UNA COLORADA
Quien está con él?
Por Lilia Cisneros Luján (13 de noviembre del 2006)
En el tonteo final –faltan 18 días- de un sexenio al que los medios de comunicación se allanaron con la condición de la paga multimillonaria por spots propagandísticos y la promulgación de una ley que despoja a la nación de otra parte de su soberanía, por vez primera en muchos años en el cambio de estafeta gubernamental, no se puede esperar nada extraordinario. Sin contrapeso alguno, el destino de la corriente ideológica en el poder parece ser el de tragar camotes.
Hoy ¿puede alguien afirmar el conocimiento de algún indicio del enfoque para enfrentar los difíciles focos rojos o siquiera alguna directriz para la administración pública y la política nacional de los siguientes seis años? Con todo y el glamour agregado a los ejercicios de adivinación, no es posible dilucidar quienes de los que acompañarían al señor Calderón en la tarea de gobernar pudieran garantizar alguna esperanza para retomar el enfoque nacionalista. ¿De verdad alguien supone una orientación diferente en el manejo de la hacienda pública luego del tratamiento que el actual secretario le ha dado al caso Hildebrando y los miles de millones de pesos manejados por la empresa ISOSA? El supuesto futuro secretario de Hacienda ¿conoce la información confidencial en este escándalo que incluyó el homicidio –no esclarecido por cierto- de la cabeza visible de los financieros cercanos al presidente electo? ¿Cómo puede asegurarse un giro en materia de seguridad y de impartición de justicia si una de las facturas a la vista se deriva de la total impunidad de los involucrados en este caso?
Es en este tema –el de las facturas- en donde Don Felipe tendrá fuertes dificultades. ¿La profesora Elba Esther le dará el mismo trato que a Madrazo, si no la nombran secretaria de Educación? ¿Qué esperan cobrar todos aquellos autores de la sana distancia antaño infiltrados en el PRI y hoy furibundos defensores del PAN? Las ambiciones y las réplicas están a la vista, representando un problema muy difícil de acomodo y de manejo político si es que el discurso para la defensa del bienestar del pueblo y el desarrollo de México pretende hacerse realidad con una serie de corifeos que hicieron del incumplimiento la base del ejercicio de gobierno en los últimos lustros. Para desgracia de esta pobre patria se acentuarán las contradicciones y la sin razón, frente a una clase de pseudo políticos sin convicciones y sin aparente llenadero para su codicia crematística y de poder; porque cada uno de estos personajes trabaja para su santo y éste no parece ser el señor Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa.
Ante esta larga fila de acreedores tratando de cobrar caros los favores realizados, hay quien supone que se presenta al revolucionario institucional la oportunidad de retomar el rumbo de las reivindicaciones sociales ¿cómo podría defender a los trabajadores si la planta productiva está deshecha? ¿A que campesinos reivindicará si el campo es una desgracia? Y lo peor de todo, ante la realidad de que aun militan en el PRI los mejores mexicanos –en el ámbito de la ciencia, la empresa, la academia e incluso la política- su dirigencia no ha tenido el empeño necesario para reconocer tales valores y si en cambio continúa –en una pasividad cobarde- permitiendo que medren con el exiguo presupuesto y con el muy reducido pastel de poder, gángsters como el líder de la basura y acomodaticios que con una mano reciben prebendas de la oposición y con la otra ensucian –con su conducta o su dicho- a su partido? Ante esta falta de claridad, el celo por la democracia se ha convertido en desencanto; ganando los enemigos de México, no sólo los de afuera que nos quieren acabar de comprar sino los traidores de adentro empeñados en rematarnos, incluidos por cierto todos los involucrados –de manera activa o pasiva- en el crimen organizado que tiene en la impunidad su mejor carta para coptar a un próximo presidente solitario, sin el apoyo aun de los mismos panistas y con el acecho de medios de comunicación faltos de ética, que llegan al cinismo de denostar al que sale, después de haberles concedido todo.
APIAVIRTUAL
En el tonteo final –faltan 18 días- de un sexenio al que los medios de comunicación se allanaron con la condición de la paga multimillonaria por spots propagandísticos y la promulgación de una ley que despoja a la nación de otra parte de su soberanía, por vez primera en muchos años en el cambio de estafeta gubernamental, no se puede esperar nada extraordinario. Sin contrapeso alguno, el destino de la corriente ideológica en el poder parece ser el de tragar camotes.
Hoy ¿puede alguien afirmar el conocimiento de algún indicio del enfoque para enfrentar los difíciles focos rojos o siquiera alguna directriz para la administración pública y la política nacional de los siguientes seis años? Con todo y el glamour agregado a los ejercicios de adivinación, no es posible dilucidar quienes de los que acompañarían al señor Calderón en la tarea de gobernar pudieran garantizar alguna esperanza para retomar el enfoque nacionalista. ¿De verdad alguien supone una orientación diferente en el manejo de la hacienda pública luego del tratamiento que el actual secretario le ha dado al caso Hildebrando y los miles de millones de pesos manejados por la empresa ISOSA? El supuesto futuro secretario de Hacienda ¿conoce la información confidencial en este escándalo que incluyó el homicidio –no esclarecido por cierto- de la cabeza visible de los financieros cercanos al presidente electo? ¿Cómo puede asegurarse un giro en materia de seguridad y de impartición de justicia si una de las facturas a la vista se deriva de la total impunidad de los involucrados en este caso?
Es en este tema –el de las facturas- en donde Don Felipe tendrá fuertes dificultades. ¿La profesora Elba Esther le dará el mismo trato que a Madrazo, si no la nombran secretaria de Educación? ¿Qué esperan cobrar todos aquellos autores de la sana distancia antaño infiltrados en el PRI y hoy furibundos defensores del PAN? Las ambiciones y las réplicas están a la vista, representando un problema muy difícil de acomodo y de manejo político si es que el discurso para la defensa del bienestar del pueblo y el desarrollo de México pretende hacerse realidad con una serie de corifeos que hicieron del incumplimiento la base del ejercicio de gobierno en los últimos lustros. Para desgracia de esta pobre patria se acentuarán las contradicciones y la sin razón, frente a una clase de pseudo políticos sin convicciones y sin aparente llenadero para su codicia crematística y de poder; porque cada uno de estos personajes trabaja para su santo y éste no parece ser el señor Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa.
Ante esta larga fila de acreedores tratando de cobrar caros los favores realizados, hay quien supone que se presenta al revolucionario institucional la oportunidad de retomar el rumbo de las reivindicaciones sociales ¿cómo podría defender a los trabajadores si la planta productiva está deshecha? ¿A que campesinos reivindicará si el campo es una desgracia? Y lo peor de todo, ante la realidad de que aun militan en el PRI los mejores mexicanos –en el ámbito de la ciencia, la empresa, la academia e incluso la política- su dirigencia no ha tenido el empeño necesario para reconocer tales valores y si en cambio continúa –en una pasividad cobarde- permitiendo que medren con el exiguo presupuesto y con el muy reducido pastel de poder, gángsters como el líder de la basura y acomodaticios que con una mano reciben prebendas de la oposición y con la otra ensucian –con su conducta o su dicho- a su partido? Ante esta falta de claridad, el celo por la democracia se ha convertido en desencanto; ganando los enemigos de México, no sólo los de afuera que nos quieren acabar de comprar sino los traidores de adentro empeñados en rematarnos, incluidos por cierto todos los involucrados –de manera activa o pasiva- en el crimen organizado que tiene en la impunidad su mejor carta para coptar a un próximo presidente solitario, sin el apoyo aun de los mismos panistas y con el acecho de medios de comunicación faltos de ética, que llegan al cinismo de denostar al que sale, después de haberles concedido todo.
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