Eterno parlanchín

Revsita Siempre

Es claro que los mexicanos estamos pagando muy cara la transición democrática. Ahora nos percatamos que lo peor no fue la Presidencia de Vicente Fox, sino su ex presidencia, que, como vamos, será eterna. El tipo es un enfermo mental.

Vive sintiéndose perpetuo mandatario y su esposa le hace el juego, pues se refiere a él como el “señor presidente”. Como si esta ridiculez no fuera suficiente, la familia ha mandado construir (con los recursos que sustrajo de su pésima administración) copias de los salones que ocupó en Los Pinos.

Pero eso quizá no sea lo más grave o ridículo. Lo es su necesidad imperiosa de hablar y hablar, de figurar y seguir figurando, estimulado por Marta Sahagún, quien tendría que estar en la cárcel debido a los negocios que toda su familia hizo al amparo del poder, en particular sus hijos, auténticos pillos. Fox, a su vez, requiere sin duda de asistencia médica, necesita tratamiento psiquiátrico, vivir no en su rancho sino en una cómoda habitación de hospital. Aquí el problema no es tanto de él, lo es de quien le permite hablar: Felipe Calderón. Al parecer, lo sigue tratando como si el habitante de Los Pinos fuera el ranchero parlanchín y demagogo.

Lo más que hace es rogarle que no hable sobre China porque los chinos son muy sensibles al tema de Taiwán. Y aún así lo hace. Y al día siguiente dice que basta, que no hablará más de política. La gestión de Calderón es ya bastante discutible como para todavía tener que sumar los “favores” de Fox. La llegada de Juan Camilo Mouriño y la permanencia de Alberto Cárdenas sólo indican que Calderón no sabe de política y está desconcertado entre tantos enemigos perredistas y lamentables amigos panistas. No se sabe ya qué es peor.

Calderón necesita ponerle a Fox un bozal, obligarlo a callar o que hable y hable en su rancho. No es posible que vaya por el mundo diciendo necedades. Su ignorancia es mucha y su inteligencia apenas existe.

Jamás aprendió a hablar en público y sus lecturas, dos o tres de administración de ranchos, no le dan para una larga conversación, más o menos coherente. México ha tenido magníficos políticos, grandes presidentes que se convirtieron en aceptables ex presidentes.

No es fácil renunciar a tanto poder como se tiene durante seis años, pero habrá que acostumbrarse a que el poder es siempre efímero, no eterno. El asunto es que cada vez que el ex presidente abre la boca, hay un conflicto. ¿

Tiene necesidad Calderón de soportar a su antiguo jefe? ¿Conocerán historia de México y así el problema de Cárdenas con Calles, la solución que el primero le dio? Lo dudo. Aparte de malos gobernantes, son de una supina ignorancia.

México tendrá que ser muy cuidadoso en las siguientes elecciones presidenciales y evitar que el país acumule ex presidentes que siguen creyendo estar en Los Pinos. No basta con regañar al equipo inmediato, Calderón debe eliminar el desaseo de sus “amigos” y correligionarios.