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miércoles, 31 de octubre de 2007

¿ Y Tus Cuñados, Vicente?

Quehacer Político

* Adolfo Gómez y Arturo Torres, casados con Susana y Mercedes Fox Quesada, respectivamente, también se habrían beneficiado del Gobierno del cambio para acumular sus fortunas

SAN LUIS DE LA PAZ, Gto.– Lo que faltaba: Los cuñados presidenciales –Gustavo Adolfo Gómez Velásquez y Arturo Torres del Valle– también aprovecharon el Gobierno del cambio para cambiar y mejorar sus vidas.

Casados con Susana y Mercedes Fox Quesada, respectivamente, ambos personajes se beneficiaron del éxito de su cuñado Vicente para salir de problemas económicos y afianzar el futuro de varias generaciones.

Despojos, negocios inmobiliarios, automotrices y de todo tipo, además de sometimiento del Partido Acción Nacional en León y tráfico de influencias, son entre otras las acciones en que la parentela del hombre de las botas –hermanos, hijos, sobrinos, nuera e hijastros incluidos– se hallan presuntamente inmersos.

Incluso, Adolfo Gómez cuenta con dos denuncias por despojar de 74 obras a los artistas Humberto Peraza Ojeda, Víctor Manuel Gutiérrez Guerra y Víctor Villarreal. Pese a que se le giró orden de aprehensión, fue detenido sólo por una cuantas horas, y todo indica que está protegido por la Procuraduría General de Justicia estatal.

León, Salamanca, Celaya, y ahora esta población –San Luis de la Paz– son cotos de poder económico y político de la parentela presidencial. Sin recato alguno, acusan lugareños, mediante ofrecimientos monetarios, presiones e incluso amenazas, los parientes pobres compran, en el mejor de los casos, tierras, instalan talleres, restaurantes, obtienen contratos gubernamentales y viven derrochando el dinero obtenido durante el sexenio de Vicente Fox Quesada.

Sus fechorías las comparan, “sino es que superan”, a las de los hermanos Bribiesca Sahagún.

A las tropelías ya conocidas se suma la sombra del narcotráfico sobre los ilustres habitantes del rancho San Cristóbal.

León, Irapuato, San Miguel de Allende y Celaya, principalmente, se convirtieron en fortalezas de los capos Joaquín Archibaldo El Chapo Guzmán Loera y los hermanos Arturo y Carlos Beltrán Leyva.

Las sospechas de que el cabecilla del cártel de Sinaloa gozó de la sombra de Los Pinos durante el mandato foxista, son un rumor in crescendo por estas tierras.
Un nombre que se ha mantenido casi bajo secreto habla por sí solo: José Luis Reyes Vázquez, ex comandante de la desaparecida Policía Judicial Federal.

Presuntamente para evadir a la justicia, la familia presidencial cuenta con los servicios de Paulino Loera y el propio Reyes Vázquez, quien además de encabezar el despacho denominado Asesoría Corporativa Integral del Bajío, S. C., en León, tiene la Notaría del Patrimonio Inmobiliario Federal número 31 en Nuevo Vallarta, Nayarit, donde la dupla Fox-Sahagún se apropió de varias hectáreas de playa.

NEGOCIOS PRIVADOS CON RECURSOS PÚBLICOS

En la ciudad más contaminada del país, Salamanca, Arturo Torres, quien heredó de su ilustre cuñado la curul en el Congreso de la Unión en el periodo 1991-1994, pretendió construir la central de abasto en terrenos propiedad del municipio, que pagaría poco a poco.

El entonces alcalde salmantino Genaro Carreño Muro maniobró para que el esposo de Mercedes Fox, a través de su empresa Five-Star, construyera la central sobre ocho hectáreas de terreno propiedad del municipio, la cual buscaría vender posteriormente a la firma Haspaq.

Pero las ambiciones de este cuñado van más allá de lo económico: Desde finales de los 80 ha intentado dominar a los militantes del Partido Acción Nacional en León, siempre para favorecer los intereses de quien lo protege.

No le importa que un buen número de panistas hayan desertado de sus filas al no estar de acuerdo con el manejo familiar que se le ha dado a la organización.

Ahora Torres del Valle lamenta que el Gobierno de Felipe Calderón lo deje fuera de la jugada, pues hasta finales del año anterior presumía con sus amigos que sería nombrado delegado de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (Condusef).

Otro desliz del cuñado presidencial ocurrió cuando en 2004 salió a la defensa de sus parientes políticos por su relación con el empresario argentino Carlos Ahumada, benefactor de la Casa Amigo Daniel, A. C., albergue fundado por Vicente Fox y Lilian de la Concha.

Ahumada lo mismo se dejaba ver en León con los hijos de Marta Sahagún –Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún–, que con Cristóbal Fox Quesada.

No es delito tener tratos con Ahumada, dijo Arturo Torres cuando el diario Reforma publicó una fotografía del ex dueño del club de futbol León con Cristóbal Fox.

COLECCIONISTA DE ARTE… A LA MALA

Pero las andanzas del multicitado cuñado líneas arriba no son más que travesuras frente a los lances del otro cuñado presidencial: Gustavo Adolfo Gómez Velásquez, esposo de Susana Fox Quesada.

A finales de los 90, el suegro de la señora Susana Fox, Adolfo Gómez, recibió 74 esculturas de los maestros Humberto Peraza Ojeda, Víctor Manuel Gutiérrez Guerra y Víctor Villarreal, las cuales exhibía para su venta en la Galería Estrella, en la capital del estado.

Al fallecer en 1999, siendo Fox candidato presidencial, el vástago de Gómez saqueó la galería sin realizar el pago respectivo a los autores de las obras.

Éstos reclamaron en 2001 la devolución o el pago de sus esculturas, recibiendo un rotundo no por parte de Adolfo Gómez.

Por ese motivo, los artistas demandaron penalmente por robo calificado al entonces poderoso cuñado el 12 de mayo y 15 de junio de ese año, iniciándose la averiguación previa respectiva y girándose una orden de aprehensión en contra del demandado.

Éste fue capturado el 8 de junio de 2002, a raíz de la causa penal 168/2002, pero sólo durante unas horas, pues contaba con un amparo federal, negándose a devolver las 74 obras, valuadas en un millón 700 mil pesos.

Ante lo tortuoso de la justicia guanajuatense, los afectados volvieron a demandar al cuñado presidencial el 30 de marzo de 2006, ahora por el delito de abuso de confianza, iniciándose la causa penal 109/2006.

Gustavo Adolfo gozó de impunidad hasta que unos días antes de que su cuñado abandonara Los Pinos la Procuraduría estatal determinó que el asunto era “cosa juzgada” y no había delito que perseguir.

Los despojados de su obra buscaron el amparo de la justicia federal en la ciudad de León, donde un juez de distrito les negó el recurso de impugnación a la arbitraria decisión de la justicia guanajuatense.

Sabedores que enfrentaban el poder presidencial, los escultores señalaron que no tenían elementos para decir que la Procuraduría de Guanajuato estaba encubriendo a Gómez Velásquez, limitándose a señalar que la dependencia no cumplía con su trabajo.

En una nota aparecida en el diario capitalino Crónica se lee: “Víctor Manuel Gutiérrez recordó que en una ocasión entrevistaron a Marta Sahagún en una revista de espectáculos, y le preguntaron ‘de bote pronto’ que cuál era su escultor favorito: ‘Seguramente ella alcanzó a leer mi nombre en una estatuilla que tenía en su mesa de centro, y respondió: Víctor Gutiérrez, para salir del paso porque ni me conoce’”.

Lo anterior hace pensar a los artistas que en la casa de la ex pareja presidencial se encuentran adornándola algunos de sus trabajos.

DE PUEBLO FANTASMA A FRACCIONAMIENTO DE LUJO…

El periódico A.M. de León reseñó la visita que realizó la autoproclamada pareja presidencial a la comunidad de Pozos, en este municipio, el 6 de diciembre de 2003.

En 15 helicópteros arribaron, entre otros, la actriz Verónica Castro, quien llegó del brazo del principal accionista de Televisa, Emilio Azcárraga Jean; el entonces mandatario guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks; los empresarios Lorenzo Zambrano, Rogelio Sada, Roberto Plascencia, así como el ex mandatario de Nuevo León, Fernando Elizondo Torres.

Invitados por la ahora presidenta municipal de San Luis de la Paz, Guadalupe Villegas, íntima amiga de Marta Sahagún de Fox, los asistentes comieron, y de ahí nació el interés de Gustavo Adolfo por fraccionar esa comunidad convertida en pueblo fantasma, habitado por unas cuantas personas.

En el siglo XIX esta población llegó a ser la segunda más grande del estado y contaba con gran actividad minera. También fue escenario de grandes batallas durante la Revolución de 1910, y a lo largo de la Guerra Cristera en el siglo anterior.

Fue en esas luchas cuando muchas casas fueron incendiadas, y los pobladores perdieron sus pertenencias y los papeles que acreditaban su propiedad.

Es por eso que los pocos residentes que quedan –la mayoría emigró a otras ciudades o a Estados Unidos– le solicitaron a Vicente Fox que regularizara su propiedad, ayudando a los ejidatarios a obtener sus títulos.

Pero como dicen, el interés tiene pies, y luego el cuñado presidencial se asoció con empresarios irlandeses para fraccionar la comunidad y nombrarla Minas de Pozos.

La primera etapa consta de 33 casas estilo colonial en tres hectáreas, con un costo que varía entre los 160 mil a los 200 mil dólares.

Negocio redondo si se toma en cuenta que Gómez Velásquez pagó 200 pesos por metro cuadrado a los 28 ejidatarios, y que ya se arregló con los humildes campesinos para adquirir otras 500 hectáreas, que servirán para construir un campo de golf y más viviendas destinadas principalmente a jubilados norteamericanos.

Ese desarrollo requerirá de una inversión de cuatro mil 200 millones de dólares en los próximos 20 años, y atraerá a gente que ya no encuentra la misma tranquilidad de antaño en el cercano poblado de San Miguel de Allende.

Como buena amiga de la familia Fox, la alcaldesa ha declarado que para restaurar la comunidad se necesitan recursos por casi dos millones de pesos, señalando que serían aportados en partes iguales por el municipio, el estado y la Federación.

Aunque no se ve cómo aportará el ayuntamiento su parte, dado lo magro de las partidas con que cuenta.

Por otro lado, aunque el lugar fue declarado patrimonio histórico en la década de los 70, no hay un plan de desarrollo urbano y los recursos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no alcanzan para cuidar las construcciones semiderruidas, donde unas son restauradas y otras demolidas, para que se incremente la riqueza de los Fox.

Carente de servicios básicos –agua, drenaje, médicos, etcétera– ya la edil Guadalupe Villegas se comprometió con los especuladores a llevar agua a la población a través de un conducto de 25 kilómetros que tendrá un costo de cien millones de pesos. Faltaba más…

HAY MÁS PARIENTES

Pero como la familia no se limita a los cuñados solamente, también los hijos y sobrinos directos de Vicente Fox se beneficiaron del Gobierno del cambio.

Vicentillo Fox de la Concha instaló el lujoso restaurante VIP en la zona más cara de León. Quien nunca trabajó, creó la empresa denominada Operadora de Restaurantes Ragofo el 9 de noviembre de 2006, unos cuantos días antes de que su papá dejara la Presidencia de la República.

Hombre de negocios –lo trae de familia–, se asoció con su primo Adolfo Gómez Fox para instalar un taller de servicio mecánico que da mantenimiento a los vehículos del ayuntamiento leonés.

Aunque para no levantar murmuraciones y quizá evitar cuestionamientos, lo denominaron Servicio Saavedra.

La esposa de Vicentilllo, de nombre Paulina, para no aburrirse y aprovechar la bonanza de Los Pinos, puso una boutique de artículos importados llamada Panorama 602, asociada con la esposa de su primo político, Adolfo Gómez.

Sobrino de los consentidos de quien todavía gusta de llamarse Presidente, Bernardo Fox Cabrera, a quien los leoneses tampoco le conocen dotes de trabajador, adquirió un departamento de tres millones de pesos en el condominio El Pinar, en la colonia Villas del Juncal.

Así, de la bancarrota en los 80, la familia Fox pasó a la prosperidad. De las deudas millonarias con bancos, sólo el mal recuerdo queda. Los lamentos de Vicente Fox porque sus empresas estaban embargadas se pueden leer en los periódicos de la época.