Alta Traición
Ecos de la Costa / Carlos Ramiro Vargas
Mientras la mayoría de los políticos panistas nos siguen demostrando su enorme proclividad a reproducir los vicios más reprobables del PRI, y una vez votados no aportan absolutamente nada que valga la pena a la población que ingenuamente les dio su confianza, aprovechando toda oportunidad que se les presente para enriquecerse a costa del erario público, sin ningún empacho ni contrición; al comenzar esta semana tenemos que la empresa petrolera Halliburton, propiedad del vice presidente de Estados Unidos, Dick Cheney, anunció desde su cuartel general en Houston, Texas, que el gobierno de Felipe Calderón les acaba de otorgar un contrato a tres años para perforar y construir 58 pozos petroleros en el sur de nuestra nación, precisamente en los lugares donde se encuentran las mayores reservas de petróleo hipotéticamente pertenecientes al pueblo mexicano. Como consecuencia Pemex pagará a la firma gringa del “hombre fuerte” de la administración Bush, 6 mil 850 millones de pesos, contrato que está siendo considerado como la transacción más relevante de los firmados en su tipo, entre ambas empresas.
El problema no sería mayor si Halliburton no fuese una de las firmas de tecnología petrolera más corruptas y cuestionadas del planeta, pues desde que se inició la guerra en Irak, ha sido sin duda la más beneficiada por el gobierno estadounidense para explotar discrecionalmente pozos petroleros en la antigua Mesopotamia, con convenios que alcanzan a la fecha 20 mil millones de dólares.
Pero también este peculiar corporativo ha sido señalado hace unas semanas, por especialistas independientes, de proveer comida putrefacta a las propias tropas del imperio en los desiertos y urbes iraquíes. En tales circunstancias, no podemos olvidar que Cheney, además de haber sido presidente de Halliburton, obtuvo durante la primera guerra contra Irak, la Secretaría de la Defensa, mezclando gracias a su amistad con George Bush padre, a la mejor usanza del viejo PRI y hoy del PAN, la cosa pública con la vida y relaciones privadas. Lo que le ha permitido expandir la esfera de los negocios de la empresa, que ya para el 2006 incursiona en la construcción de prisiones especiales ¡para migrantes en la frontera!, en el marco de un programa gubernamental dedicado a contener el flujo principalmente de mexicanos, desesperados por no encontrar el trabajo que la corrupción política y empresarial les niegan en su dizque propia tierra.
Apenas el 19 de marzo del año anterior, Halliburton daba a conocer a la opinión pública de su país, que sus negocios en México iban viento en popa, y que para ese entonces abrirían una industria en Nuevo León, Monterrey, orientada a satisfacer la demanda creciente de equipo y productos para exploración, producción y transporte petroleros.
Y siendo una empresa absolutamente articulada al complejo militar de los Estados Unidos, distinguida por su carácter altamente socio depredador y destructor de la soberanía nacional de países árabes, claro que se encuentra muy interesada en la acelerada entrega de Pemex al capital norteamericano. Proceso iniciado a pasos acelerados en el gobierno del mandilón extremo, Vicente Fox, y continuado sin rubor por Felipe Calderón, pues ya desde el 2002 Halliburton Corporation venía recibiendo cientos de millones de dólares del gobierno gringo en subsidios que le facilitarán lograr los jugosos contratos con Pemex, a quien le provee del 80 por ciento de su tecnología, ahondando nuestra dependencia precisamente de los oligarcas texanos, enemigos radicales e históricos de México. En este contexto, el españolete Camilo Mouriño tendrá un papel central para facilitar el proceso desnacionalizador de Pemex. Y a la vieja usanza, toda la caterva de diputillos federales, senadores y dirigentes panistas colimenses, se dedicarán a parar el dedo cometiendo alta traición a la patria, como respecto al problema del maíz en el TLC y volviéndose cómplices cínicos, del cobarde genocidio yanqui en Iraq.
Mientras la mayoría de los políticos panistas nos siguen demostrando su enorme proclividad a reproducir los vicios más reprobables del PRI, y una vez votados no aportan absolutamente nada que valga la pena a la población que ingenuamente les dio su confianza, aprovechando toda oportunidad que se les presente para enriquecerse a costa del erario público, sin ningún empacho ni contrición; al comenzar esta semana tenemos que la empresa petrolera Halliburton, propiedad del vice presidente de Estados Unidos, Dick Cheney, anunció desde su cuartel general en Houston, Texas, que el gobierno de Felipe Calderón les acaba de otorgar un contrato a tres años para perforar y construir 58 pozos petroleros en el sur de nuestra nación, precisamente en los lugares donde se encuentran las mayores reservas de petróleo hipotéticamente pertenecientes al pueblo mexicano. Como consecuencia Pemex pagará a la firma gringa del “hombre fuerte” de la administración Bush, 6 mil 850 millones de pesos, contrato que está siendo considerado como la transacción más relevante de los firmados en su tipo, entre ambas empresas.
El problema no sería mayor si Halliburton no fuese una de las firmas de tecnología petrolera más corruptas y cuestionadas del planeta, pues desde que se inició la guerra en Irak, ha sido sin duda la más beneficiada por el gobierno estadounidense para explotar discrecionalmente pozos petroleros en la antigua Mesopotamia, con convenios que alcanzan a la fecha 20 mil millones de dólares.
Pero también este peculiar corporativo ha sido señalado hace unas semanas, por especialistas independientes, de proveer comida putrefacta a las propias tropas del imperio en los desiertos y urbes iraquíes. En tales circunstancias, no podemos olvidar que Cheney, además de haber sido presidente de Halliburton, obtuvo durante la primera guerra contra Irak, la Secretaría de la Defensa, mezclando gracias a su amistad con George Bush padre, a la mejor usanza del viejo PRI y hoy del PAN, la cosa pública con la vida y relaciones privadas. Lo que le ha permitido expandir la esfera de los negocios de la empresa, que ya para el 2006 incursiona en la construcción de prisiones especiales ¡para migrantes en la frontera!, en el marco de un programa gubernamental dedicado a contener el flujo principalmente de mexicanos, desesperados por no encontrar el trabajo que la corrupción política y empresarial les niegan en su dizque propia tierra.
Apenas el 19 de marzo del año anterior, Halliburton daba a conocer a la opinión pública de su país, que sus negocios en México iban viento en popa, y que para ese entonces abrirían una industria en Nuevo León, Monterrey, orientada a satisfacer la demanda creciente de equipo y productos para exploración, producción y transporte petroleros.
Y siendo una empresa absolutamente articulada al complejo militar de los Estados Unidos, distinguida por su carácter altamente socio depredador y destructor de la soberanía nacional de países árabes, claro que se encuentra muy interesada en la acelerada entrega de Pemex al capital norteamericano. Proceso iniciado a pasos acelerados en el gobierno del mandilón extremo, Vicente Fox, y continuado sin rubor por Felipe Calderón, pues ya desde el 2002 Halliburton Corporation venía recibiendo cientos de millones de dólares del gobierno gringo en subsidios que le facilitarán lograr los jugosos contratos con Pemex, a quien le provee del 80 por ciento de su tecnología, ahondando nuestra dependencia precisamente de los oligarcas texanos, enemigos radicales e históricos de México. En este contexto, el españolete Camilo Mouriño tendrá un papel central para facilitar el proceso desnacionalizador de Pemex. Y a la vieja usanza, toda la caterva de diputillos federales, senadores y dirigentes panistas colimenses, se dedicarán a parar el dedo cometiendo alta traición a la patria, como respecto al problema del maíz en el TLC y volviéndose cómplices cínicos, del cobarde genocidio yanqui en Iraq.