UTOPIA
Eduardo Ibarra Aguirre
FOXILANDIA SE AGOTA
En el abatimiento de la pobreza extrema, una obra de vivienda sin precedente en la sexenal historia del poder público, la transparencia gubernamental, el pago adelantado de deuda externa y su disminución en términos absolutos, son algunos de los rubros con los que Vicente Fox Quesada agravia los oídos y los ojos de televidentes y radioescuchas.
Y lo hace con mayor intensidad en la medida en que se acerca la hora final del abandono de las oficinas de Los Pinos, mientras que el de las cabañitas ya se produjo. Pareciera que Fox está obsesionado en gastar hasta el último centavo de la voluminosa partida de comunicación social u obligar al duopolio televisivo y al oligopolio radiofónico a concederle los espacios necesarios en retribución por las gigantescas concesiones, en primer lugar las legislativas, que les otorgó.
No entiende el vendedor de ilusiones formado en La chispa de la vida, tampoco su otrora vocera oficial, que la imagen que tanto les costó forjar, sobre todo al erario, se esfumará en unos cuantos meses. Y que casi todo lo que ahora es respaldo a su desempeño se convertirá en rechazo y hasta escarnio por tanta incompetencia, frivolidad e ignorancia acumuladas, ostentadas hasta agraviar el más común de los sentidos.
En cuanto a pobreza extrema, por ejemplo, el 6 de octubre le di a conocer el diagnóstico de Erick Vittrup Christensen, oficial principal del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, que sostiene: La situación es “preocupante porque vemos ciudades como Río de Janeiro, Bogotá o México, donde los males de la pobreza urbana comienzan a crear una nueva cultura de violencia de una dimensión que no se puede combatir con los mecanismos tradicionales”.
A diferencia de otras dependencias de la ONU, Asentamientos Humanos critica al gobierno foxista por la ausencia de una política social de combate a la pobreza en áreas urbanas.
En un amplio y documentado recuento del sexenio del cambio (en reversa) que presenta la revista Forum de noviembre, destaca el juicio del experto Adolfo Sánchez Almanza: “Tenemos la misma cantidad de pobres, creció la población y se redujo la pobreza en términos relativos (porcentuales), pero en términos absolutos estamos igual, no ha habido avances”. Desde hace 10 años contamos con 19 millones de mexicanos en pobreza extrema.
Otra faceta del mismo tema es que “México tiene problemas alimenticios muy serios que impactan los niveles de competitividad, porque restringen el desarrollo intelectual”.
Ante a la frase repetida al infinito: “¡Ya no estamos hipotecando el futuro de nuestros hijos!”, el reportero Patricio Cortés demuestra que la deuda externa no ha disminuido, sino debemos mucho más que en sexenios anteriores. “El truco está en convertir la denominada deuda externa, en deuda interna. Si consideramos que la mayoría de los bancos que trabajan en México ahora son propiedad del extranjero (logro de Fox Quesada) prácticamente le debemos a los mismos”.
De acuerdo con cifras de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público cada ciudadano mexicano debía al nacer 23 mil 58 pesos, y para 2005 la deuda per cápita creció a 30 mil 900 pesos. Hoy la administración foxista debe alrededor de 3.3 billones de pesos, un billón más que la anterior, sin contar que se pagaron cifras exorbitantes en cuanto a deuda, disminuyendo el gasto social, pese a que los recursos de los que dispuso Fox no fueron nada despreciables, pues hubo una bonanza petrolera sin precedente. Los ingresos presupuestarios de los que dispuso Ernesto Zedillo Ponce de León el último año de su gobierno fueron de un billón 184.9 millones de pesos; mientras Fox tuvo para gastar un billón 948 mil millones de pesos, cifra que no le fue suficiente para mantener finanzas sanas en términos reales.
RazonES de SER
FOXILANDIA SE AGOTA
En el abatimiento de la pobreza extrema, una obra de vivienda sin precedente en la sexenal historia del poder público, la transparencia gubernamental, el pago adelantado de deuda externa y su disminución en términos absolutos, son algunos de los rubros con los que Vicente Fox Quesada agravia los oídos y los ojos de televidentes y radioescuchas.
Y lo hace con mayor intensidad en la medida en que se acerca la hora final del abandono de las oficinas de Los Pinos, mientras que el de las cabañitas ya se produjo. Pareciera que Fox está obsesionado en gastar hasta el último centavo de la voluminosa partida de comunicación social u obligar al duopolio televisivo y al oligopolio radiofónico a concederle los espacios necesarios en retribución por las gigantescas concesiones, en primer lugar las legislativas, que les otorgó.
No entiende el vendedor de ilusiones formado en La chispa de la vida, tampoco su otrora vocera oficial, que la imagen que tanto les costó forjar, sobre todo al erario, se esfumará en unos cuantos meses. Y que casi todo lo que ahora es respaldo a su desempeño se convertirá en rechazo y hasta escarnio por tanta incompetencia, frivolidad e ignorancia acumuladas, ostentadas hasta agraviar el más común de los sentidos.
En cuanto a pobreza extrema, por ejemplo, el 6 de octubre le di a conocer el diagnóstico de Erick Vittrup Christensen, oficial principal del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, que sostiene: La situación es “preocupante porque vemos ciudades como Río de Janeiro, Bogotá o México, donde los males de la pobreza urbana comienzan a crear una nueva cultura de violencia de una dimensión que no se puede combatir con los mecanismos tradicionales”.
A diferencia de otras dependencias de la ONU, Asentamientos Humanos critica al gobierno foxista por la ausencia de una política social de combate a la pobreza en áreas urbanas.
En un amplio y documentado recuento del sexenio del cambio (en reversa) que presenta la revista Forum de noviembre, destaca el juicio del experto Adolfo Sánchez Almanza: “Tenemos la misma cantidad de pobres, creció la población y se redujo la pobreza en términos relativos (porcentuales), pero en términos absolutos estamos igual, no ha habido avances”. Desde hace 10 años contamos con 19 millones de mexicanos en pobreza extrema.
Otra faceta del mismo tema es que “México tiene problemas alimenticios muy serios que impactan los niveles de competitividad, porque restringen el desarrollo intelectual”.
Ante a la frase repetida al infinito: “¡Ya no estamos hipotecando el futuro de nuestros hijos!”, el reportero Patricio Cortés demuestra que la deuda externa no ha disminuido, sino debemos mucho más que en sexenios anteriores. “El truco está en convertir la denominada deuda externa, en deuda interna. Si consideramos que la mayoría de los bancos que trabajan en México ahora son propiedad del extranjero (logro de Fox Quesada) prácticamente le debemos a los mismos”.
De acuerdo con cifras de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público cada ciudadano mexicano debía al nacer 23 mil 58 pesos, y para 2005 la deuda per cápita creció a 30 mil 900 pesos. Hoy la administración foxista debe alrededor de 3.3 billones de pesos, un billón más que la anterior, sin contar que se pagaron cifras exorbitantes en cuanto a deuda, disminuyendo el gasto social, pese a que los recursos de los que dispuso Fox no fueron nada despreciables, pues hubo una bonanza petrolera sin precedente. Los ingresos presupuestarios de los que dispuso Ernesto Zedillo Ponce de León el último año de su gobierno fueron de un billón 184.9 millones de pesos; mientras Fox tuvo para gastar un billón 948 mil millones de pesos, cifra que no le fue suficiente para mantener finanzas sanas en términos reales.
RazonES de SER