UN ALCOHOLICO QUE ASALTO EL PODER
Por María Teresa Jardí
lunes, 18 de junio de 2007
El asalto al poder" y sus consecuencias
Tengo en mis manos un libro de Salvador Camarena y Zepeda Patterson sobre "el presidente electo". El libro no es mío y debo reconocer que no sé si lo habría comprado y no porque no me pareciera interesante su lectura, pero con tanto que se publica hoy digno de ser leído antes de que la muerte nos alcance, hay que elegir siempre en aras del dinero que se puede destinar a ese menester. Aunque supongo que sí lo habría comprado incluso por lo que dice en la portada sobre que es un "instructivo para sobrevivir a Calderón y su gobierno".
Tomo el libro del escritorio donde se encuentra la computadora de uno de mis hijos. Leo la contraportada y ahí encuentro que dice que devela cómo se armó la estrategia ganadora de Calderón y que la primera parte es una meticulosa reconstrucción de la forma en que Calderón y un puñado de asesores urdieron "el asalto" al poder.
Y me pregunto, sin seguir la lectura adelante, en qué clase de sociedad nos hemos convertido, capaz de aguantarlo todo de las élites mafiosas que se han apoderado del destino del país.
Cada vez van quedando menos ciudadanos convencidos, si alguno hay, de que Calderón no es usurpador, pero incluso el PRD coquetea con la idea de negociar con él.
Dónde quedaron los legisladores que antaño tenía el país. Los que combatieron al usurpador Huerta y los que le dieron al pueblo de México la Constitución más avanzada del planeta. La que AMLO no quiso restaurar eligiendo seguir siendo tan sólo el candidato perdedor que nunca va a llegar a presidente de la república.
Era ahora o nunca y eligió no serlo nunca aunque lo que denuncie esté muy bien.
Dónde están los curas pastores de la Iglesia Católica que entendieron que la construcción del reino se tiene que hacer aquí y ahora.
Dónde perdió el rumbo el Ejército que a pesar de sus errores se distinguía por patriota, hoy acusado cuando no de violar mujeres de emboscar familias o de violar niños. Sí, el ejército que salió a la calle a apoyar a un usurpador y hoy se multiplican las voces pidiendo su regreso a los cuarteles y se desprestigia un poco más cada día y perdido el prestigio no lo va nunca a recobrar amén de que deja de ser la única instancia que le quedaba a México para enfrentar la lucha contra la delincuencia organizada.
Sí, se canceló, como creo recordar que dijo Lorenzo Meyer, la única esperanza que nos quedaba de poder enfrentar la delincuencia.
Cumplieron su cometido los tecnócratas. Apartidas de mierda convirtieron para gozo de los drogadictos y pederastas yanquis y nacionales el país en un gran prostíbulo lleno de casas de apuestas y la prostitución, incluso en la televisión que ven los sábados por la mañana los niños, en regla.
La usurpación no sólo implica tener sentado en la silla presidencial a un usurpador. El problema real estriba en que el usurpador todo lo que toca lo contamina.
Tres sexenios les llevó a los tecnócratas, que quitada la mascara evidenciaron que son fascistas, desbaratar el andamiaje ético de la república. Y a menos de un año del asalto al poder por el PAN con un usurpador a la cabeza, avalado por el PRI y con el apoyo del PRD, se desmoronan de manera definitiva, ante el asombro de pocos y la indeferencia de muchos, todas las instituciones del país.
Ni democracia, ni república, ni Estado de Derecho, ni nada que remotamente se le parezca, vamos a volver a tener aquí.
¡Que viva Aznar!, se desgañita gritando el virrey Mouriño. ¡Que muera la inteligencia!, le contestan a dúo Felipillo y Espino.
lunes, 18 de junio de 2007
Tengo en mis manos un libro de Salvador Camarena y Zepeda Patterson sobre "el presidente electo". El libro no es mío y debo reconocer que no sé si lo habría comprado y no porque no me pareciera interesante su lectura, pero con tanto que se publica hoy digno de ser leído antes de que la muerte nos alcance, hay que elegir siempre en aras del dinero que se puede destinar a ese menester. Aunque supongo que sí lo habría comprado incluso por lo que dice en la portada sobre que es un "instructivo para sobrevivir a Calderón y su gobierno".
Tomo el libro del escritorio donde se encuentra la computadora de uno de mis hijos. Leo la contraportada y ahí encuentro que dice que devela cómo se armó la estrategia ganadora de Calderón y que la primera parte es una meticulosa reconstrucción de la forma en que Calderón y un puñado de asesores urdieron "el asalto" al poder.
Y me pregunto, sin seguir la lectura adelante, en qué clase de sociedad nos hemos convertido, capaz de aguantarlo todo de las élites mafiosas que se han apoderado del destino del país.
Cada vez van quedando menos ciudadanos convencidos, si alguno hay, de que Calderón no es usurpador, pero incluso el PRD coquetea con la idea de negociar con él.
Dónde quedaron los legisladores que antaño tenía el país. Los que combatieron al usurpador Huerta y los que le dieron al pueblo de México la Constitución más avanzada del planeta. La que AMLO no quiso restaurar eligiendo seguir siendo tan sólo el candidato perdedor que nunca va a llegar a presidente de la república.
Era ahora o nunca y eligió no serlo nunca aunque lo que denuncie esté muy bien.
Dónde están los curas pastores de la Iglesia Católica que entendieron que la construcción del reino se tiene que hacer aquí y ahora.
Dónde perdió el rumbo el Ejército que a pesar de sus errores se distinguía por patriota, hoy acusado cuando no de violar mujeres de emboscar familias o de violar niños. Sí, el ejército que salió a la calle a apoyar a un usurpador y hoy se multiplican las voces pidiendo su regreso a los cuarteles y se desprestigia un poco más cada día y perdido el prestigio no lo va nunca a recobrar amén de que deja de ser la única instancia que le quedaba a México para enfrentar la lucha contra la delincuencia organizada.
Sí, se canceló, como creo recordar que dijo Lorenzo Meyer, la única esperanza que nos quedaba de poder enfrentar la delincuencia.
Cumplieron su cometido los tecnócratas. Apartidas de mierda convirtieron para gozo de los drogadictos y pederastas yanquis y nacionales el país en un gran prostíbulo lleno de casas de apuestas y la prostitución, incluso en la televisión que ven los sábados por la mañana los niños, en regla.
La usurpación no sólo implica tener sentado en la silla presidencial a un usurpador. El problema real estriba en que el usurpador todo lo que toca lo contamina.
Tres sexenios les llevó a los tecnócratas, que quitada la mascara evidenciaron que son fascistas, desbaratar el andamiaje ético de la república. Y a menos de un año del asalto al poder por el PAN con un usurpador a la cabeza, avalado por el PRI y con el apoyo del PRD, se desmoronan de manera definitiva, ante el asombro de pocos y la indeferencia de muchos, todas las instituciones del país.
Ni democracia, ni república, ni Estado de Derecho, ni nada que remotamente se le parezca, vamos a volver a tener aquí.
¡Que viva Aznar!, se desgañita gritando el virrey Mouriño. ¡Que muera la inteligencia!, le contestan a dúo Felipillo y Espino.