LOS VIOLENTOS DE LA APO?
Las “Fumadas” de Televisa y TV Azteca
Como buen adicto a los noticieros de Televisa, Televisión Azteca y algunos otros de la radio, quise constatar lo violentos que son -según toda la información que me he fumado- los agitadores profesionales y extranjeros que tienen asolada a la ciudad de Oaxaca.
Con este objetivo en mente, me sumé a la caravana que salió del hemiciclo a Juárez el sábado 4 de noviembre, no habíamos recorrido mucho y ya me estaba decepcionando pues al pasar por Tepito un auto chocó contra uno de nuestros camiones y lejos de darle cuando menos una golpiza como era de esperarse, los Appos hasta cooperaron entre todos para darle dinero al prepotente conductor que amenazaba con llamar a sus cuates del barrio.
Llegando a la Vieja Antequera me incorporé a la marcha del domingo 5 y a unos cincuenta metros del monumento en donde se inició, me encontré con una pareja de señores ya viejones pero muy sonrientes que vestidos toditos de blanco levantaban sus cartones con frases contra la APPO. Me paré a prudente distancia y pude verlos enfrentar al mar de paisanos que gritaban consignas contra Fox, Ulises Ruiz, la PFP, el gobierno federal y el estatal, pero nunca vi que les tiraran alguna piedra o al menos una mentada.
Un poco “desanimado”, me fui caminando con los que parecían felices, no se si por el gusto de poder gritar o por ver las caras de las familias y niños que hacían valla y coreaban las consignas, con “coraje” más que sed y hambre, me comí las frutas y me tomé el agua que algunas personas nos ofrecían al paso. No pude menos que sorprenderme al ver un puesto de artesanías que atendido por una niña de unos 10 años permanecía abierto igual que muchas tiendas y comercios en medio del paso de los “violentos”.
Terminé la marcha en el templo de Sto. Domingo un poco desconcertado, me fui al zócalo y lo encontré rodeado por los “pacíficos” y bien protegidos policías de la PFP: no dejaban pasar a grupos de más de dos, vi señoras mayores de edad quejándose y diciéndoles con mucho valor sus verdades a los polis, una señora dijo que a misa de la Catedral habían asistido tres personas solamente y para hacerlo tuvieron que colarse entre las alambradas de púas.
Ya con más seguridad de lo que vería, me colé por la noche en la UABJO y como me esperaba, encontré a la plana mayor de los “guerrilleros locales y a los agitadores profesionales extranjeros” discutiendo estrategias y tácticas de ataque y defensa mediante una cascarita de fútbol.
Finalmente he comprendido la realidad: “Todos se confabularon para engañarme”.
MacheTearTe
Como buen adicto a los noticieros de Televisa, Televisión Azteca y algunos otros de la radio, quise constatar lo violentos que son -según toda la información que me he fumado- los agitadores profesionales y extranjeros que tienen asolada a la ciudad de Oaxaca.
Con este objetivo en mente, me sumé a la caravana que salió del hemiciclo a Juárez el sábado 4 de noviembre, no habíamos recorrido mucho y ya me estaba decepcionando pues al pasar por Tepito un auto chocó contra uno de nuestros camiones y lejos de darle cuando menos una golpiza como era de esperarse, los Appos hasta cooperaron entre todos para darle dinero al prepotente conductor que amenazaba con llamar a sus cuates del barrio.
Llegando a la Vieja Antequera me incorporé a la marcha del domingo 5 y a unos cincuenta metros del monumento en donde se inició, me encontré con una pareja de señores ya viejones pero muy sonrientes que vestidos toditos de blanco levantaban sus cartones con frases contra la APPO. Me paré a prudente distancia y pude verlos enfrentar al mar de paisanos que gritaban consignas contra Fox, Ulises Ruiz, la PFP, el gobierno federal y el estatal, pero nunca vi que les tiraran alguna piedra o al menos una mentada.
Un poco “desanimado”, me fui caminando con los que parecían felices, no se si por el gusto de poder gritar o por ver las caras de las familias y niños que hacían valla y coreaban las consignas, con “coraje” más que sed y hambre, me comí las frutas y me tomé el agua que algunas personas nos ofrecían al paso. No pude menos que sorprenderme al ver un puesto de artesanías que atendido por una niña de unos 10 años permanecía abierto igual que muchas tiendas y comercios en medio del paso de los “violentos”.
Terminé la marcha en el templo de Sto. Domingo un poco desconcertado, me fui al zócalo y lo encontré rodeado por los “pacíficos” y bien protegidos policías de la PFP: no dejaban pasar a grupos de más de dos, vi señoras mayores de edad quejándose y diciéndoles con mucho valor sus verdades a los polis, una señora dijo que a misa de la Catedral habían asistido tres personas solamente y para hacerlo tuvieron que colarse entre las alambradas de púas.
Ya con más seguridad de lo que vería, me colé por la noche en la UABJO y como me esperaba, encontré a la plana mayor de los “guerrilleros locales y a los agitadores profesionales extranjeros” discutiendo estrategias y tácticas de ataque y defensa mediante una cascarita de fútbol.
Finalmente he comprendido la realidad: “Todos se confabularon para engañarme”.
MacheTearTe