del título de concesión entregado a dicha aerolínea.
A primera vista parecía que la información entregada era un error, que estaba equivocada, que no era el documento que yo había pedido, pero después de leer el escrito detenidamente quedó claro que no había equivocación: la concesión entregada el 27 de julio de 2004 por la SCT era para la compañía propiedad del hijo y el hermano de la primera dama. En la carátula del título de concesión se lee:
«Concesión para prestar el servicio público de transporte aéreo nacional regular de pasajeros, carga y correo, que otorga el gobierno federal por conducto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en adelante «la Secretaría», a favor de Avolar Aerolínea! s, S. A. de C. V., en adelante «el Cesionario», al tenor de lo! s siguie ntes antecedentes y condiciones.»
Después se desglosan en once capítulos los detalles de la concesión, precisando siempre que es para la empresa Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V., a cuyo representante se identifica como George Antonio Nehme Name.
Pero en la última foja, la que le da validez jurídica a la concesión, viene el nombre de otra empresa. En el último párrafo del título se señala:
«La firma de esta concesión por parte del Concesionario implica la aceptación incondicional de sus términos y condiciones.
»La presente concesión se otorga en la Ciudad de México, Distrito Federal, a los veintisiete días del mes de octubre de 2004.»
Firman:
«El secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola y Weber. Por Avolar Lineas Aéreas, S. A. de C. V., Sr. George Antonio Nehme Name.»
Especialistas en auditoria gubernamental cons! ultados explicaron que la parte más importante de un contrato o de un título de concesión son las firmas de quienes convienen dicho acuerdo. «Si un contrato no está firmado, no tiene validez oficial.» «En un acuerdo de voluntades, la suscripción es la aceptación de la voluntad; la firma le da la validez; sin las firmas no hay validez.» «Desde el punto de vista jurídico, las firmas son la parte sustancial de la personalidad e identidad de las personas físicas y morales que acuerdan y en las que recaen los derechos y obligaciones.»
Del análisis del título de concesión se desprende que la concesión aérea es para Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., la empresa de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez.
«Si la empresa Avolar Aerolíneas pretendiera afirmar que la concesión es suya, entonces la concesión con ! la que opera desde 2005 es ilegal porque los documentos no cor! responde n a eso», aseguró un experto.
Dado que la concesión fue para la empresa de los parientes presidenciales, quizá esto explique por qué en el último año empresarios y ex funcionarios muy ligados a Los Pinos decidieron unir sus fuerzas con Avolar.
En primer lugar están Salvador Sánchez Alcántara y su hijo Arturo Sánchez de la Peña, dueños de la línea de Autobuses Estrella Blanca, que merced a sus actos de «caridad» vía la Fundación Vamos México, de Martha Sahagún, se han subido a los mayores negocios de transporte del sexenio. Estos empresarios han donado autobuses y dinero a la primera dama para su organización, pero además ya son socios del presidente Fox y su familia, ya que los hijos del presidente tienen por lo menos cuatro autobuses en Estrella Blanca.
(...)
En su columna del 22 de marzo de 2006 en el periódico Reforma, Alb! erto Aguilar habla sobre otra persona involucrada con Avolar y directamente ligada a Martha Sahagún y al presidente: Juan Hernández, quien ha trabajado con Fox en los diez últimos años. Al inicio del sexenio fue coordinador de la oficina especial para mexicanos que viven en el exterior, en la Presidencia de la República.
LAS RUTAS AÉREAS
Termina el sexenio y la cabeza visible de la compañía de los Bribiesca-Sahagún, George Nehme, anda por todo el país inaugurando rutas aéreas.
A principios de 2006 trascendió a las columnas de negocios que entre los planes de Avolar está hacerse pública, y espera cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores a fines de 2007. No es para menos: desde que el 8 de septiembre de 2005 iniciaron operaciones, el negocio va viento en popa, y de las aerolíneas low cost ésta es la que más ha crecido y la que cierra el sexeni! o con paso más fuerte.
Según la informaci&oac! ute;n of icial de la compañía, «la idea es contar con diez aviones este año [Boeing 737, de 30 millones de dólares cada uno] para alcanzar una movilización de dos millones de pasajeros en 2007 y después cubrir vuelos internacionales», para comunicar un total de 32 destinos del interior del país.
(...)
De acuerdo con sus propios datos, la línea aérea de la concesión de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez transporta 12 500 pasajeros por avión al mes, lo que representa el 65 por ciento de ocupación de los asientos.
(...)
Y sí, poco a poco ha ido ampliando sus rutas a las asignadas en el título de concesión. Ahora también llegan a Puebla, Zihuatanejo, Tepic, Colima, Morelia, Uruapan, Hermosillo, La Paz, Los Mochis, Culiacán y Durango.
En abril de 2006 la compañía inauguró más rutas, e! ntre ellas la del Aeropuerto Internacional del Bajío. Quizá así, por lo menos, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún disfrute de su concesión y ya no tenga que desviar aviones para que hagan escalas indebidas en el aeropuerto de León, Guanajuato. Ahora, en los aviones de Avolar, puede ir cuando quiera a visitar a su madre en su nueva y acogedora cabañita en San Francisco del Rincón, Guanajuato, sin molestar a nadie.
La periodista Anabel Hernández presenta su nueva obra, Fin de fiesta en Los Pinos, donde detalla y documenta los usos y abusos de Vicente Fox, Marta
Sahagún y sus respectivas familias. Con la autorización de la editorial
Random House Mondadori, reproducimos un extracto del capítulo VII
Por Anabel Hernández
«Un misterioso e influyente pasajero desvió un vuelo comercial de Aerolitoral que debía ir de San Luis Potosí a Monterrey sin escalas, haciéndolo pasar antes por el Aeropuerto Internacional del Bajío, en León, para dejarlo sólo a él. De acuerdo con algunos pasajeros del vuelo, el 2356, se trataba de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, hijo de Martha Sahagún, la esposa del presidente Vicente Fox, aunque la aerolínea no lo confirmó.
»El avión Metro-3, matrícula XA-SCS, con capacidad para 19 pasajeros, tenía que salir a las dos y media de la tarde de San Luis Potosí, pero se demoró 35 minutos. Llevaba siete pasajeros registrados que iban a Monterrey y dos más que se bajaron en Guanajuato y que, por cierto, no estaban registrados. La nave aterrizó en León a las 15:35 horas según el Control de! Operaciones del Aeropuerto.
»En el Aeropuerto Internacional del Bajío bajaron los dos pasajeros, uno delgado, de pelo claro, tez blanca y rostro afilado; el otro bajo de estatura, moreno y de pelo con corte militar. A los demás los obligaron a bajar también mientras el avión recargaba combustible. Pasajeros del vuelo informaron que el joven no llevaba maletas, vestía playera y pantalón de mezclilla e iba acompañado de un escolta.»
Ésta es la introducción de una nota periodística firmada en agosto de 2001 por Claudio Jorge Blanco, reportero del A.M. de León, y que en su momento la casa presidencial no desmintió. Tres años después la empresa de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., recibió de puño y letra del secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola Weber, el título de concesi&oa! cute;n para poder operar durante cinco años, con opci&o! acute;n a una prórroga de 30 años más.
Con esta concesión opera la línea aérea conocida comercialmente como Avolar, que ha previsto una inversión de entre 20 y 90 millones de dólares para el próximo lustro.
El hecho no tiene precedentes. Este juguete sexenal, que actualmente controla 17 rutas del país y cuenta con cuatro aviones de más de 30 millones de dólares cada uno, es parte de la historia de ambición y enriquecimiento exorbitantes de la familia presidencial.
LA FIRMA DE PEDRO CERISOLA
La avidez del hijo y del hermano predilectos de Martha Sahagún de Fox, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez, no tiene límite. Lo bueno es que tampoco son muy ingeniosos, aunque habrá que concederles cierto talento en vista de la compleja red que tejieron par intentar encubrir la concesión que se les otorgó. Si! n embargo, por más que se esforzaron en crear métodos complejos para disfrazar los privilegios otorgados por el Poder Ejecutivo Federal, la ambición le ganó a la prudencia y dejaron rastros documentados de la operación.
(...)
La firma de Pedro Cerisola y Weber, estampada el 27 de octubre de 2004 en una hoja de papel bond con la marca de agua del escudo nacional de fondo y en la esquina superior izquierda el membrete de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, sepultó aquellos años en los que ni Jorge Alberto ni su tío tenían un centavo. ¡Por fin serían dueños de un negocio grande!: su propia línea aérea comercial, la primera en el país bajo el concepto de aerolíneas de low cost: Avolar.
A principios de 2006 la diputada oaxaqueña Sofía Castro, integrante de la Comisión especial encargada de investigar el presunto tráfico d! e influencias de los Bribiesca Sahagún en la Cám! ara de D iputados, dio a conocer el acta constitutiva de la empresa creada por Jorge Alberto, su tío Guillermo y Felipe Prado Díaz, llamada Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., que de inmediato evocó a la empresa de aviación comercial Avolar, creada previamente en el sexenio.
El empresario poblano George Antonio Nehme Name de inmediato se comunicó con la legisladora para pedirle que no se confundiera esa empresa con la aerolínea comercial de la cual él es el rostro oficial: Avolar aerolíneas, S. A. de C. V. Explicó a la legisladora que, si bien los nombres se parecían mucho, no se trataba de la misma compañía.
Por su parte y con la misma estrategia, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y su tío Guillermo publicaron sendos desplegados en los principales diarios de circulación para asegurar que no tenían nada que ver con esa compañía, la cual seg! ún ellos nunca había iniciado operaciones. El presidente Vicente Fox salió en su defensa poniendo en juego la investidura presidencial: »Lo que yo veo ahí son puros cuentos chinos e historietas totalmente inventadas de manera electoral, y siempre viniendo de la oposición».
Así, con el poder de la palabra del presidente de la República, Jorge Alberto y Memo quedaron deslindados. Nadie volvió a investigar nada. Nadie dijo nada. Quizá estos personajes pensaron que la palabra de la familia presidencial valía tanto que bastaba con que dijera «no». Sin embargo, los comentarios de empleados de otras aerolíneas de bajo costo, como Interjet, insistían en que la compañía era de la primera dama, Martha Sahagún, y su familia. También eran la comidilla de trabajadores afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de Aviación y Similares.
Se obtuvo una copia del! documento oficial en que la SCT otorga la concesión a ! la empre sa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C.V. El escrito con los sellos y firmas oficiales no tiene desperdicio. Aquello que el hijo y el hermano de Martha Sahagún habían tratado de ocultar por todos los medios quedó al descubierto, al igual que el empresario poblano George Antonio Nehme Name, de Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V, quien se prestó para la concesión que infructuosamente intentaron disfrazar.
Como revelan las actas constitutivas de dichas compañías, ambas se crearon ante el mismo notario público de la ciudad de México, Fernando Cataño Muro Sandoval, en el mismo año; las dos comparten a los mismos funcionarios.
Ésta es la historia de uno de los negocios más jugosos de la familia presidencial, que delata la cantidad de recursos acumulados en tan sólo cinco años y medio, lejos de toda proporción, más allá de lo que la ima! ginación puede alcanzar.
El 29 de octubre de 2001, la SCT publicó en el Diario Oficial de la Federación la «Política Aeronáutica» del gobierno de Vicente Fox, en la cual quedaron establecidas las bases que darían origen a las aerolíneas de bajo costo, ABC o low cost, como se conocen internacionalmente.
(...)
El plan era ambicioso, aunque no nuevo, porque las aerolíneas de este tipo iniciaron operaciones en Estados Unidos en 1871 y en Europa en 1997.
Las low cost nacieron con el objetivo de subir al avión a quienes viajan en autobús. El director general de Aeronáutica Civil de la SCT, Gilberto López Meyer, ha explicado en diferentes foros que las ABC son el producto que más crecerá en la industria de la aviación en los próximos diez años. «Permitirán que más gente acceda al servicio de transporte aéreo al estimular la compete! ncia y bajar los precios, y empezarán a penetrar el mer! cado int ernacional una vez consolidado el nacional», declaró.
(...)
Y en este nicho comercial en que el gobierno federal ve tanta promesa entraron en seguida Jorge Alberto y su tío Guillermo. Ellos fueron los primeros en conseguir una de las concesiones para Avolar Líneas Aéreas en 2004. En diciembre del mismo año Click, de Mexicana, obtuvo la concesión, seguida de Interjet, de José Luis Garza; Vuela, de Pedro Aspe; Volaris, de Miguel Alemán, y Aerolíneas Mesoamericanas.
El 5 de octubre de 2005 López Meyer afirmó que la operación en México de Avolar, Vuela, Interjet y Aerolíneas Mesoamericanas representaría una inversión de entre 200 y 220 millones de dólares en el transcurso de los próximos cinco años –la cifra por cada una oscila entre 20 y 90 millones de dólares–, de acuerdo con los modelos de negocio que presentaron ante las autorid! ades aeronáuticas.
De estas cuatro aerolíneas, la primera en comenzar operaciones fue la de Bribiesca Sahagún y Sahagún Jiménez, a principios de septiembre de 2005.
NADA ES SUFICIENTE
En febrero de 2003 Jorge Alberto y Guillermo ya tenían un próspero negocio de exportaciones que creció como la espuma gracias al apoyo directo del gobierno federal, que en 2001 les había concedido el Premio Nacional de Exportación en la categoría de empresas comercializadoras, entregado de la propia mano de Vicente Fox, premio que les sirvió para abrirse puertas en el mundo del comercio exterior. Su empresa, Sabrimex, construyó en el sexenio prácticamente el monopolio del aguacate en Japón, y gracias al Tratado de Libre Comercio firmado por el presidente Fox en septiembre de 2004, se fortaleció aún más. El acuerdo entró en vigor en marzo de 2005,! y la empresa del hijastro y el cuñado del jefe del Eje! cutivo d esde abril de 2005 fue una de las compañías mexicanas que más permisos obtuvieron para exportar sus productos al país de Oriente, según información oficial de la Secretaría de Economía.
Pero no era suficiente. Nada parecía serlo.
El 24 de febrero de 2003, los dos familiares del presidente Fox, junto con un tercer socio, de nombre Felipe Prado Díaz, constituyeron la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., con el permiso de la Secretaría de Relaciones Exteriores número 903446. La empresa se creó ante el notario público número 17 del Distrito Federal, Fernando Cataño Muro Sandoval.
La compañía tiene un capital «mínimo fijo» de 50 mil pesos. Cada acción vale un peso. Jorge Alberto Bribiesca Sahagún es dueño de 15 mil acciones y tiene el cargo de «apoderado». Guillermo Sahagún Jiménez p! osee otro tanto y ocupa el mismo cargo. Felipe Prado Díaz es propietario de las restantes 20 mil acciones y tiene el puesto de «administrador único». Joaquín Hernández Morales ostenta el cargo de «comisario» y es una de las bisagras entre esta empresa y la de Nehme Name.
La compañía se fundó para «la prestación de transporte aéreo regular y no regular, carga exprés y correo» y tendrá una duración de 90 años, según los datos de identificación con que se dio de alta en el Registro Público de la Propiedad de la ciudad de México el 29 de abril de 2003, con el folio mercantil 301057. (Véase anexo VII.1.)
El 27 de octubre de 2004 el secretario de Comunicaciones y Transportes otorgó a la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., el título de concesión TAN-OR-VLI para el inicio de operaciones comerciales, seg&uacu! te;n consta en las 22 hojas del título, firmado por el ! propio C erisola, amigo personal del presidente Fox y de Martha Sahagún. Dieciséis páginas del título contienen los detalles de la concesión, y las seis restantes son «anexos» firmados por López Meyer. (Véase anexo VII.2.)
La base de operaciones de la aerolínea de Bribiesca Sahagún y su tío, según el documento del cual se tiene copia, es en principio el Aeropuerto Internacional de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, aunque después cambió al de Tijuana, Baja California.
La concesión se otorgó por un periodo de cinco años con la opción a prórroga; es decir, que cuando termine el sexenio Bribiesca Sahagún y su tío tendrán garantizados sus negocios.
Según el título de concesión, «el concesionario [o sea los parientes del presidente Fox], con fundamento en lo dispuesto por la Ley de Aviación Civil y su Reglam! ento, solicitó por escrito a la Secretaría se le otorgara una concesión para prestar el servicio público de transporte aéreo nacional regular de pasajeros, carga y correo».
(...)
En la concesión se contempla que el concesionario podrá prestar el servicio de transporte aéreo directamente o por medio de un tercero con quien tenga acuerdos comerciales y de cooperación.
Sin embargo, se aclara que esta posibilidad no se traduce «por ningún motivo» en una cesión total ni parcial de los derechos conferidos por la concesión, «en especial los de tráfico aéreo».
La concesión otorgada fue para operar inicialmente en 11 rutas aéreas, todas en viajes de ida y vuelta: México-Morelia, México-Uruapan, Acapulco-Oaxaca, Acapulco-Tijuana, Cancún-México, Guadalajara-Tijuana, México-Oaxaca, México-Tijuana, Morelia-Tijuana, Oaxaca-T! ijuana y Tijuana-Uruapan.
La empresa prestaría todo ! el servi cio con un sólo avión como quedó registrado en la concesión, un MD-90, mejor conocido comercialmente como un Boeing 737-500. Y se aclara que si la aerolínea quiere aumentar o reducir rutas, o incrementar el número de naves, deberá solicitarlo por escrito a la SCT.
En los límites de la concesión, la SCT aclara que no podrá usarse para un fin distinto del señalado y que la compañía tampoco podrá prestar servicios diferentes o adicionales a los estipulados.
En el capítulo VIII del título de concesión se contempla un programa de desarrollo del servicio técnico y operativo autorizado por la Secretaría. Por ejemplo, en cuanto al número de pasajeros, se calculó que en 2005 la empresa transportaría 241 978; en 2006, 270 684; en 2007, 281 963; en 2008, 294 044, y en 2009, 304 520. Las tarifas promedio comenzarían, en 20! 05, en 1 507 pesos, y se suponía que en 2009 se mantendrían sin ninguna variación.
(...)
Según el «programa de desarrollo» contenido en el título de la concesión, la empresa Avolar tendrá tres aviones disponibles y dos en servicio.
«Cualquier solicitud de modificación al programa de desarrollo que presente el concesionario a la Secretaría deberá justificarse con los estudios técnico-operativo y económico-financiero que elabore», añade el documento.
La línea aérea Avolar, que opera con la concesión dada al hijo y hermano de la primera dama, creció de manera meteórica.
LOS SOCIOS
A sus 39 años, George Antonio Nehme Name no había figurado gran cosa en el mundo de los negocios de las grandes ligas hasta que se presentó como cabeza de la nueva línea Avolar. Originario del estado de Puebla, hijo de Jorg! e Nehme Hage y Julieta Name, se había forjado en el amb! iente in mobiliario y textil, según las poquísimas líneas que se han escrito sobre él en algunos medios de comunicación.
Como por ósmosis, en el año 2003 –igual que a Jorge Alberto Bribiesca y su tío– a Nehme Name se le ocurrió fundar una empresa de aviación: no una cualquiera, sino una que tuviera prácticamente el mismo nombre que la del hijo de la primera dama: Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V.
Pero en este mundo no hay casualidades fortuitas, y menos tratándose de negocios. El 18 de agosto de ese año, en el Distrito Federal, el empresario poblano constituyó la empresa con un capital de 50 mil pesos, igual que la del hijo de la primera dama, y la creó ante el notario Fernando Cataño Muro Sandoval, el mismo ante el que se constituyó Avolar Líneas Aéreas,
El objeto social es «la prestación de servicios de transporte aéreo r! egular y no regular de pasajeros, carga exprés y correo», textualmente el mismo que el de la empresa del hijo y el hermano de Martha Sahagún. La duración de esta compañía sería de 90 años, y quedó registrada bajo el folio mercantil 309765.
Al principio sólo quedaron registrados dos socios: George Antonio Nehme Name, con 40 mil acciones y el cargo de presidente, y con 10 mil acciones y el puesto de secretario Rodrigo Vázquez Colmenares Guzmán, hijo del ex director de Aeroméxico y ex gobernador de Oaxaca, Pedro Vázquez Colmenares. Su hermano Pedro Vázquez Colmenares actualmente es subdirector general de Finanzas del ISSSTE.
Como comisario de la compañía quedó Joaquín Morales Hernández, el mismo que en la aerolínea de Jorge Alberto Bribiesca y Guillermo Sahagún. (Véase anexo VII.3.)
Entre los principales funcionarios! de Avolar Aerolíneas está Carlos Alberto V&aacu! te;zquez del Mercado Villaseñor, que asumió el cargo de «secretario» en julio de 2004. Cuando este hombre asumió el cargo ya era socio de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y su tío Memo en la empresa Merkacommerce, S. A. de C. V., creada el 23 de septiembre de 2002 en Celaya, Guanajuato. (Véase anexo VII.4.)
En su página de Internet, Jorge Nehme Name afirma que la línea aérea conocida como «Avolar» recibió el título de concesión entregado por la SCT el 27 de octubre de 2004, que según el documento oficial fue otorgada a la compañía de Bribiesca Sahagún y Sahagún Jiménez, lo cual significa que son la misma cosa.
Aún así, en un desplegado publicado el 12 de febrero de 2006 en El Universal, el «vástago» presidencial y su tío aseguraron sobre su empresa Avolar y otros negocios:
«Rechazamos categóricamente que en estas emp! resas o en otras en las que tuvimos o tenemos participación exista tráfico de influencias o enriquecimiento ilícito (operaciones con recursos de procedencia ilícita). Como cualquier mexicano, tenemos todo el derecho a ser empresarios y buscar un mejor futuro para nuestras familias, siempre dentro de la ley.
»Una vez más estamos siendo blanco de ataques infundados por algunos medios con claros tintes políticos.»
LA OTRA EMPRESA
Por supuesto, el título de la concesión entregada por el gobierno federal no fue firmado por ninguno de los parientes presidenciales. Lo firmó George Antonio Nehme Name, pero no para Avolar Aerolíneas, sino para Avolar Líneas Aéreas.
El intríngulis de esta historia es complejo, como todos los negocios disfrazados, y más tratándose de la familia presidencial, que por ley no podría beneficiarse de una concesión. Como! lo marca la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores P&! uacute;b licos, el secretario de Comunicaciones y Transportes debería haberse negado a otorgar la concesión, ya que la ley dispone claramente que ningún funcionario, incluido el presidente de la República, podrá beneficiar de manera directa o a través de otras personas –en este caso el secretario Cerisola– a integrantes de su familia con contratos o concesiones del gobierno federal.
El 16 de marzo de 2006, a través de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, hice la siguiente solicitud de información a la SCT:
«Solicito copia del permiso otorgado a la empresa Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., para prestar el servicio de transporte aéreo regular y no regular de pasajeros, carga exprés y correo. También quiero saber qué tipo de requisitos debe cumplir una empresa que se dedica a esto y cuánto paga esta empresa por la renta de hangare! s en Tijuana y cualquier otro aeropuerto federal.»
El 7 de julio siguiente la dependencia entregó la copia del título de concesión entregado a dicha aerolínea.
A primera vista parecía que la información entregada era un error, que estaba equivocada, que no era el documento que yo había pedido, pero después de leer el escrito detenidamente quedó claro que no había equivocación: la concesión entregada el 27 de julio de 2004 por la SCT era para la compañía propiedad del hijo y el hermano de la primera dama. En la carátula del título de concesión se lee:
«Concesión para prestar el servicio público de transporte aéreo nacional regular de pasajeros, carga y correo, que otorga el gobierno federal por conducto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en adelante «la Secretaría», a favor de Avolar Aerolínea! s, S. A. de C. V., en adelante «el Cesionario», al tenor de lo! s siguie ntes antecedentes y condiciones.»
Después se desglosan en once capítulos los detalles de la concesión, precisando siempre que es para la empresa Avolar Aerolíneas, S. A. de C. V., a cuyo representante se identifica como George Antonio Nehme Name.
Pero en la última foja, la que le da validez jurídica a la concesión, viene el nombre de otra empresa. En el último párrafo del título se señala:
«La firma de esta concesión por parte del Concesionario implica la aceptación incondicional de sus términos y condiciones.
»La presente concesión se otorga en la Ciudad de México, Distrito Federal, a los veintisiete días del mes de octubre de 2004.»
Firman:
«El secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola y Weber. Por Avolar Lineas Aéreas, S. A. de C. V., Sr. George Antonio Nehme Name.»
Especialistas en auditoria gubernamental cons! ultados explicaron que la parte más importante de un contrato o de un título de concesión son las firmas de quienes convienen dicho acuerdo. «Si un contrato no está firmado, no tiene validez oficial.» «En un acuerdo de voluntades, la suscripción es la aceptación de la voluntad; la firma le da la validez; sin las firmas no hay validez.» «Desde el punto de vista jurídico, las firmas son la parte sustancial de la personalidad e identidad de las personas físicas y morales que acuerdan y en las que recaen los derechos y obligaciones.»
Del análisis del título de concesión se desprende que la concesión aérea es para Avolar Líneas Aéreas, S. A. de C. V., la empresa de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez.
«Si la empresa Avolar Aerolíneas pretendiera afirmar que la concesión es suya, entonces la concesión con ! la que opera desde 2005 es ilegal porque los documentos no cor! responde n a eso», aseguró un experto.
Dado que la concesión fue para la empresa de los parientes presidenciales, quizá esto explique por qué en el último año empresarios y ex funcionarios muy ligados a Los Pinos decidieron unir sus fuerzas con Avolar.
En primer lugar están Salvador Sánchez Alcántara y su hijo Arturo Sánchez de la Peña, dueños de la línea de Autobuses Estrella Blanca, que merced a sus actos de «caridad» vía la Fundación Vamos México, de Martha Sahagún, se han subido a los mayores negocios de transporte del sexenio. Estos empresarios han donado autobuses y dinero a la primera dama para su organización, pero además ya son socios del presidente Fox y su familia, ya que los hijos del presidente tienen por lo menos cuatro autobuses en Estrella Blanca.
(...)
En su columna del 22 de marzo de 2006 en el periódico Reforma, Alb! erto Aguilar habla sobre otra persona involucrada con Avolar y directamente ligada a Martha Sahagún y al presidente: Juan Hernández, quien ha trabajado con Fox en los diez últimos años. Al inicio del sexenio fue coordinador de la oficina especial para mexicanos que viven en el exterior, en la Presidencia de la República.
LAS RUTAS AÉREAS
Termina el sexenio y la cabeza visible de la compañía de los Bribiesca-Sahagún, George Nehme, anda por todo el país inaugurando rutas aéreas.
A principios de 2006 trascendió a las columnas de negocios que entre los planes de Avolar está hacerse pública, y espera cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores a fines de 2007. No es para menos: desde que el 8 de septiembre de 2005 iniciaron operaciones, el negocio va viento en popa, y de las aerolíneas low cost ésta es la que más ha crecido y la que cierra el sexeni! o con paso más fuerte.
Según la informaci&oac! ute;n of icial de la compañía, «la idea es contar con diez aviones este año [Boeing 737, de 30 millones de dólares cada uno] para alcanzar una movilización de dos millones de pasajeros en 2007 y después cubrir vuelos internacionales», para comunicar un total de 32 destinos del interior del país.
(...)
De acuerdo con sus propios datos, la línea aérea de la concesión de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y Guillermo Sahagún Jiménez transporta 12 500 pasajeros por avión al mes, lo que representa el 65 por ciento de ocupación de los asientos.
(...)
Y sí, poco a poco ha ido ampliando sus rutas a las asignadas en el título de concesión. Ahora también llegan a Puebla, Zihuatanejo, Tepic, Colima, Morelia, Uruapan, Hermosillo, La Paz, Los Mochis, Culiacán y Durango.
En abril de 2006 la compañía inauguró más rutas, e! ntre ellas la del Aeropuerto Internacional del Bajío. Quizá así, por lo menos, Jorge Alberto Bribiesca Sahagún disfrute de su concesión y ya no tenga que desviar aviones para que hagan escalas indebidas en el aeropuerto de León, Guanajuato. Ahora, en los aviones de Avolar, puede ir cuando quiera a visitar a su madre en su nueva y acogedora cabañita en San Francisco del Rincón, Guanajuato, sin molestar a nadie.
Jorge Alberto Bribiesca, uno de los dueños
George Nehme, a la izquierda, cabeza visible de AVOLAR
AVOLAR, fue la primera aereolina low cost que recibio la conceción de SCT
Pretenden movilizar a 2 milones de pasajeros en el 2007 y volar al extranjero
Fuente: Quehacer Político