Ni estabilidad ni crecimieto ... Repunta la inflación en alimentos

Julio A. Millán B.

Hace unos días escuché de refilón la conversación de una joven madre que argumentaba, con un dejo de molestia, sobre la dificultad en estas fechas para llevar el sustento al hogar. La compra de útiles, uniformes y demás pertrechos para el inicio de las actividades escolares había dejado bastante mermado el bolsillo familiar. La queja fundamental era que había dado tres vueltas en el supermercado, sin poder definir que podía llevar a casa para alimentar a la familia. El recurso, al final de mes, era escaso y los precios de leche, huevo y otros comestibles parecían más inalcanzables que de costumbre.

No bien había escuchado la perorata cuando pude comprobar con ojos propios el motivo de la molestia. Más tarde, tuve la oportunidad de consultar las cifras de la inflación quincenal del Banco de México y encontré lo siguiente:

La inflación correspondiente a la primera quincena del octavo mes fue de 0.31 por ciento, lo que representa el incremento quincenal más alto para una primera quincena de agosto desde el año 2004. Al analizar los productos que más contribuyeron al alza encontramos la gasolina, el gas doméstico, la leche, el huevo y la carne, además de las colegiaturas de los planteles universitarios, los cuales iniciaron clases ya en los primeros días de agosto.

En particular, dentro del rubro no subyacente, el subsector de carne y huevos tuvo un crecimiento quincenal de 0.88 por ciento. Por su parte, la inflación del sector de alimentos (que se ubica en el rubro de subyacente) suma alrededor de 10 por ciento en términos anualizados.

Recordemos que hace 15 días el propio Banxico reajustó sus pronósticos de inflación anual colocándolos entre el 5.5 y 6 por ciento, causando la alarma de muchos analistas. Pero desde nuestro punto de vista, una inflación de un dígito en una economía como la nuestra no es en realidad causa de gran alarma. Lo que más debe preocuparnos, es que no tenemos las condiciones en el corto plazo para pensar que el incremento de precios vaya cediendo, como había venido ocurriendo hacia el final del siglo anterior, ya que el motivo de esta inflación es estructural. Por otro lado, aunque las políticas restrictivas puedan contener la inflación en los niveles actuales, no estamos generando crecimiento ni empleo que les permitan a los ciudadanos, madres y padres de familia, obtener los recursos suficientes para llevar a casa el sustento.

En el año 2000 la inflación, en una tendencia decreciente, llegó caso al 9 por ciento, pero con un crecimiento de la economía de 6.6 por ciento. Hoy, ni estabilidad ni crecimiento.