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lunes, 18 de junio de 2007

EL ALBAZO DE LA LEY TELEVISA

A las 3:15 de la madrugada del viernes 31 de marzo del 2006 culminó la aprobación de la Ley Televisa en el Senado de la República. Tras 15 horas de sesión continua el ambiente en el edificio de Xicontecatl era desolador.



Ley Televisa, dale pa’ tras papá


por JENARO VILLAMIL
Ilustraciones BOLIGÁN

Ningún senador aplaudió, como acostumbran hacer al final de cada jornada electoral. De los 81 legisladores que aprobaron la ley en lo general, y de los 78 que la respaldaron en lo particular, sólo el priísta Emilio Gamboa esbozaba un aire triunfal, junto con el inefable jefe Diego, quien le presumía a los fotógrafos su saco rasgado por una “turba” de radicales.

A un año de distancia, la desolación está del otro lado. Televisa, que tanto dinero apostó y que presionó a tantos legisladores, candidatos y dirigentes partidistas para que no se le cambiara “ni una sola coma” a su ley, ahora tendrá que reconocer, junto con su operador Gamboa Patrón, que tuvieron que darle pa’ tras a la referida reglamentación.

La empresa de Azcárraga Jean no se queda sola en su desventura jurídica. tv Azteca —que como en sus mejores muestras de linchamiento revivió el estilo que le conocimos en el caso de Francisco Stanley— repitió su dosis de tergiversación informativa para convertir en héroes, de manera involuntaria, a quienes quiso catapultar como enemigos: los ex senadores Javier Corral y Manuel Bartlett, quizá los dos mosqueteros más insistentes de un grupo de 47 ex legisladores que se mantuvieron en contra de la imposición.

Sin embargo, la historia de complicidades entre el poder televisivo, el poder político y el dinero no ha terminado. Quienes en su momento obedecieron el mandato de que “ni una sola coma” se cambiara a la Ley Televisa son ahora los principales coordinadores parlamentarios: Emilio Gamboa, Jorge Zermeño, Héctor Larios y Manlio Fabio Beltrones. Hasta el ex diputado Javier Orozco, quien dictaminó la ley en San Lázaro el 1 de diciembre de 2005, es ahora flamante senador. Héctor Larios, el ex presidente de la Comisión de Comunicaciones en el Senado, fue premiado como presidente de la Cofetel, el organismo regulador cuya integración ha sido muy cuestionada después de la resolución de la Suprema Corte.

¿Qué harán cada uno de estos personajes después que los ministros acordaron darle pa’ tras a asuntos fundamentales de la ley a la que, en su momento, defendieron como “lo más avanzado”? ¿Se sumarán al reconocimiento tardío de Santiago Creel de que actuaron bajo una “imposición” o simplemente tratarán de mantener silencio para no perder rating?
¿Se atreverá Felipe Calderón a reconocer que él ordenó a su entonces coordinadora de campaña, Josefina Vázquez Mota –actual titular de la sep—, negociar con Bernardo Gómez una semana antes de la presentación de la ley que los panistas votarían sin cambiarle “una sola coma”?

Para documentar la historia que involucra a cada uno de estos personajes es necesario recordar y documentar cómo el poder del monopolio televisivo se impuso en medio de una campaña electoral que desde ese momento, entró en la pendiente de la guerra sucia de los spots.

El acuerdo con Bernardo Gómez

Unos días antes de la sesión definitiva en el Senado, el lunes 20 de marzo de 2006, la coordinadora de campaña de Calderón, Josefina Vázquez Mota, sostuvo una junta con el vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez. Como testigo e intermediario de esa reunión, que se transformó en un pacto, estuvo Eduardo Medina Mora, entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública y actual procurador General de la República. Medina Mora y Bernardo Gómez comparten no sólo su amistad sino una sociedad en la empresa denominada Creatv, tal como documentó el semanario Proceso.

La orden que le dio Bernardo Gómez a Josefina Vázquez fue que “ni una coma” se le cambiara a la minuta aprobada el 1 de diciembre de 2005 en la Cámara de Diputados. Cualquier modificación a este paquete podría provocar que las iniciativas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y a la Ley Federal de Radio y Televisión retornaran a San Lázaro. Si esto sucedía el plan de negocios del consorcio mediático podía alterarse. Necesitaban, con urgencia, que estos cambios se aprobaran antes de las elecciones presidenciales del 2 de julio.

En el fondo —comentaron varios de los asesores de Televisa— estas reformas eran un “blindaje” ante el posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador. En marzo de 2006, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos llevaba entre ocho y 10 puntos de ventaja a Calderón. A cambio, Josefina Vázquez Mota logró pactar un jugoso apoyo mediático para la campaña de Calderón: diferir los pagos de spots, presionar al Instituto Federal Electoral para que garantizara la existencia de dos debates presidenciales además de soporte en estrategia mercadológica.

Quienes conocieron de la citada reunión, le refirieron a este reportero, que Bernardo Gómez tenía también el plan de reunirse con la bancada del pri el miércoles 22 de marzo. Sin embargo, lo más importante era lograr que un mayor número de senadores de Acción Nacional decidieran apoyar la Ley Televisa.

En el caso del pri, el presidente del Senado, Enrique Jackson, convocó a una reunión de sus legisladores el miércoles 22 de marzo para definir el sentido del voto. Ese día la correlación de fuerzas fue la siguiente: 14 senadores, encabezados por Dulce María Sauri, Carlos Rojas y Manuel Bartlett, votaron por cambios en la minuta y 25, comandados por Emilio Gamboa Patrón y Erick Rubio Bartell, votaron para que ésta se aprobara “en sus términos”. Jackson no manifestó el sentido de su voto, pero fue claro que estaba a favor de dictaminarla y aprobarla lo más pronto posible.

Los tres ex presidentes del pri que tenían una curul en el Senado estuvieron aquella tarde en contra de aprobarla “en sus términos”: Dulce María Sauri, Genaro Borrego y Humberto Roque, quien al final se abstuvo. Su explicación fue la siguiente: él era el representante de Roberto Madrazo ante pláticas en la Secretaría de Gobernación y no quería “contaminar” el debate.

Los 15 senadores del prd representaron la única fracción que acordó pugnar por cambios en la minuta o, por lo menos, lograr que las reformas aprobadas en la Cámara de Diputados se discutieran después de los comicios del 2 de julio. Los senadores Raymundo Cárdenas y César Raúl Ojeda reconocieron que Televisa trató de fracturar a la fracción. No lo lograron. El senador más cercano a la empresa de los Azcárraga, Demetrio Sodi, ya había aceptado irse como candidato del pan a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal.

En el fondo —comentaron varios de los asesores de Televisa— estas reformas eran un “blindaje” ante el posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador.

En marzo de 2006, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos llevaba entre 8 y 10 puntos de ventaja a Calderón.


Intento de Albazo

El martes 21 de marzo, día feriado, todo estaba listo para el albazo en las comisiones unidas, de Comunicaciones, encabezada por el panista bajacaliforniano Héctor Osuna, y de Estudios Legislativos, con el fin de dictaminar la minuta proveniente de la Cámara de Diputados y lograr que el pleno discutiera el jueves 23 de marzo. El senador Emilio Gamboa Patrón se transformó en cabildero hiperactivo.

Seis panistas se opusieron ese día al albazo: Javier Corral, Felipe de Jesús Vicencio, José Alberto Castañeda, Wadi Amar Shabshab, César Jáuregui y Alfredo Martín Reyes Velazco. Fueron los mismos legisladores que protagonizaron la resistencia en su fracción durante dos reuniones previas en Cancún y Cuernavaca. Ante todos los demás integrantes de la bancada, argumentaron en contra de la Ley Televisa.

Ese martes 21 de marzo, ante la irrupción de Héctor Larios, coordinador de la bancada del pan, en la reunión casi secreta de las comisiones, Héctor Osuna y Emilio Gamboa Patrón se vieron obligados a posponer la reunión de comisiones para incorporar a cuatro senadores del pan que no estaban en ese intento de albazo: Javier Corral, Felipe de Jesús Vicencio, José Castañeda y Alfredo Martín Reyes Velasco.



“No podemos arriesgarnos a que armen un escándalo porque fueron marginados”, argumentó en ese momento Héctor Larios. En realidad, ya se sabía que Larios sostuvo un acuerdo con el dirigente nacional del pan, Manuel Espino, para que la Ley Televisa se aprobara la semana siguiente.
Espino conminó a todos los senadores de su partido, el miércoles 22 de marzo, para que aprobaran las reformas. “Está en juego la campaña electoral”, les argumentó.

Una semana después, el martes 28 de marzo, hubo un intento para dar fast track a la Ley Televisa en la sesión plenaria del Senado. La táctica fue denunciada por Javier Corral y Manuel Bartlett. Sin embargo, unas horas después, las dos comisiones dictaminadoras se reunieron y aprobaron la minuta por 11 votos a favor y ocho en contra.
Ese día ya se había expresado una deserción clave en el seno de los senadores priistas encargados de dictaminar: el presidente de la comisión de Estudios Legislativos, el colimense Héctor Michel, quien cambió al “no” por un “sí “a favor de la iniciativa.

El miércoles 29 de marzo, en vísperas de la sesión definitiva del Senado se produjeron dos reuniones importantes. A las 13 horas, en la casa de Eduardo Medina Mora, encontraron otra vez Bernardo Gómez y Manuel Espino. Ahí reafirmaron el acuerdo para que la Ley Televisa contara con el apoyo de la mayoría de los senadores de Acción Nacional. Espino argumentó que podía lograrlo, ya que las “listas” de las candidaturas plurinominales representaban una manera de presionar a quienes querían “continuar con su futuro político”.

De forma paralela la fracción panista tuvo una larga discusión de casi cinco horas en las oficinas de la torre mayor del Senado, en la Avenida Reforma. Fue el último intento de presión. Desde Los Pinos y desde otras instancias gubernamentales se apremió a los senadores para “amarrar” la cuota de 30 votos favorables del pan. Sumados a los 50 que ya estaban “amarrados” en el pri y en el Partido Verde, previamente negociados con Roberto Madrazo y con Enrique Jackson, se lograba una cómoda mayoría.

“Fue una discusión catártica”, la describió uno de los senadores panistas que asistieron a la torre mayor. Las posiciones y los intereses se aclararon en ese momento. A favor de la Ley Televisa “sin cambiarle una sola coma” estuvieron María Luisa Calderón Hinojosa, hermana del candidato presidencial; Gerardo Buganza, ex candidato a gobernador por Veracruz; Gustavo Cárdenas Gutiérrez, quien fue “premiado” después en una posición plurinominal para la Cámara de Diputados; Francisco Fernández de Cevallos y su hermano Diego Fernández de Cevallos; Fauzi Hamdam, socio del jefe Diego; Gildardo Gómez Verónica; Benjamín Gallegos Soto; Addy Joaquín Coldwell; Lydia Madero; Carlos Madrazo Limón; Rafael Gilberto Morgan; Héctor Osuna, “premiado” después en la Cofetel; Carlos Villalobos; Marco Reynoso; Jorge Zermeño Infante, futuro presidente de la Cámara de Diputados quien en ese momento garantizó su acceso a San Lázaro después de los comicios del 2 de julio; Susana Stephenson; Jorge Lozano Armengo; Héctor Hernández; Víctor Manuel Torres y Juan José Rodríguez Prats, quien expuso la tesis del “mal menor y el bien superior” para defender su voto a favor de la Ley Televisa si éste ayudaba a la campaña de Calderón.

Varios senadores del pan cambiaron el sentido de su voto. Los casos más significativos fueron el del coordinador Héctor Larios, quien durante algunas semanas apoyó a los senadores opositores. Larios más tarde se convirtió en coordinador de los diputados del blanquiazul. Otros que dijeron que irían en contra y acabaron por acatar las presiones fueron Jorge Nordhaussen y Jeffrey Jones; Federico Ling Altamirano, Jesús Galván y Carlos Medina Plascencia.

Al final, de 30 senadores panistas que en principio estuvieron en contra de la Ley Televisa, 13 mantuvieron su posición de manera destacada, los senadores Javier Corral, el opositor más firme, Wadi Amar Shabshab, Rómulo Campuzano, José Alberto Castañeda, Francisco Fraile, Guillermo Herbert Pérez, César Jáuregui, Filomena Margaiz, Alberto Martínez Mireles, Joaquín Montaño, Alfredo Reyes Velásquez, Luis Alberto Rico Samaniego y Felipe de Jesús Vicencio Alvarez.
Casi todos ellos fueron “castigados” después al quedar fuera de las listas plurinominales a la Cámara de Diputados o al perder el apoyo de la dirigencia nacional para sus expectativas como aspirantes a alguna gubernatura.

La “lista negra” también operó en el caso del pri. De los más de 20 senadores del Revolucionario Institucional que originalmente se manifestaron en contra de la Ley Televisa, sólo 11 mantuvieron su posición: Manuel Bartlett, Dulce María Sauri, Laura Alicia Garza Galindo, Genaro Borrego, David Jiménez, Noemí Guzmán, Lucero Saldaña, Carlos Rojas, Joaquín Cisneros, Raymundo Gómez Flores y Germán Sierra Sánchez.