LA FALSA MORAL DE LOS PANUCHOS YUNQUISTAS
jenaro villamil
México, D.F., 16 de enero (apro).- Por más que los funcionarios del PAN quieran vestirse de tolerantes, de tanto en tanto sus prejuicios salen a relucir demostrando no sólo su ignorancia, sino la ausencia de políticas públicas sensatas en materia de salud pública.
El tema del uso del condón es quizá el más significativo de los panistas a la hora de mostrar su verdadero rostro. Así le sucedió a Carlos Castillo Peraza, hombre inteligente y culto, que hundió su campaña a la jefatura de Gobierno capitalino en 1997 cuando se declaró en contra del uso del látex y acabó imaginándose una delirante torre de 1,040 millones de condones que taparían las cañerías capitalinas cuando escribió su opúsculo “Reflexiones Condoecológicas” en la revista Proceso.
Algo similar pudo ocurrirle al actual presidente Felipe Calderón cuando, al calor de la campaña electoral de 2006, dio un resbalón expresándose en contra de la píldora del día siguiente, cuando éste medicamento, calificado de “abortivo” por él, ya está incluido en el cuadro básico del sector salud. Tuvo la precaución de no expresar su opinión sobre el uso de los preservativos.
Sin embargo, su secretario de Salud, José Angel Córdova no pudo contenerse. En una entrevista publicada el 11 de enero en el periódico Excélsior, el responsable de las estrategias públicas de prevención frente a las grandes epidemias modernas –en especial el VIH-Sida y otras enfermedades de transmisión sexual--, se declaró en contra del uso del condón y de las campañas en contra de la discriminación hacia la población homosexual.
Córdova superó con mucho a Castillo Peraza cuando afirmó: “Este tipo de campañas (de prevención) se hicieron con regular frecuencia en el sexenio pasado. Incluso, hubo algunas críticas al hecho de que se promoviera abiertamente el uso del condón”.
--¿Habrá cambios en este sentido? –le preguntó la reportera Lucía Irabien.
--Creo que debe privilegiarse, sobre todo, lo que es educación; debe privilegiarse la promoción de la salud y deben privilegiarse las acciones que tienen más impacto --afirmó el responsable de la política de salud.
Ignorando la propia norma oficial de la Secretaría de Salud, los tratados internacionales firmados por el Estado mexicano con la Organización Mundial de la Salud y con la propia Organización de las Naciones Unidas para combatir el sida (ONUSIDA), Córdova simplemente consideró que las campañas de promoción del uso del condón no son efectivas, porque el látex no sólo es inseguro, sino que, además, los spots que recomendaban su uso promueven la homosexualidad.
Esta fue su expresión:
“Por ejemplo, dentro de las campañas de la no discriminación había algunas que parecían más promover el homosexualismo, que evitar la discriminación a los homosexuales y dices: bueno,¿quién hizo estos spots?”
Córdova también mencionó el incremento de los embarazos tempranos entre las parejas jóvenes. Para él, la solución no son los métodos de prevención y de anticoncepción –oficialmente reconocidos--, sino “una educación sexual intensa en la que participen los padres, la sociedad y en la que haya corresponsabilidad”.
¿Y qué sucederá con aquellas parejas de jóvenes que carecen de padres de familia? ¿Quién va a educar previamente a los propios padres de familia? En la lógica de Córdova, ¿la promoción del uso del condón significa analfabetismo sexual, ignorar a los padres de familia y promover la irresponsabilidad?
El remedio a las declaraciones de Córdova resultó peor. Su subsecretario Mauricio Hernández quiso emular el estilo “aclarativo” de Rubén Aguilar y declaró ante el mismo periódico, un día después: “Lo que el secretario quiso expresar en torno a que la educación sexual va a jugar un papel muy importante, se refiere a que cambiar el comportamiento sexual es extraordinariamente complejo, debe haber muchos factores que participen y ahí entra el concepto del secretario, de que hay que vincular a la familia”.
El uso del condón, abundó Hernández, “es uno de los mejores métodos, pero hay muchos. Si tú practicas la abstinencia es un buen método, el más seguro, ahí no hay pierde (¡Si se abstienen de relaciones sexuales, entonces ya no hablamos de parejas sexuales, sino de santos varones y santas mujeres que se acuestan para tener relaciones oníricas!); si practicas la fidelidad es un buen método; los tres son buenos y ahí es donde entra la diversidad. La Secretaría va a buscar dar información plural”.
La condonfobia o el oportunismo del subsecretario agravaron el prejuicio manifiesto del secretario de Salud. Resulta que ahora la dependencia responsable de la salud pública se compromete con promover la abstinencia sexual y la fidelidad. ¿Por qué no nombrar entonces al cardenal Norberto Rivera como titular de la SS? Quizá, así hasta sus propios sacerdotes pederastas protegidos aprenden a aplicar la “abstinencia” y la fidelidad que no ejercieron cuando abusaron sexualmente de varios menores, sin usar condón.
Nadie rechaza vincular e incorporar a la familia en las políticas de prevención y combate a las enfermedades de transmisión sexual. Lo que resulta escandaloso es que, bajo un supuesto manto beatífico para responsabilizar a los “padres de familia”, se quiera encubrir la condonfobia y la promoción de los prejuicios como norma de salud pública.
Si al señor Córdova y al subsecretario Hernández les gusta la abstinencia y creen que la fidelidad son buenos métodos de prevención, están en todo su derecho. Lo que viola flagrantemente su función pública es que pretendan imponer estas actitudes por encima de las políticas públicas laicas aprobadas de décadas atrás en tratados internacionales firmados por el propio Estado mexicano.
Las reacciones ante los despropósitos de Córdova y Hernández no se hicieron esperar. Por supuesto, el líder moral de Provida, Jorge Serrano –éste personaje que desvió 30 millones de pesos para apoyar a centros de atención integrales para la mujer y protagonizó un escándalo por su santo gusto hacia las tangas de muchos cientos de pesos--, así como Guillermo Bustamante, dirigente de la Unión Nacional de Padres de Familia, apoyaron a los funcionarios calderonistas. No así decenas de organizaciones ciudadanas, médicos y especialistas, que lo menos que le dijeron a Córdova y Hernández, fue irresponsables.
El pasado 15 de enero un grupo de seis organismos que forman la Coalición de Organismos y Activistas de la Diversidad Sexual con Trabajo en Sida y Derechos Humanos dieron a conocer un desplegado, en el cual demandan al Congreso de la Unión que comparezca el secretario de Salud para explicar hacia dónde quiere llevar el plan nacional de desarrollo en materia de combate, atención y prevención del VIH-Sida y de las enfermedades de transmisión sexual.
Estos seis organismos –todos provenientes de Jalisco y con amplio prestigio como activistas que se han enfrentado a la más rancia derecha religiosa y política de su entidad-- recordaron que, en 2008, México será sede de la Conferencia Internacional de VIH-Sida, promovida por la ONU.
Si la condonfobia prevalece al frente de la Secretaría de Salud, el gobierno de Felipe Calderón, en lugar de un encuentro mundial de científicos, organismos públicos y privados, así como epidemiólogos, lo que estará realizando será un cónclave ecuménico y no un evento para confrontar la peor epidemia del siglo XXI: la de sus propios prejuicios elevados a la categoría de política pública.