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jueves, 12 de julio de 2007

UNA ENTREVISTA CON SOCORRO DIAZ

Fox despojó a López Obrador
para garantizarse impunidad

Antonio Cerda Ardura

El 2 de julio se cumplió el primer aniversario de la elección que llevó a la Presidencia de México al panista Felipe Calderón Hinojosa y que, a ojos de la periodista Socorro Díaz, fue un gigantesco fraude que despojó a la izquierda mexicana, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, de la oportunidad de conducir el destino de la nación.

Originaria de Colima, Socorro Díaz, ex directora general del periódico El Día y la primera mujer que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en 1977, acaba de publicar su libro Reporte 2006. El desquite (Tinta Editorial), en el cual narra su versión de lo ocurrido en las elecciones más controvertidas en la historia del país. La autora verificó e investigó las propias afirmaciones de los actores políticos que lideraron y protagonizaron los operativos montados desde las altas esferas del poder para impedir, dice ella, que el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos se convirtiera en presidente.

En entrevista con Siempre!, Socorro Díaz, quien se ha desempeñado como senadora de la República, diputada federal, subsecretaria de Gobernación y directora del ISSSTE y de Liconsa en gobiernos priístas, habla del complot orquestado por Vicente Fox (y cumplido por Carlos Abascal, a la cabeza del aparato gubernamental; el PAN, Manuel Espino y un grupo de gobernadores priístas; Elba Esther Gordillo, el Panal y el Sindicato de Maestros; el IFE y la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, así como por miles de representantes de casillas, entre otros) para robar la elección al político tabasqueño.

Sostiene, además, que Fox atropelló el derecho de los mexicanos a elegir, para garantizarse impunidad frente a la corrupción que caracterizó a su gobierno.

Gobierno gerencial

Antonio Cerda Ardura.- La tesis general de su libro es el fraude electoral del 2 de julio de 2006. ¿De qué se desquitó Fox de López Obrador?

Socorro Díaz.- En la etapa temprana del foxiato, antes del 2003, Fox ya había determinado, en conversaciones, acuerdos y comidas con grupos de empresarios cercanos a él, que había que atajar, a como diera lugar, a López Obrador. De ahí surgió la idea del desafuero, que significó un ensayo general de lo que ocurriría en las elecciones. En el libro, señalo que en una de esas conversaciones con empresarios connotados, Fox les dijo a manera de confidencia: “No puedo dejar que llegue López Obrador, porque si llega me mete a la cárcel”. Me enteré de este comentario en el 2004. En aquella época, a mí y a otros amigos cercanos a López Obrador y a la bancada parlamentaria del PRD nos resultaba muy extraña esta expresión, porque aún no teníamos datos de lo que fue el fenómeno de la corrupción en el gobierno de Fox. Nos creíamos un poco aquella tesis de que iba a haber una innovación gubernamental, pero percibíamos con preocupación que se hubiera establecido, primero, un gabinete con una clara connotación empresarial. No tengo nada contra los empresarios, pero me parece riesgoso que el gobierno esté en manos de gente que sólo ve la tarea pública por la vertiente de la ganancia o de la ventaja y con un enfoque claramente comercial y mercantil. En la década de los 70, Jesús Reyes Heroles, el grande, dijo que uno de los mayores riesgos que tenía la República era que los empresarios lograran tomar el poder por los cuernos. Esa fue su expresión. Y si se busca una caracterización del régimen de Fox, como él mismo lo anunció de manera abierta, y lo cumplió, gobernó con los empresarios y con una visión gerencial. A ellos fue a quienes dijo: “López Obrador no, porque me va a llevar a la cárcel”. Ese era su temor.

A.C.A.- En la política nacional, hay una figura que se usa de manera recurrente como espantajo, y a la que le ha concedido mucho el gobierno de Calderón. ¿Cuál fue el papel de Elba Esther Gordillo en este fraude?

S.D.- Ella tuvo su papel. Una de las razones que me llevaron a escribir este libro, fue tratar de dejar un testimonio y un registro histórico de la verdad de lo acontecido, en términos políticos antes, durante y después del fraude del 2 de julio. Lo primero que me llamó la atención fue la aparición de Gordillo, el 9 de julio del año pasado, en un programa de televisión de Denise Maerker, en el que la profesora se ufanó de haber establecido un operativo especial en Guanajuato y en otras entidades del país, para cobrar a López Obrador la afrenta de no haberse aliado con ella y de haber llamado a los maestros a votar, no conforme a una decisión corporativa, sino de acuerdo a su conciencia y a su libertad de elegir.

¡Así lo dijo!

Después, también llamó mi atención la conducta de Fox que, el 12 de febrero de este año, fue a Washington y en el Centro Cultural Kennedy confesándose ante la

República, dijo que se desquitó. Es decir: aceptó que él y su gobierno intervinieron, de manera facciosa, para impedir que se cumpliera la voluntad mayoritaria del pueblo y López Obrador llegara a la Presidencia. Más tarde, el presidente del PAN, Manuel Espino, declaró que él acordó, con ocho gobernadores del PRI, que le ayudaran en el operativo electoral del 2 de julio. Así que Reporte 2006.

El desquite, naturalmente toma el subtítulo de la expresión de Fox: “Me desquité”. Pero en el libro me propuse no dar gusto a los protagonistas del fraude, que están siguiendo una estrategia mediática, muy usada en Europa y en Estados Unidos.

A.C.A.- ¿Cómo está eso de: “Me desquité”?

S.D.- “Me desquité”, “Hice un operativo especial”, “Acordé con los gobernadores”. De manera que, ya dicho, nada es sujeto de verificación o investigación. Ya lo señalaron, se comenta, se les llama cínicos y desvergonzados... Y no pasa nada. Pero yo me propuse no darles gusto y, sí, verificar e investigar sus afirmaciones.

Y volviendo al tema específico de Elba Esther Gordillo. Cito, a manera de ejemplo, que no es aislado ni único, el caso de Colima, al que denomino como un acuerdo ilegítimo y censurable entre el Sindicato de Maestros y los funcionarios del IFE, para hacer algo muy grave y delicado. Cruzando las bases de datos de los trabajadores incorporados al Sindicato con el listado de casillas, de funcionarios del IFE, encontramos, en Colima, que el 39 por ciento de esos representantes electorales ¡pertenecen al gremio! Es un dato específico, concreto y puntual. ¡¿Dónde quedó la famosa ciudadanización del IFE?!

A.C.A.- Prácticamente, ahí se controló la elección.

S.D.- Es la prueba de que la organización y el desarrollo de la jornada electoral estuvo en manos de un gremio, evidentemente, corporativo. Se utilizó ese poder corporativo del sindicato para controlar el resultado electoral.

A.C.A.- Y el control quiere decir: la alteración.

S.D.- Efectivamente. Sin embargo, para criticarnos, con frecuencia se dice que si todos obraron mal y actuaron con poca decencia, de manera inescrupulosa y violaron la ley, fue por culpa del PRD y de la Coalición por el Bien de Todos, que no vigilaron o tuvieron representantes en todas las casillas. Es cierto. Pero también es cierto que ni el PAN, ni el PRI, ni ningún otro partido los tuvieron. Como en México las elecciones se han dividido en tercios, es muy difícil que una sola fuerza política, aunque se alíe con pequeños partidos, e, incluso, el Panal, con toda la estructura del sindicato, pueda cubrir el ciento por ciento de las casillas. Y quiero dejar claro que no sólo nos robaron donde no tuvimos representantes: ¡nos robaron en donde sí los hubo! Este es uno de los temas que debemos subrayar, porque lo que se calló y se silenció como parte del operativo desquite, fue el conflicto que se armó en muchas casillas, en diferentes regiones de México; las discusiones tan agrias; las confrontaciones verbales y los empujones y jaloneos, cuando los representantes de la Coalición advirtieron que los presidentes de las casillas panistas, criptopanistas y zoofilopanistas, estaban abiertamente tomando manojos de boletas electorales para cruzarlas en favor del PAN e introducirlas en las urnas, a la vista de todos.

A.C.A.- Es de suponer que esa fue la función real del partido de Elba Esther Gordillo.

S.D.- Tuvo esa y otras funciones. Rellenaron urnas. El operativo de ese día lo realizó la gente del Panal, de Elba Esther Gordillo, y la de Florencio Salazar Adame, el representante, digamos, formal de asuntos electorales de la campaña de Calderón. Eran dos brazos de la pinza, cada quien por su lado. Dieron instrucciones a su personal para que actuaran como rufianes.

A.C.A.- Lo que no entendemos es cómo eludieron la vista de los observadores nacionales y extranjeros que vigilaron la elección. ¿Cómo hacer una operación de tal magnitud sin que nadie la notara?

S.D.- La verdad, como el Espíritu Santo, aparece donde quiere y en el momento que quiere. Nosotros no podíamos mostrar toda esta información, sino hasta el tiempo establecido por la ley para plantear estas cuestiones. Mi libro se suma a las varias aportaciones que se han hecho en los últimos meses y semanas para mostrar la verdad, y a las que se harán en las Jornadas de Denuncia del Fraude Electoral del 2006 que comenzaron el viernes 29 de junio y que terminaron el domingo 1 de julio. Usted me dice: “Hubo muchos observadores internacionales”. Por supuesto que yo no lo descalifico. Por el contrario: celebro la presencia de los observadores internacionales, independientes y objetivos, que estuvieron en México. Pero, con absoluta franqueza, hubo hechos que no puedo omitir: quien encabezó el grupo de observadores del Parlamento Europeo, fue un señor llamado Ignacio Salafranca. El es militante del Partido Popular español, gente cercana a José María Aznar. Y todos sabemos el papel que jugaron el Partido Popular y Aznar, interviniendo en las elecciones mexicanas de manera absolutamente facciosa y contraria a nuestras leyes. Así que la vocería de este señor Salafranca, fue una acción perfectamente facciosa, interesada y partidaria del Partido Popular, de la derecha internacional que el PAN representa en México, y de la cual Calderón es uno de sus más connotados exponentes.

El IFE, indecente

A.C.A.- Asumiendo que sea una verdad el fraude electoral, ¿qué hacemos con estos personajes, empezando con el presidente resultante, que sería espurio, como con los operadores que lo ayudaron?

S.D.- Aunque a algunos les escandalice y les alarme, soy partidaria de que el Consejo General del IFE sea sustituido. Se prestó a una elección facciosa y contraria a todos los principios de equidad, legalidad, transparencia y hasta agregaría algo que no dice la ley: de decencia.