INDICE POLITICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
NI CON DIOS NI CON EL DIABLO
* "Huele a azufre, pero Dios está con nosotros"
* Hugo Chávez
* Presidente de Venezuela
LA DIPLOMACIA, DEFINEN las enciclopedias, es una antigua profesión cuyo objetivo es representar y velar por los intereses de un Estado y de su nación en relación a otro Estado o con un organismo internacional.
Velar por los intereses de un Estado. Siete palabras. Apenas 30 caracteres que, encierran todo un universo de conocimientos y, sobre todo, tacto.
Siete palabras y 30 caracteres que, sin embargo, estuvieron ausentes del primer periplo europeo emprendido por el señor Felipe Calderón.
Y es que, citando otra vez al clásico Juan Gabriel, "¿qué necesidad" tuvo el michoacano de lanzar puyas en contra de gobiernos de países hermanos del continente americano para, otra vez, como lo hiciera Vicente Fox en su momento, tratar –y sólo tratar— de quedar bien con las fallidas políticas del país vecino del norte?
¿De verdad creerá el señor Calderón que los políticos de Washington van a agradecerle que, como lo hiciera Fox en su oportunidad, ice las banderas económicas del imperio y se lance con ellas a criticar sistemas políticos elegidos legalmente por los habitantes de esas naciones?
Ni con Dios. Ni con el diablo. México continuará otros seis años como el perro de las dos tortas. Ni latinoamericano, ni mucho menos estadounidense. Simplemente a la mitad de ninguna parte.
Y es que los asesores del señor Calderón y los nuevos funcionarios de la cancillería parecieran desconocer el nuevo rumbo de la política en Washington. Creen equivocadamente que las muy personales fobias del señor George W. Bush son las que imperan, desconociendo el giro que los electores dieron en noviembre anterior al sistema de pesos y contrapesos que desde Capitol Hill, con liderazgos demócratas, se sobreponen a los del 1660 de la avenida Pennsylvania.
Desconocen, también, que en la tercera revolución de la diplomacia, los jefes de Estado han dejado de ser el eje a través del cual las naciones establecen los vínculos entre sí. Hoy son las empresas, las ONG’s, los ciudadanos particulares, los que a través de los negocios, los intercambios y la comunicación a través del ciberespacio establecen las verdaderas y reales ligas entre los pueblos.
Caricaturesca. De esa manera se me ocurriría definir la posición mexicana en temas de política exterior. México se arrastra buscando una imagen que de fe de sus relaciones internacionales.
Pero hay algo aún más grave: si uno va de antichavista, debe asumirlo y ser consecuente, manteniendo esta actitud siempre.
No puede ser que de cara a la nación sean conservadores pro-estadounidenses hasta la médula, y luego, a la menor oportunidad, tratar de bienquistarse con personajes como el mismo Chávez, pero también Kirchner, Lula o Morales.
Aliarse con el diablo, lo dice la Historia, es peor que combatir solo.
Y es que sí, claro que sí, las políticas estadounidenses para América Latina "huelen a azufre".
* "Huele a azufre, pero Dios está con nosotros"
* Hugo Chávez
* Presidente de Venezuela
LA DIPLOMACIA, DEFINEN las enciclopedias, es una antigua profesión cuyo objetivo es representar y velar por los intereses de un Estado y de su nación en relación a otro Estado o con un organismo internacional.
Velar por los intereses de un Estado. Siete palabras. Apenas 30 caracteres que, encierran todo un universo de conocimientos y, sobre todo, tacto.
Siete palabras y 30 caracteres que, sin embargo, estuvieron ausentes del primer periplo europeo emprendido por el señor Felipe Calderón.
Y es que, citando otra vez al clásico Juan Gabriel, "¿qué necesidad" tuvo el michoacano de lanzar puyas en contra de gobiernos de países hermanos del continente americano para, otra vez, como lo hiciera Vicente Fox en su momento, tratar –y sólo tratar— de quedar bien con las fallidas políticas del país vecino del norte?
¿De verdad creerá el señor Calderón que los políticos de Washington van a agradecerle que, como lo hiciera Fox en su oportunidad, ice las banderas económicas del imperio y se lance con ellas a criticar sistemas políticos elegidos legalmente por los habitantes de esas naciones?
Ni con Dios. Ni con el diablo. México continuará otros seis años como el perro de las dos tortas. Ni latinoamericano, ni mucho menos estadounidense. Simplemente a la mitad de ninguna parte.
Y es que los asesores del señor Calderón y los nuevos funcionarios de la cancillería parecieran desconocer el nuevo rumbo de la política en Washington. Creen equivocadamente que las muy personales fobias del señor George W. Bush son las que imperan, desconociendo el giro que los electores dieron en noviembre anterior al sistema de pesos y contrapesos que desde Capitol Hill, con liderazgos demócratas, se sobreponen a los del 1660 de la avenida Pennsylvania.
Desconocen, también, que en la tercera revolución de la diplomacia, los jefes de Estado han dejado de ser el eje a través del cual las naciones establecen los vínculos entre sí. Hoy son las empresas, las ONG’s, los ciudadanos particulares, los que a través de los negocios, los intercambios y la comunicación a través del ciberespacio establecen las verdaderas y reales ligas entre los pueblos.
Caricaturesca. De esa manera se me ocurriría definir la posición mexicana en temas de política exterior. México se arrastra buscando una imagen que de fe de sus relaciones internacionales.
Pero hay algo aún más grave: si uno va de antichavista, debe asumirlo y ser consecuente, manteniendo esta actitud siempre.
No puede ser que de cara a la nación sean conservadores pro-estadounidenses hasta la médula, y luego, a la menor oportunidad, tratar de bienquistarse con personajes como el mismo Chávez, pero también Kirchner, Lula o Morales.
Aliarse con el diablo, lo dice la Historia, es peor que combatir solo.
Y es que sí, claro que sí, las políticas estadounidenses para América Latina "huelen a azufre".