Mouriño .... Mirada de tiburón
Revista Siempre / Alvaro Cepeda Neri
Juan-Iván Camilo Mouriño Terrazo ha ido construyendo su rápido ascenso tras bambalinas, hasta su súbito nombramiento en la Secretaría de Gobernación, sobre varias ilegalidades que implican ilegitimidad. Las dos primeras: la diputación local y la federal, para las que se requiere ser mexicano por nacimiento; y Mouriño nació en España. Igual condición para ser secretario de despacho presidencial. Y no se diga para ser Presidente de la República. El gallego, pues, millonario por los negocios familiares en la comercialización de gasolina y gas, más otros negocios, no parece tocar “techo”, conforme a su “teoría” política, apoyado por el pragmatismo cínico de Calderón.
La corrupción panista-foxista que Calderón se niega a combatir, encubriendo a Fox y su pandilla, como pago a la elección bajo sospecha de fraude mediante la cual se agandalló la sucesión, bajo la divisa del haiga sido como haiga sido.
Y con arreglo a ésta, el inquilino de Los Pinos impuso a Germán Martínez como presidente aparente del PAN (su proyecto para la sucesión) y pisoteando abiertamente el artículo constitucional 91, donde se exige que para “ser secretario del Despacho se requiere: ser ciudadano mexicano por nacimiento”, a Mouriño en Gobernación.
Al que las revistas del corazón adornan con el alias de “el hombre de la mirada triste”, cuando la opacidad verduzca de sus ojos semejan la mirada del tiburón (ver la foto del reportero gráfico Miguel Espinoza en El Universal: 16/I/08), y que con todo y complicidad de sus asesores “constitucionalistas”, no es mexicano por nacimiento, sino por naturalización, conforme al apartado B del artículo 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Que sea Mouriño el confidente de Calderón, su operador confiable y uno de sus favoritos (John Elliott y Laurence Brockliss: El mundo de los validos, ediciones Taurus) no es como para nombrarlo el “ministro del príncipe”. Sobre todo, abogado por la Libre de Derecho, demostró Calderón que el abuso del poder y las ilegalidades, fueron las enseñanzas que recibió. Y con éstas sigue maniobrando desde la Presidencia, navegando a la deriva en el mar de la ilegitimidad, para hacer del país y sus instituciones un Estado con relajamiento de ilegalidades.
El haiga sido como haiga sido de Calderón lo muestra como un presidente arbitrario, dispuesto a seguir por esos atajos autoritarios para sus intereses, mientras los de la nación, como problemas, se amontonan sin soluciones. Fox tuvo a Mart(h)a; Calderón a Mouriño.
Juan-Iván Camilo Mouriño Terrazo ha ido construyendo su rápido ascenso tras bambalinas, hasta su súbito nombramiento en la Secretaría de Gobernación, sobre varias ilegalidades que implican ilegitimidad. Las dos primeras: la diputación local y la federal, para las que se requiere ser mexicano por nacimiento; y Mouriño nació en España. Igual condición para ser secretario de despacho presidencial. Y no se diga para ser Presidente de la República. El gallego, pues, millonario por los negocios familiares en la comercialización de gasolina y gas, más otros negocios, no parece tocar “techo”, conforme a su “teoría” política, apoyado por el pragmatismo cínico de Calderón.
La corrupción panista-foxista que Calderón se niega a combatir, encubriendo a Fox y su pandilla, como pago a la elección bajo sospecha de fraude mediante la cual se agandalló la sucesión, bajo la divisa del haiga sido como haiga sido.
Y con arreglo a ésta, el inquilino de Los Pinos impuso a Germán Martínez como presidente aparente del PAN (su proyecto para la sucesión) y pisoteando abiertamente el artículo constitucional 91, donde se exige que para “ser secretario del Despacho se requiere: ser ciudadano mexicano por nacimiento”, a Mouriño en Gobernación.
Al que las revistas del corazón adornan con el alias de “el hombre de la mirada triste”, cuando la opacidad verduzca de sus ojos semejan la mirada del tiburón (ver la foto del reportero gráfico Miguel Espinoza en El Universal: 16/I/08), y que con todo y complicidad de sus asesores “constitucionalistas”, no es mexicano por nacimiento, sino por naturalización, conforme al apartado B del artículo 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Que sea Mouriño el confidente de Calderón, su operador confiable y uno de sus favoritos (John Elliott y Laurence Brockliss: El mundo de los validos, ediciones Taurus) no es como para nombrarlo el “ministro del príncipe”. Sobre todo, abogado por la Libre de Derecho, demostró Calderón que el abuso del poder y las ilegalidades, fueron las enseñanzas que recibió. Y con éstas sigue maniobrando desde la Presidencia, navegando a la deriva en el mar de la ilegitimidad, para hacer del país y sus instituciones un Estado con relajamiento de ilegalidades.
El haiga sido como haiga sido de Calderón lo muestra como un presidente arbitrario, dispuesto a seguir por esos atajos autoritarios para sus intereses, mientras los de la nación, como problemas, se amontonan sin soluciones. Fox tuvo a Mart(h)a; Calderón a Mouriño.
posted by H2AGUA at
7:55 p.m.
