INDICE POLITICO
FRANCISCO RODRIGUEZ
DOS MAESTRAS
A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo,
dos corazones en un mismo ataúd.
Alphonse de Lamartine
JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA es uno de esos especimenes políticos dignos de estudio. Y no porque sea excepcionalmente destacada o eficiente en lo que hace, sino por su enfermiza compulsión a aprovechar cuanta situación se le pone enfrente, para destacar, para sobresalir y –lo peor—para soltar rollos que envidiaría para un domingo cualquier merolico de plaza pública que se respete.
Rollera. Tal es la mejor de sus definiciones. Habla y habla y habla y… nada concreta. La he escuchado en la radio. Entrevistada por cualquier viaje que realizaba cuando los contribuyentes le pagábamos sueldo y viáticos en su papel de titular de Desarrollo Social --¡y vaya que viajó!--, la autora del best seller (sic) cuyo título es algo así como una petición al Supremo para cobrar el seguro de vida del marido, opacaba a reporteros y entrevistadores en las descripciones, por ejemplo, de la Gran Muralla China. ¡Qué culta! ¡Qué observadora! ¿Qué inteligente?
Sale hoy al balcón la frustrada secretaria de Gobernación del calderonismo –tuvo que conformarse con la cartera de Educación, a la que fue relegada por el número dos: "Iván" Mouriño--, por el oportunismo con el que en días pasados mostró al brindar sus condolencias a familiares de una maestra lamentablemente asesinada por el padre de uno de sus alumnos. ¡Qué atenta! ¡Qué tierna! ¡Qué bien que así lo haya hecho! ¡Qué manera de llamar la atención del inner circle de Calderón, de donde fue expulsada!
Dice el texto profusamente boletinado por su oficina de prensa que "la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Josefina Vázquez Mota, lamentó el fallecimiento de la profesora Carla Jiménez Baños, y expresó a los deudos y autoridades escolares su profundo pesar.
"La funcionaria federal se comunicó el miércoles con familiares de la víctima y responsables de The Churchill School, donde se suscitaron los hechos que costaron la vida a la directora del nivel preescolar del plantel."
Vázquez Mota, además, ofreció solidaridad y apoyo institucional a familiares de víctima y victimario.
"La titular de la SEP hizo patente su consternación y extendió sus condolencias a la comunidad educativa del Colegio."
Bonito detalle, cierto.
Pero, ¿dónde están?, ¿cuándo fueron pronunciadas?, ¿a qué horas se boletinaron el pesar y las condolencias de la también llamada "pistolita automática", cuando ocurrió el deceso de la maestra Alicia Esparza Parra, de tan sólo 19 años de edad, hace aproximadamente 15 días?
La maestra Esparza Parra fue asesinada junto con Griselda Galaviz Barraza, quien contaba con 25 años, y sus hijos Grisel Adanahí, Juana Diosmirely y Edwin Leonel Esparza Galaviz, de 4, 2 y 7 años respectivamente. Cuando menos Leonel, debió haber sido alumno de la primaria donde Alicia prestaba sus servicios docentes en La Joya de los Martínez, Sinaloa de Leyva, en Sinaloa.
¿Por qué Vázquez Mota no expresó entonces sus condolencias y pesar? ¿Por qué la asesinaron soldados del Ejército? ¿Por qué no fue maestra de una escuela privada?
Ojala y no lo explique Vázquez Mota. Ojala se quede calladita, porque si no va a soltar uno de esos rollos que… tampoco le van a escuchar en Los Pinos.
A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo,
dos corazones en un mismo ataúd.
Alphonse de Lamartine
JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA es uno de esos especimenes políticos dignos de estudio. Y no porque sea excepcionalmente destacada o eficiente en lo que hace, sino por su enfermiza compulsión a aprovechar cuanta situación se le pone enfrente, para destacar, para sobresalir y –lo peor—para soltar rollos que envidiaría para un domingo cualquier merolico de plaza pública que se respete.
Rollera. Tal es la mejor de sus definiciones. Habla y habla y habla y… nada concreta. La he escuchado en la radio. Entrevistada por cualquier viaje que realizaba cuando los contribuyentes le pagábamos sueldo y viáticos en su papel de titular de Desarrollo Social --¡y vaya que viajó!--, la autora del best seller (sic) cuyo título es algo así como una petición al Supremo para cobrar el seguro de vida del marido, opacaba a reporteros y entrevistadores en las descripciones, por ejemplo, de la Gran Muralla China. ¡Qué culta! ¡Qué observadora! ¿Qué inteligente?
Sale hoy al balcón la frustrada secretaria de Gobernación del calderonismo –tuvo que conformarse con la cartera de Educación, a la que fue relegada por el número dos: "Iván" Mouriño--, por el oportunismo con el que en días pasados mostró al brindar sus condolencias a familiares de una maestra lamentablemente asesinada por el padre de uno de sus alumnos. ¡Qué atenta! ¡Qué tierna! ¡Qué bien que así lo haya hecho! ¡Qué manera de llamar la atención del inner circle de Calderón, de donde fue expulsada!
Dice el texto profusamente boletinado por su oficina de prensa que "la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Josefina Vázquez Mota, lamentó el fallecimiento de la profesora Carla Jiménez Baños, y expresó a los deudos y autoridades escolares su profundo pesar.
"La funcionaria federal se comunicó el miércoles con familiares de la víctima y responsables de The Churchill School, donde se suscitaron los hechos que costaron la vida a la directora del nivel preescolar del plantel."
Vázquez Mota, además, ofreció solidaridad y apoyo institucional a familiares de víctima y victimario.
"La titular de la SEP hizo patente su consternación y extendió sus condolencias a la comunidad educativa del Colegio."
Bonito detalle, cierto.
Pero, ¿dónde están?, ¿cuándo fueron pronunciadas?, ¿a qué horas se boletinaron el pesar y las condolencias de la también llamada "pistolita automática", cuando ocurrió el deceso de la maestra Alicia Esparza Parra, de tan sólo 19 años de edad, hace aproximadamente 15 días?
La maestra Esparza Parra fue asesinada junto con Griselda Galaviz Barraza, quien contaba con 25 años, y sus hijos Grisel Adanahí, Juana Diosmirely y Edwin Leonel Esparza Galaviz, de 4, 2 y 7 años respectivamente. Cuando menos Leonel, debió haber sido alumno de la primaria donde Alicia prestaba sus servicios docentes en La Joya de los Martínez, Sinaloa de Leyva, en Sinaloa.
¿Por qué Vázquez Mota no expresó entonces sus condolencias y pesar? ¿Por qué la asesinaron soldados del Ejército? ¿Por qué no fue maestra de una escuela privada?
Ojala y no lo explique Vázquez Mota. Ojala se quede calladita, porque si no va a soltar uno de esos rollos que… tampoco le van a escuchar en Los Pinos.