EL "EMO" DE BUCARELI
Indice Político
EL PARANGÓN RESULTA irresistible. Como la tribu urbana ahora tan de moda, Juan Camilo Mouriño responde a las acusaciones en su contra sólo con la exteriorización de sus emociones. De argumentos políticos, ¡nada!
Su imagen pesimista, lánguida, descorazonada, que no mira a los ojos de sus interlocutores sólo confirma que en el fuero interior del ocupante del viejo palacete de los Covián hay un suicida político –que no político suicida-- en potencia, quien ya ha dado sobradas muestras de autoflagelación.
Mouriño, en sus propias palabras, se "sacrificó" por la causa calderoniana que, dice, ahora es la de la Nación… dijo haber renunciado a las acciones de las 80 empresas familiares –lo cual no es cierto, cual recién demostró la reportera investigadora Anabel Hernández--… abandonó a su familia… emigró al espantoso, caótico e insufrible Distrito Federal desde la campechana quietud provinciana… ¡y hasta prefirió ser tercermundista y subdesarrollado mexicano, antes que europeo y próspero español!
¡Puro sufrir! ¡Nada que no sean sólo emociones y sentimientos!
Es, sin duda alguna, el "emo" de Bucareli.
Puntos coincidentales de la "filosofía emo" y las actitudes públicas del novel secretario de Gobernación del señor Felipe Calderón podrían ser las siguientes:
- Los "emo" viven en constante depresión debido a que según ellos, el mundo es miserable y denigrante.
- Sus habitaciones suelen tener poca luz --¿y qué hay más oscuro en el país que el tétrico edificio de Bucareli--, y cama sencilla y dura, de esta forma, al levantarse cada mañana recordarán lo miserable de su existencia y permanecerán en un estado de depresión todo el día.
- Los "emo" no creen en religiones ni en dioses.
- Sus símbolos son: calaveras, corazones rotos y estrellas rosadas
- Las parejas sentimentales deben ser también "emo". Deben compartir su dolor en todo momento. Si el "emo novio" está llorando, la "emo novia" debe llorar también. Los dos se cortarán la piel con cuchillas al mismo tiempo, se vestirán igual al punto de no saber quién es el hombre y quién la mujer. El "emo novio" deberá regalarle a su "emo novia" un ci-dí de su música preferida en el cumpleaños.
Y su música tiene letras tales como "Ahora te diré lo que he hecho por ti / Cincuenta mil lágrimas he llorado / Gritando, engañando y sangrando por ti / Y aun así tu no me escuchas / Me estoy hundiendo", la cual puede escucharse en Fallen (Caídos) del grupo estadounidense de rock alternativo Evanescence, lo mismo que seguramente en Bucareli.
Ahora que la moda "emo" pareciera cundir en el Partido Accion Nacional. Si no, vea usted también el comportamiento (a)político de su recién designado dirigente Germán Martínez: purititas emociones agresivas y exteriorización de sentimientos de enojo y hasta odio a sus contrincantes.
¿"Emos"? Sí, casi todos en la Administración federal…
EL PARANGÓN RESULTA irresistible. Como la tribu urbana ahora tan de moda, Juan Camilo Mouriño responde a las acusaciones en su contra sólo con la exteriorización de sus emociones. De argumentos políticos, ¡nada!
Su imagen pesimista, lánguida, descorazonada, que no mira a los ojos de sus interlocutores sólo confirma que en el fuero interior del ocupante del viejo palacete de los Covián hay un suicida político –que no político suicida-- en potencia, quien ya ha dado sobradas muestras de autoflagelación.
Mouriño, en sus propias palabras, se "sacrificó" por la causa calderoniana que, dice, ahora es la de la Nación… dijo haber renunciado a las acciones de las 80 empresas familiares –lo cual no es cierto, cual recién demostró la reportera investigadora Anabel Hernández--… abandonó a su familia… emigró al espantoso, caótico e insufrible Distrito Federal desde la campechana quietud provinciana… ¡y hasta prefirió ser tercermundista y subdesarrollado mexicano, antes que europeo y próspero español!
¡Puro sufrir! ¡Nada que no sean sólo emociones y sentimientos!
Es, sin duda alguna, el "emo" de Bucareli.
Puntos coincidentales de la "filosofía emo" y las actitudes públicas del novel secretario de Gobernación del señor Felipe Calderón podrían ser las siguientes:
- Los "emo" viven en constante depresión debido a que según ellos, el mundo es miserable y denigrante.
- Sus habitaciones suelen tener poca luz --¿y qué hay más oscuro en el país que el tétrico edificio de Bucareli--, y cama sencilla y dura, de esta forma, al levantarse cada mañana recordarán lo miserable de su existencia y permanecerán en un estado de depresión todo el día.
- Los "emo" no creen en religiones ni en dioses.
- Sus símbolos son: calaveras, corazones rotos y estrellas rosadas
- Las parejas sentimentales deben ser también "emo". Deben compartir su dolor en todo momento. Si el "emo novio" está llorando, la "emo novia" debe llorar también. Los dos se cortarán la piel con cuchillas al mismo tiempo, se vestirán igual al punto de no saber quién es el hombre y quién la mujer. El "emo novio" deberá regalarle a su "emo novia" un ci-dí de su música preferida en el cumpleaños.
Y su música tiene letras tales como "Ahora te diré lo que he hecho por ti / Cincuenta mil lágrimas he llorado / Gritando, engañando y sangrando por ti / Y aun así tu no me escuchas / Me estoy hundiendo", la cual puede escucharse en Fallen (Caídos) del grupo estadounidense de rock alternativo Evanescence, lo mismo que seguramente en Bucareli.
Ahora que la moda "emo" pareciera cundir en el Partido Accion Nacional. Si no, vea usted también el comportamiento (a)político de su recién designado dirigente Germán Martínez: purititas emociones agresivas y exteriorización de sentimientos de enojo y hasta odio a sus contrincantes.
¿"Emos"? Sí, casi todos en la Administración federal…