ASIMETRIAS
Fausto Fernández Ponte
Los Motivos de don Felipe
I
Felipe Calderón, a quien Porfirio Muñoz Ledo suele calificar de El Breve por razones que antojaríanse obvias, ha demostrado durante su gira europea una carencia de sentido común y prudencia.
Cierto. En Davos, en el Foro Económico Mundial don Felipe se confrontó con Luiz Inácio Lula da Silva y con otros mandatarios latinoamericanos ausentes, como Evo Morales y Hugo Chávez.
El Presidente Lula salió en defensa de los ausentes --los señores Morales y Chávez-- y demostró, no sin firmeza, que las críticas y calificativos del mandatario mexicano estaban fuera de lugar.
No huelga señalar que el Presidente de México --a quien millones de sus compatriotas consideran espurio y pelele de intereses ajenos a los del pueblo mexicano-- quedó en ridículo por su facundia.
Así fue. Quedó en ridículo, añadiríase, por su cortedad de miras, su pequeñez política y su brevedad intelectual para trascender como estadista y dejarse llevar por imperativos ideológicos estrechos.
¿Qué movió al señor Calderón a incurrir en esos yerros de elemental descortesía, falta de tacto político, ausencia de sentido político y descontrol de sus propias emociones y convicciones?
Ese comportamiento del titular del Poder Ejecutivo de México sorprendió a no pocos mexicanos y, a extramuros de nuestro país, sorprendió también a otros jefes de Estado y de Gobierno.
II
Mas no sólo fueron los homólogos de don Felipe los sorprendidos, en la particular los de Nuestra América, sino también los dueños y operadores del capital --el poder real-- mundo presentes en Davos.
¿Qué clase de hombre es este personaje que representa al estado mexicano? ¿Qué clase de individuo pierde el control de sí mismo de esa guisa tan peligrosa y pone en riesgo los intereses de México?
¿Qué le hicieron al señor Calderón los presidentes Lula, Chávez y Morales y, por inferencia, los demás mandatarios de Nuestra América identificados también reivindicadores de la soberanía de sus pueblos?
En ello reside, precisamente, el enigma de la conducta de don Felipe. No fue provocado con insultos o alusiones sesgadas por ninguno de ellos. Se puede decir que han respetado al mexicano.
¿Estaría el Presidente Calderón bajo el efecto de alguna droga, como le ocurría a su predecesor, Vicente Fox, cuya dependencia del Prozac le restaba lucidez y cometía desatinos garrafales?
Esto nos lleva a formularnos una pregunta incómoda para todos los mexicanos y, en particular, para quienes votaron por el señor Calderón y le otorgan aun el beneficio de la duda: ¿Estaba sobrio?
La pregunta no es gratuita ni surge de la nada. Don Felipe tiene fama, desde que fue diputado por segunda ocasión, de perder el control de sí mismo bajo los efectos de bebidas espirituosas. No es, nuevo.
Y aun sobrio, perder el control de sí mismo suele ocurrirle con frecuencia a nuestro Presidente. Se enoja fácilmente. Su capacidad para la tolerancia es muy baja. Es, diríase, un individuo enojón.
III
Ello, como supondríalo el caro leyente, lo lleva a actuaciones de soberbia --imprudentes, viscerales, egoístas y de despecho e inclusive de odio-- que se traducen, posteriormente, a cierta contrición.
Pero contrición no implica necesariamente arrepentimiento. Alguien contrito lamenta las consecuencias de sus actos, mas ello no implica que esté arrepentido. La soberbia prevalece. Preside la conducta.
Sin embargo, pensaríase que los móviles de don Felipe para situarse como ariete contra los vientos de reivindicación de soberanías que corren por Nuestra América obedecen a una lógica política. Podría ser.
Las provocaciones del señor Calderón a sus homólogos Lula, Chávez y Morales se insertan en la declaración de los partidos políticos demócratacristianos de Nuestra América de conquistar el poder.
Y, para ello, una táctica típica de la derecha ideológica es la de denostar y desacreditar a los partidos políticos de izquierda, sus candidatos y sus gobernantes, sembrando inquina y odios fraticidas.
La táctica demostró ser muy efectiva en México. Las campañas de odio han polarizado al país y los mexicanos estamos divididos. A esa polarización contribuyó también el fraude electoral del 2006.
Otro móvil posible de la actuación del señor Calderón en Europa --también visitó Inglaterra y España-- es el convertirse en sicario golpeador del Tío Sam. Recordemos que golpear es vocación yunquista.
Glosario:
Espirituosas: Dícese de lo que exhala mucho espíritu; como algunos licores.
Facundia: Afluencia, facilidad en el hablar.
Yunquista: de El Yunque, organización fascista y de choque del partido (de) Acción Nacional y la gran derecha mexicana
Felipe Calderón, a quien Porfirio Muñoz Ledo suele calificar de El Breve por razones que antojaríanse obvias, ha demostrado durante su gira europea una carencia de sentido común y prudencia.
Cierto. En Davos, en el Foro Económico Mundial don Felipe se confrontó con Luiz Inácio Lula da Silva y con otros mandatarios latinoamericanos ausentes, como Evo Morales y Hugo Chávez.
El Presidente Lula salió en defensa de los ausentes --los señores Morales y Chávez-- y demostró, no sin firmeza, que las críticas y calificativos del mandatario mexicano estaban fuera de lugar.
No huelga señalar que el Presidente de México --a quien millones de sus compatriotas consideran espurio y pelele de intereses ajenos a los del pueblo mexicano-- quedó en ridículo por su facundia.
Así fue. Quedó en ridículo, añadiríase, por su cortedad de miras, su pequeñez política y su brevedad intelectual para trascender como estadista y dejarse llevar por imperativos ideológicos estrechos.
¿Qué movió al señor Calderón a incurrir en esos yerros de elemental descortesía, falta de tacto político, ausencia de sentido político y descontrol de sus propias emociones y convicciones?
Ese comportamiento del titular del Poder Ejecutivo de México sorprendió a no pocos mexicanos y, a extramuros de nuestro país, sorprendió también a otros jefes de Estado y de Gobierno.
II
Mas no sólo fueron los homólogos de don Felipe los sorprendidos, en la particular los de Nuestra América, sino también los dueños y operadores del capital --el poder real-- mundo presentes en Davos.
¿Qué clase de hombre es este personaje que representa al estado mexicano? ¿Qué clase de individuo pierde el control de sí mismo de esa guisa tan peligrosa y pone en riesgo los intereses de México?
¿Qué le hicieron al señor Calderón los presidentes Lula, Chávez y Morales y, por inferencia, los demás mandatarios de Nuestra América identificados también reivindicadores de la soberanía de sus pueblos?
En ello reside, precisamente, el enigma de la conducta de don Felipe. No fue provocado con insultos o alusiones sesgadas por ninguno de ellos. Se puede decir que han respetado al mexicano.
¿Estaría el Presidente Calderón bajo el efecto de alguna droga, como le ocurría a su predecesor, Vicente Fox, cuya dependencia del Prozac le restaba lucidez y cometía desatinos garrafales?
Esto nos lleva a formularnos una pregunta incómoda para todos los mexicanos y, en particular, para quienes votaron por el señor Calderón y le otorgan aun el beneficio de la duda: ¿Estaba sobrio?
La pregunta no es gratuita ni surge de la nada. Don Felipe tiene fama, desde que fue diputado por segunda ocasión, de perder el control de sí mismo bajo los efectos de bebidas espirituosas. No es, nuevo.
Y aun sobrio, perder el control de sí mismo suele ocurrirle con frecuencia a nuestro Presidente. Se enoja fácilmente. Su capacidad para la tolerancia es muy baja. Es, diríase, un individuo enojón.
III
Ello, como supondríalo el caro leyente, lo lleva a actuaciones de soberbia --imprudentes, viscerales, egoístas y de despecho e inclusive de odio-- que se traducen, posteriormente, a cierta contrición.
Pero contrición no implica necesariamente arrepentimiento. Alguien contrito lamenta las consecuencias de sus actos, mas ello no implica que esté arrepentido. La soberbia prevalece. Preside la conducta.
Sin embargo, pensaríase que los móviles de don Felipe para situarse como ariete contra los vientos de reivindicación de soberanías que corren por Nuestra América obedecen a una lógica política. Podría ser.
Las provocaciones del señor Calderón a sus homólogos Lula, Chávez y Morales se insertan en la declaración de los partidos políticos demócratacristianos de Nuestra América de conquistar el poder.
Y, para ello, una táctica típica de la derecha ideológica es la de denostar y desacreditar a los partidos políticos de izquierda, sus candidatos y sus gobernantes, sembrando inquina y odios fraticidas.
La táctica demostró ser muy efectiva en México. Las campañas de odio han polarizado al país y los mexicanos estamos divididos. A esa polarización contribuyó también el fraude electoral del 2006.
Otro móvil posible de la actuación del señor Calderón en Europa --también visitó Inglaterra y España-- es el convertirse en sicario golpeador del Tío Sam. Recordemos que golpear es vocación yunquista.
Glosario:
Espirituosas: Dícese de lo que exhala mucho espíritu; como algunos licores.
Facundia: Afluencia, facilidad en el hablar.
Yunquista: de El Yunque, organización fascista y de choque del partido (de) Acción Nacional y la gran derecha mexicana