PULSO POLITICO
Francisco Cárdenas Cruz
15 de marzo de 2007
Con más protestas acaba reunión Calderón-Bush
Mucho de migración y poco de combate antinarco
Los temas de seguridad en la frontera Mé xico-Estados Unidos y de un acuerdo migratorio integral, más que el del combate al narcotráfico, como era el propósito del presidente Felipe Calderón, predominaron hasta el último momento en el segundo encuentro que durante dos días sostuvo en Yucatán con su homólogo del vecino país del norte, George W. Bush y que ayer concluyó como empezó: entre protestas de diversos grupos por la visita del mandatario estadounidense.
Para el Ejecutivo Federal, lo que planteó en su mensaje de bienvenida a Bush como lo más relevante -y en lo que esperaba una respuesta inmediata- fue que en la lucha contra el narcotráfico se requiere la colaboración y activa participación del gobierno de la Unión Americana, pero el mandatario visitante prefirió hablar del asunto migratorio. Tanto que en la conferencia de prensa conjunta que fue el último acto de su estancia en tierras yucatecas, se comprometió a trabajar con los congresistas de su país para lograr un acuerdo, aunque reconoció que no le será fácil, lo que es obvio porque si en más de seis años en que ha ocupado el cargo no lo logró, en los dos que le quedan no se ve cómo pueda alcanzarlo.
Lo más que el presidente de Estados Unidos dijo sobre lo que ha sido la mayor preocupación del mandatario mexicano fue reconocerle a éste que ha tomado una postura muy firme contra la delincuencia organizada y el narcotráfico "y le doy las gracias" y también que reconoce que su país tiene una responsabilidad en el combate a éste, "una responsabilidad principal y es hacer que la gente consuma menos droga, cuando hay demanda, hay oferta y, señor Presidente, conforme vayamos avanzando contra la droga eso va a mitigar la presión sobre México". No dijo, sin embargo, si su país, como se lo demandó el presidente Calderón, colaborará y tendrá una activa participación en la guerra que desde que él asumió el cargo el 1 de diciembre pasado, le declaró al narcotráfico y al crimen organizado.
La reunión de ambos presidentes, que pocas expectativas había despertado, terminó como muchos en México esperaban y como acabaron encuentros anteriores entre los titulares de los dos países: con buenos propósitos y compromisos verbales que raras veces pasaron de las palabras a los hechos como seguramente sucederá ahora.
Lo que deja esta visita de Bush, más que otra cosa, fueron los actos de repudio a su permanencia en el territorio nacional que derivaron en hechos de violencia no solamente en Mérida sino también en la ciudad de México, luego del enfrentamiento con integrantes de corporaciones policiacas capitalinas, varios de los cuales resultaron heridos y tuvieron que ser hospitalizados y de los excesos a los que llegaron agentes de seguridad estadounidenses con los representantes de los medios impresos y electrónicos.
De esto y de aquello...
M ientras los presidentes de México y Estados Unidos concluían en Mérida su reunión en la que acordaron continuar la lucha contra el narcotráfico, Nuevo León y Sinaloa volvieron a ser escenario del baño de sangre en la guerra de los cárteles de la droga. En Monterrey, cuatro personas que estaban en una joyería en el centro de esa capital -entre ellas el jefe de la Policía Preventiva de San Pedro Garza García, Benjamín Espinosa Velázquez y su esposa- fueron asesinadas por un grupo armado y otras cuatro más resultaron gravemente heridas. Y en la carretera Escuinapa-Teacapan, otras dos personas fueron ejecutadas con rifles de alto poder y pistolas calibre 9 milímetros. Un grupo de diputados y de senadores del PRD acordó crear una nueva "tribu" al interior de su partido y anunció que pasado mañana sábado sostendrán su primera reunión formal previa al Décimo Congreso Nacional Extraordinario del sol azteca. En el llamado Movimiento por la Democracia participan el senador Leonel Godoy, que aspira a la candidatura al gobierno de Michoacán y los ex diputados federales Alfonso Ramírez Cuellar, Clara Brugada y Salvador Martínez Della Rocca. Inmediata réplica a la desafortunada declaración del presidente Calderón de que la muerte de Ernestina Ascencio, una mujer indígena de Zongolica, Veracruz, a consecuencia de una violación tumultuaria por elementos del Ejército, se debió a "una gastritis crónica no atendida". La diputada perredista Maricela Contreras Julián aseguró que la víctima fue violada y que con su declaración, el Ejecutivo federal deja de lado las primeras pruebas periciales y el informe médico y pone en entredicho las investigaciones que llevan a cabo las autoridades judiciales de Veracruz. Estas mantienen arraigados a varios efectivos militares destacados en la región indígena de Zongolica por su presunta responsabilidad en este reprobable hecho. Los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados buscan presidir algunas de las comisiones especiales que la Junta de Coordinación Política de la misma acordó crear. El del PAN espera encabezar la que investigará los daños ecológicos de Pemex; el del PRD, la que tendrá a su cargo indagar el fideicomiso ISOSA y el de Convergencia el que continuará indagando el presunto tráfico de influencias de los hermanos Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún. Con la mayor discreción se afinan los preparativos para la ceremonia del 69 aniversario de la expropiación petrolera, el domingo próximo en un lugar cercano a la refinería de Minatitlán, Veracruz. Ese evento, que encabezará el presidente Calderón, marcará el debut del director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles González Garza, en un acto petrolero. También será el primer encuentro formal del Ejecutivo federal con Carlos Romero Deschamps, el reelecto líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, quien el sexenio pasado enfrentó una persecución gubernamental por el Pemexgate y de cuyos cargos que le imputaron fue absuelto por la justicia. Condolencias a Jaime Serra Puche, secretario de Comercio en el gabinete salinista, por el deceso de su señora madre, doña Carmen Puche de Serra, ocurrido en esta capital.
15 de marzo de 2007
Mucho de migración y poco de combate antinarco
Los temas de seguridad en la frontera Mé xico-Estados Unidos y de un acuerdo migratorio integral, más que el del combate al narcotráfico, como era el propósito del presidente Felipe Calderón, predominaron hasta el último momento en el segundo encuentro que durante dos días sostuvo en Yucatán con su homólogo del vecino país del norte, George W. Bush y que ayer concluyó como empezó: entre protestas de diversos grupos por la visita del mandatario estadounidense.
Para el Ejecutivo Federal, lo que planteó en su mensaje de bienvenida a Bush como lo más relevante -y en lo que esperaba una respuesta inmediata- fue que en la lucha contra el narcotráfico se requiere la colaboración y activa participación del gobierno de la Unión Americana, pero el mandatario visitante prefirió hablar del asunto migratorio. Tanto que en la conferencia de prensa conjunta que fue el último acto de su estancia en tierras yucatecas, se comprometió a trabajar con los congresistas de su país para lograr un acuerdo, aunque reconoció que no le será fácil, lo que es obvio porque si en más de seis años en que ha ocupado el cargo no lo logró, en los dos que le quedan no se ve cómo pueda alcanzarlo.
Lo más que el presidente de Estados Unidos dijo sobre lo que ha sido la mayor preocupación del mandatario mexicano fue reconocerle a éste que ha tomado una postura muy firme contra la delincuencia organizada y el narcotráfico "y le doy las gracias" y también que reconoce que su país tiene una responsabilidad en el combate a éste, "una responsabilidad principal y es hacer que la gente consuma menos droga, cuando hay demanda, hay oferta y, señor Presidente, conforme vayamos avanzando contra la droga eso va a mitigar la presión sobre México". No dijo, sin embargo, si su país, como se lo demandó el presidente Calderón, colaborará y tendrá una activa participación en la guerra que desde que él asumió el cargo el 1 de diciembre pasado, le declaró al narcotráfico y al crimen organizado.
La reunión de ambos presidentes, que pocas expectativas había despertado, terminó como muchos en México esperaban y como acabaron encuentros anteriores entre los titulares de los dos países: con buenos propósitos y compromisos verbales que raras veces pasaron de las palabras a los hechos como seguramente sucederá ahora.
Lo que deja esta visita de Bush, más que otra cosa, fueron los actos de repudio a su permanencia en el territorio nacional que derivaron en hechos de violencia no solamente en Mérida sino también en la ciudad de México, luego del enfrentamiento con integrantes de corporaciones policiacas capitalinas, varios de los cuales resultaron heridos y tuvieron que ser hospitalizados y de los excesos a los que llegaron agentes de seguridad estadounidenses con los representantes de los medios impresos y electrónicos.
De esto y de aquello...
M ientras los presidentes de México y Estados Unidos concluían en Mérida su reunión en la que acordaron continuar la lucha contra el narcotráfico, Nuevo León y Sinaloa volvieron a ser escenario del baño de sangre en la guerra de los cárteles de la droga. En Monterrey, cuatro personas que estaban en una joyería en el centro de esa capital -entre ellas el jefe de la Policía Preventiva de San Pedro Garza García, Benjamín Espinosa Velázquez y su esposa- fueron asesinadas por un grupo armado y otras cuatro más resultaron gravemente heridas. Y en la carretera Escuinapa-Teacapan, otras dos personas fueron ejecutadas con rifles de alto poder y pistolas calibre 9 milímetros. Un grupo de diputados y de senadores del PRD acordó crear una nueva "tribu" al interior de su partido y anunció que pasado mañana sábado sostendrán su primera reunión formal previa al Décimo Congreso Nacional Extraordinario del sol azteca. En el llamado Movimiento por la Democracia participan el senador Leonel Godoy, que aspira a la candidatura al gobierno de Michoacán y los ex diputados federales Alfonso Ramírez Cuellar, Clara Brugada y Salvador Martínez Della Rocca. Inmediata réplica a la desafortunada declaración del presidente Calderón de que la muerte de Ernestina Ascencio, una mujer indígena de Zongolica, Veracruz, a consecuencia de una violación tumultuaria por elementos del Ejército, se debió a "una gastritis crónica no atendida". La diputada perredista Maricela Contreras Julián aseguró que la víctima fue violada y que con su declaración, el Ejecutivo federal deja de lado las primeras pruebas periciales y el informe médico y pone en entredicho las investigaciones que llevan a cabo las autoridades judiciales de Veracruz. Estas mantienen arraigados a varios efectivos militares destacados en la región indígena de Zongolica por su presunta responsabilidad en este reprobable hecho. Los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados buscan presidir algunas de las comisiones especiales que la Junta de Coordinación Política de la misma acordó crear. El del PAN espera encabezar la que investigará los daños ecológicos de Pemex; el del PRD, la que tendrá a su cargo indagar el fideicomiso ISOSA y el de Convergencia el que continuará indagando el presunto tráfico de influencias de los hermanos Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún. Con la mayor discreción se afinan los preparativos para la ceremonia del 69 aniversario de la expropiación petrolera, el domingo próximo en un lugar cercano a la refinería de Minatitlán, Veracruz. Ese evento, que encabezará el presidente Calderón, marcará el debut del director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles González Garza, en un acto petrolero. También será el primer encuentro formal del Ejecutivo federal con Carlos Romero Deschamps, el reelecto líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, quien el sexenio pasado enfrentó una persecución gubernamental por el Pemexgate y de cuyos cargos que le imputaron fue absuelto por la justicia. Condolencias a Jaime Serra Puche, secretario de Comercio en el gabinete salinista, por el deceso de su señora madre, doña Carmen Puche de Serra, ocurrido en esta capital.