Maniobra Prisa-El País y W-Televisa para censurar a Carmen Aristegui
Revista Contralínea / Álvaro Cepeda Neri
La única manera, guardando las formas contractuales, para impedir que la periodista Carmen Aristegui continuara con su programa radiofónico, de información, opiniones y crítica –a través de W-Radio, de Televisa, en sociedad-complicidad con Prisa-El País–, consistió en no renovarle su contratación. Y es que Aristegui nunca cedió a las condiciones que implicaban censura previa e inquisición administrativa, para seguir conduciendo Hoy por hoy que había logrado, por su calidad democrática, una considerable cantidad de radioescuchas. La publicidad de Televisa y Prisa, de que “se necesita valor para hablar de frente”, fue llevada hasta sus últimas consecuencias por Aristegui y finalmente traicionada por ambas empresas que sumieron en la falta de credibilidad al periódico El País, y a los noticieros de Televisa, de los que W-Radio era su única credibilidad.
Grupo Prisa es editor de El País, con 50 por ciento (pisoteando la Ley de Inversiones Extranjeras, con la complicidad de Fox y Calderón) de participación con la radiodifusora W-Televisa, de cobertura nacional e internacional. Y está claro que a los juniors Polanco y Azcárraga no les gustó la libertad de prensa que ejercía Carmen Aristegui, quien se caracterizó (como Ricardo Alemán, Francisco Rodríguez, Alberto Barranco, Miguel Ángel Granados Chapa, Javier Solórzano y la BBC, por citar algunos noticieros de información y opinión) por realizar una constante crítica a los hechos generados, por sus entrevistas y el trabajo de los reporteros. Y por la participación de analistas políticos y economistas del más amplio abanico de puntos de vista.
Y sobre todo, Aristegui, conquistando cada vez más radioescuchas, apretaba la pus del abuso de los poderes político, gubernamental y económicoempresarial sin concesiones ni a izquierda ni a derecha.
Nadie debe pasar por alto que Televisa (como Tv Azteca) son dos inmensos poderes fácticos, a los que no basta con las limitaciones impuestas con la reforma del Estado, en su capítulo electoral; sino que han de ponérseles controles más democráticos a sus excesos golpistas y a sus estúpidas programaciones que minan la de por sí raquítica educación formal de las escuelas, al pervertir la educación pública y privada, para generar una audiencia hipnotizada, narcotizada, por la serie de idioteces, tanto en su televisión comercial como la transmitida por cable. Y darles un repaso de racionalidad, leyéndoles la cartilla del ensayo de Karl R.
Popper: La televisión es mala maestra.
No le renovaron el contrato a Carmen Aristegui, porque ésta no aceptó lo que, constitucionalmente, equivalía a una censura previa, pues Prisa-El País (izquierdizantes en España, se comportan derechizantes en México) y W-Televisa, para cerrar el círculo de la manipulación de la información y limar el filo de la crítica, querían reducirle su ejercicio de las libertades de prensa y de entender a ésta como contrapoder (ver el ensayo de Luis María Anson “La prensa como contrapoder”, en el libro Contra el poder, ediciones Temas de Hoy).
Prisa-El País ahora va sobre Le Monde, el periódico francés, donde sólo le han permitido 15 por ciento de participación, y W-Televisa, con sus socios, está apretando para la unidad (no la unión) compacta de sus emisiones informativas, porque se apresta a una lucha fascista contra el Estado laico, el gobierno federal y, en especial, el Congreso de la Unión, para tratar de minar las estructuras democráticas y republicanas constitucionales.
La única manera, guardando las formas contractuales, para impedir que la periodista Carmen Aristegui continuara con su programa radiofónico, de información, opiniones y crítica –a través de W-Radio, de Televisa, en sociedad-complicidad con Prisa-El País–, consistió en no renovarle su contratación. Y es que Aristegui nunca cedió a las condiciones que implicaban censura previa e inquisición administrativa, para seguir conduciendo Hoy por hoy que había logrado, por su calidad democrática, una considerable cantidad de radioescuchas. La publicidad de Televisa y Prisa, de que “se necesita valor para hablar de frente”, fue llevada hasta sus últimas consecuencias por Aristegui y finalmente traicionada por ambas empresas que sumieron en la falta de credibilidad al periódico El País, y a los noticieros de Televisa, de los que W-Radio era su única credibilidad.
Grupo Prisa es editor de El País, con 50 por ciento (pisoteando la Ley de Inversiones Extranjeras, con la complicidad de Fox y Calderón) de participación con la radiodifusora W-Televisa, de cobertura nacional e internacional. Y está claro que a los juniors Polanco y Azcárraga no les gustó la libertad de prensa que ejercía Carmen Aristegui, quien se caracterizó (como Ricardo Alemán, Francisco Rodríguez, Alberto Barranco, Miguel Ángel Granados Chapa, Javier Solórzano y la BBC, por citar algunos noticieros de información y opinión) por realizar una constante crítica a los hechos generados, por sus entrevistas y el trabajo de los reporteros. Y por la participación de analistas políticos y economistas del más amplio abanico de puntos de vista.
Y sobre todo, Aristegui, conquistando cada vez más radioescuchas, apretaba la pus del abuso de los poderes político, gubernamental y económicoempresarial sin concesiones ni a izquierda ni a derecha.
Nadie debe pasar por alto que Televisa (como Tv Azteca) son dos inmensos poderes fácticos, a los que no basta con las limitaciones impuestas con la reforma del Estado, en su capítulo electoral; sino que han de ponérseles controles más democráticos a sus excesos golpistas y a sus estúpidas programaciones que minan la de por sí raquítica educación formal de las escuelas, al pervertir la educación pública y privada, para generar una audiencia hipnotizada, narcotizada, por la serie de idioteces, tanto en su televisión comercial como la transmitida por cable. Y darles un repaso de racionalidad, leyéndoles la cartilla del ensayo de Karl R.
Popper: La televisión es mala maestra.
No le renovaron el contrato a Carmen Aristegui, porque ésta no aceptó lo que, constitucionalmente, equivalía a una censura previa, pues Prisa-El País (izquierdizantes en España, se comportan derechizantes en México) y W-Televisa, para cerrar el círculo de la manipulación de la información y limar el filo de la crítica, querían reducirle su ejercicio de las libertades de prensa y de entender a ésta como contrapoder (ver el ensayo de Luis María Anson “La prensa como contrapoder”, en el libro Contra el poder, ediciones Temas de Hoy).
Prisa-El País ahora va sobre Le Monde, el periódico francés, donde sólo le han permitido 15 por ciento de participación, y W-Televisa, con sus socios, está apretando para la unidad (no la unión) compacta de sus emisiones informativas, porque se apresta a una lucha fascista contra el Estado laico, el gobierno federal y, en especial, el Congreso de la Unión, para tratar de minar las estructuras democráticas y republicanas constitucionales.