La casta Divina de Juan Camilo Mouriño
Vanguardia
* Una maestra de kinder, un profesor de karate, un cantinero, amas de casa que de la noche a la mañana se convirtieron en funcionarias públicas, amigos de la infancia, ex compañeros de parranda y de campañas políticas fracasadas son los integrantes del grupo que hoy conforma la nueva “casta divina” de Campeche.
También se les conoce como el club del “Chupis Bar”, su centro de reunión en la avenida López Portillo de la capital del estado. Ahí realizan fiestas de disfraces que terminan hasta entrada la mañana cuando el Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, va de visita a la entidad.
La nueva “casta divina” tiene un común denominador: está formada por inexpertos y superficiales allegados a JC y ocupan cargos públicos gracias a su cercanía con él.
Mensualmente el Gobierno Federal gasta del presupuesto público un millón 768 mil 438 pesos —21.2 millones de pesos al año— para pagar la nómina de los recomendados del Secretario de Gobernación.
Al inicio del sexenio, la nueva “casta divina” se comenzó a apoderar de posiciones en oficinas centrales y en las representaciones federales en Campeche: Sedesol, Fonaes, Oportunidades, Profeco, Secretaría del Trabajo, RAN y Semarnat.
Se autodenominan “los intocables”
Dicen que pueden hacer lo que quieren, y su principal lema de batalla es que la trayectoria profesional es lo de menos.
Los miembros del club del “Chupis Bar” presumen de que gracias a su amigo JC tienen horarios cómodos de trabajo, choferes a la puerta, viáticos y hasta guías para recorrer los principales antros de la Ciudad de México.
En entrevista exclusiva, tres ex funcionarios públicos: Maylene Céspedes, del Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad, así como Orlando Apolinar y Landy Verónica Castillo, de Oportunidades, narran la prepotencia, abuso de poder y negligencia de quienes fueron colocados por Juan Camilo en puestos de primer nivel.
Como en los peores tiempos del PRI, los mouriñistas llegaron para repartirse el botín. En Campeche, el Servicio Profesional de Carrera, instaurado en el sexenio de Vicente Fox, fue sustituido por el amiguismo.
La historia de la nueva “casta divina” sería digna de una tira cómica, de no ser por el gasto público que genera y las repercusiones que comienza a tener en el Gobierno Federal su inexperiencia.
"EL CANTINERO"
Javier Ortega Vila
En algunos casos, la inexperiencia supera a la superficialidad, y esto tiene sus costos.
Es el caso de la representación de Oportunidades en Campeche, cuyo titular es Javier Ortega Vila, mejor conocido como “El Cantinero”.
Su mérito es ser amigo de JC. Y su principal experiencia profesional se limita a atender su cantina “El Zaguán” en la ciudad de Campeche.
“El Cantinero” llegó a encabezar la oficina de Oportunidades el 1 de abril de 2007. Es el programa social más importante del Gobierno Federal que atiende a las familias que viven en pobreza extrema.
El entonces titular de la oficina, Luis Antonio Ríos, estaba de gira y ni siquiera había sido notificado de su cambio.
Ortega Vila obtuvo el cargo como premio de consolación, luego de que perdió como candidato del PAN la diputación local por el cuarto distrito.
En entrevista, Orlando Apolinar Sánchez, ex jefe del Departamento Administrativo, y Landy Verónica Castillo, ex jefa del Departamento de Capacitación, denunciaron cómo desde su llegada, Ortega Vila quiso correr al personal de las principales plazas pese a que cumplían con los requerimientos del Servicio Profesional de Carrera.
Apolinar Sánchez afirma que, sin justificación alguna, Ortega Vila le pidió pagar con recursos de Oportunidades facturas en blanco, así como facturas de propaganda política que el ex candidato había quedado a deber. Asegura que se negó a hacerlo.
Por su parte, Castillo señaló que a su oficina —responsable de las contrataciones— comenzaron a llegar panistas sin experiencia ni calificación para los puestos, y Ortega Vila insistía en contratarlos.
Los entrevistados afirman que Ortega Vila quería imponer a panistas en los puestos clave del programa social para después manipularlo electoralmente.
Después de meses de acoso laboral, Ortega Vila logró despedir sin justificación a quienes le estorbaban. No sólo a Apolinar Sánchez y a Castillo, sino también a Ulises Durán Vallejos, quien era el jefe de Atención Operativa de la oficina. Es decir, era el que conocía la operación de la entrega de los apoyos a las familias.
Durán Vallejos había recibido reconocimientos a nivel nacional por los excelentes resultados en sus evaluaciones.
Apolinar Sánchez y Castillo afirmaron que comenzaron a atestiguar varias irregularidades que se cometían en las oficinas.
Un ejemplo es la falsificación de firmas para cobro de viáticos, cuyo monto es en la mayoría de los casos superior incluso a los salarios que se perciben.
Hicieron denuncias al órgano interno de control de Oportunidades y a la Secretaría de la Función Pública, pero hasta la fecha no se ha abierto una investigación formal al respecto.
“Él decía que nadie lo podía tocar porque a él lo puso Juan Camilo Mouriño”, recuerda Verónica Castillo.
En 2006, la oficina de Oportunidades de Campeche ocupaba los primeros cinco lugares en las evaluaciones nacionales.
Dicen que hoy está en el lugar 32. Es decir, en el último.
EL DESPOTA
Sergio Novelo Rosado
El caso más relevante de prepotencia y abuso de poder del círculo de protegidos de Juan Camilo Mouriño es el de Sergio Novelo Rosado, encargado desde junio del año pasado de la oficina del Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad en Campeche (Fonaes).
Antes de ocupar el cargo, era investigador de la Universidad Autónoma de Campeche. Su único mérito era haber sido coordinador de la campaña perdedora del panista Rafael Alcalá Ortiz, candidato a diputado federal por el primer distrito en las elecciones de 2006 y hoy director general de Delegaciones Norte-Sur de la Condusef.
Novelo Rosado, de 37 años, soltero, llegó acompañado de un grupo de muchachos de la Universidad, a quienes inmediatamente trató de colocar en plazas por honorarios.
Durante 11 años, Maylene Céspedes Herbert trabajó en las oficinas de Fonaes. Licenciada en administración, inició su carrera en el servicio público ocupando un puesto menor. Con el paso de los años, fue escalando hasta llegar a ser jefa del Departamento de Proyectos de Comercialización. Su tarea era analizar los proyectos productivos que presentaban diversas organizaciones y determinar su viabilidad con base en estándares técnicos.
Cuando se puso en marcha el Servicio Profesional de Carrera en 2006, Maylene cumplió los siete pasos obligados: pasó con excelentes calificaciones los tres exámenes del Ceneval, el interintra, los dos exámenes de capacidades técnicas y el de administración pública. Es importante destacar que aplicó para estas pruebas sin inscribirse en cursos de preparación.
Maylene creía en el Servicio Profesional de Carrera. Pensaba que al estar mejor preparada, podría seguir desempeñando su trabajo en función de su capacidad, no de los ires y venires de los titulares de la oficina.
Todo cambió cuando Novelo Rosado llegó a Fonaes. Inmediatamente pidió la renuncia de Maylene, pero ella se negó. Le dijo que si quería despedirla, tendría que liquidarla conforme a la ley. Esta vez, fue él quien rechazó la idea.
EL BUROCRATA DE BITAL
Karim Elías Bobadilla
El caso de Karim Elías Bobadilla, hoy contralor interno de Pemex Exploración y Producción, es el mejor ejemplo del perfil de los integrantes del club del “Chupis Bar”.
En diferentes entrevistas realizadas por Reporte Índigo en Campeche, Karim es recordado como el burócrata gris de una sucursal del banco Bital. El que se pasaba las horas sentado frente a un escritorio. Dicen que nunca hizo nada destacado.
“En su vida ha dado un golpe”, señala alguien que lo conoce.
Su único mérito es haber sido amigo de la infancia de Juan Camilo Mouriño y de su esposa María de los Angeles —Marigeli— Escalante.
Hoy, ese joven inexperto tiene una de las posiciones más importantes en Pemex. Es el responsable de vigilar que las licitaciones públicas de millonarios contratos, que incluyen la construcción de plataformas o renta de embarcaciones, se hagan conforme a la ley.
Una de las ex compañeras de Karim que trabajaba con él en Bital también fue invitada por JC para trabajar en oficinas del Gobierno Federal en la Ciudad de México. Cada vez que regresa a Campeche de visita, se la pasa comentando la “gran vida” que se dan en la capital. “Nos pagan todo, tenemos chofer y nos llevan a los antros”, señala.
* Una maestra de kinder, un profesor de karate, un cantinero, amas de casa que de la noche a la mañana se convirtieron en funcionarias públicas, amigos de la infancia, ex compañeros de parranda y de campañas políticas fracasadas son los integrantes del grupo que hoy conforma la nueva “casta divina” de Campeche.
También se les conoce como el club del “Chupis Bar”, su centro de reunión en la avenida López Portillo de la capital del estado. Ahí realizan fiestas de disfraces que terminan hasta entrada la mañana cuando el Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, va de visita a la entidad.
La nueva “casta divina” tiene un común denominador: está formada por inexpertos y superficiales allegados a JC y ocupan cargos públicos gracias a su cercanía con él.
Mensualmente el Gobierno Federal gasta del presupuesto público un millón 768 mil 438 pesos —21.2 millones de pesos al año— para pagar la nómina de los recomendados del Secretario de Gobernación.
Al inicio del sexenio, la nueva “casta divina” se comenzó a apoderar de posiciones en oficinas centrales y en las representaciones federales en Campeche: Sedesol, Fonaes, Oportunidades, Profeco, Secretaría del Trabajo, RAN y Semarnat.
Se autodenominan “los intocables”
Dicen que pueden hacer lo que quieren, y su principal lema de batalla es que la trayectoria profesional es lo de menos.
Los miembros del club del “Chupis Bar” presumen de que gracias a su amigo JC tienen horarios cómodos de trabajo, choferes a la puerta, viáticos y hasta guías para recorrer los principales antros de la Ciudad de México.
En entrevista exclusiva, tres ex funcionarios públicos: Maylene Céspedes, del Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad, así como Orlando Apolinar y Landy Verónica Castillo, de Oportunidades, narran la prepotencia, abuso de poder y negligencia de quienes fueron colocados por Juan Camilo en puestos de primer nivel.
Como en los peores tiempos del PRI, los mouriñistas llegaron para repartirse el botín. En Campeche, el Servicio Profesional de Carrera, instaurado en el sexenio de Vicente Fox, fue sustituido por el amiguismo.
La historia de la nueva “casta divina” sería digna de una tira cómica, de no ser por el gasto público que genera y las repercusiones que comienza a tener en el Gobierno Federal su inexperiencia.
"EL CANTINERO"
Javier Ortega Vila
En algunos casos, la inexperiencia supera a la superficialidad, y esto tiene sus costos.
Es el caso de la representación de Oportunidades en Campeche, cuyo titular es Javier Ortega Vila, mejor conocido como “El Cantinero”.
Su mérito es ser amigo de JC. Y su principal experiencia profesional se limita a atender su cantina “El Zaguán” en la ciudad de Campeche.
“El Cantinero” llegó a encabezar la oficina de Oportunidades el 1 de abril de 2007. Es el programa social más importante del Gobierno Federal que atiende a las familias que viven en pobreza extrema.
El entonces titular de la oficina, Luis Antonio Ríos, estaba de gira y ni siquiera había sido notificado de su cambio.
Ortega Vila obtuvo el cargo como premio de consolación, luego de que perdió como candidato del PAN la diputación local por el cuarto distrito.
En entrevista, Orlando Apolinar Sánchez, ex jefe del Departamento Administrativo, y Landy Verónica Castillo, ex jefa del Departamento de Capacitación, denunciaron cómo desde su llegada, Ortega Vila quiso correr al personal de las principales plazas pese a que cumplían con los requerimientos del Servicio Profesional de Carrera.
Apolinar Sánchez afirma que, sin justificación alguna, Ortega Vila le pidió pagar con recursos de Oportunidades facturas en blanco, así como facturas de propaganda política que el ex candidato había quedado a deber. Asegura que se negó a hacerlo.
Por su parte, Castillo señaló que a su oficina —responsable de las contrataciones— comenzaron a llegar panistas sin experiencia ni calificación para los puestos, y Ortega Vila insistía en contratarlos.
Los entrevistados afirman que Ortega Vila quería imponer a panistas en los puestos clave del programa social para después manipularlo electoralmente.
Después de meses de acoso laboral, Ortega Vila logró despedir sin justificación a quienes le estorbaban. No sólo a Apolinar Sánchez y a Castillo, sino también a Ulises Durán Vallejos, quien era el jefe de Atención Operativa de la oficina. Es decir, era el que conocía la operación de la entrega de los apoyos a las familias.
Durán Vallejos había recibido reconocimientos a nivel nacional por los excelentes resultados en sus evaluaciones.
Apolinar Sánchez y Castillo afirmaron que comenzaron a atestiguar varias irregularidades que se cometían en las oficinas.
Un ejemplo es la falsificación de firmas para cobro de viáticos, cuyo monto es en la mayoría de los casos superior incluso a los salarios que se perciben.
Hicieron denuncias al órgano interno de control de Oportunidades y a la Secretaría de la Función Pública, pero hasta la fecha no se ha abierto una investigación formal al respecto.
“Él decía que nadie lo podía tocar porque a él lo puso Juan Camilo Mouriño”, recuerda Verónica Castillo.
En 2006, la oficina de Oportunidades de Campeche ocupaba los primeros cinco lugares en las evaluaciones nacionales.
Dicen que hoy está en el lugar 32. Es decir, en el último.
EL DESPOTA
Sergio Novelo Rosado
El caso más relevante de prepotencia y abuso de poder del círculo de protegidos de Juan Camilo Mouriño es el de Sergio Novelo Rosado, encargado desde junio del año pasado de la oficina del Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad en Campeche (Fonaes).
Antes de ocupar el cargo, era investigador de la Universidad Autónoma de Campeche. Su único mérito era haber sido coordinador de la campaña perdedora del panista Rafael Alcalá Ortiz, candidato a diputado federal por el primer distrito en las elecciones de 2006 y hoy director general de Delegaciones Norte-Sur de la Condusef.
Novelo Rosado, de 37 años, soltero, llegó acompañado de un grupo de muchachos de la Universidad, a quienes inmediatamente trató de colocar en plazas por honorarios.
Durante 11 años, Maylene Céspedes Herbert trabajó en las oficinas de Fonaes. Licenciada en administración, inició su carrera en el servicio público ocupando un puesto menor. Con el paso de los años, fue escalando hasta llegar a ser jefa del Departamento de Proyectos de Comercialización. Su tarea era analizar los proyectos productivos que presentaban diversas organizaciones y determinar su viabilidad con base en estándares técnicos.
Cuando se puso en marcha el Servicio Profesional de Carrera en 2006, Maylene cumplió los siete pasos obligados: pasó con excelentes calificaciones los tres exámenes del Ceneval, el interintra, los dos exámenes de capacidades técnicas y el de administración pública. Es importante destacar que aplicó para estas pruebas sin inscribirse en cursos de preparación.
Maylene creía en el Servicio Profesional de Carrera. Pensaba que al estar mejor preparada, podría seguir desempeñando su trabajo en función de su capacidad, no de los ires y venires de los titulares de la oficina.
Todo cambió cuando Novelo Rosado llegó a Fonaes. Inmediatamente pidió la renuncia de Maylene, pero ella se negó. Le dijo que si quería despedirla, tendría que liquidarla conforme a la ley. Esta vez, fue él quien rechazó la idea.
EL BUROCRATA DE BITAL
Karim Elías Bobadilla
El caso de Karim Elías Bobadilla, hoy contralor interno de Pemex Exploración y Producción, es el mejor ejemplo del perfil de los integrantes del club del “Chupis Bar”.
En diferentes entrevistas realizadas por Reporte Índigo en Campeche, Karim es recordado como el burócrata gris de una sucursal del banco Bital. El que se pasaba las horas sentado frente a un escritorio. Dicen que nunca hizo nada destacado.
“En su vida ha dado un golpe”, señala alguien que lo conoce.
Su único mérito es haber sido amigo de la infancia de Juan Camilo Mouriño y de su esposa María de los Angeles —Marigeli— Escalante.
Hoy, ese joven inexperto tiene una de las posiciones más importantes en Pemex. Es el responsable de vigilar que las licitaciones públicas de millonarios contratos, que incluyen la construcción de plataformas o renta de embarcaciones, se hagan conforme a la ley.
Una de las ex compañeras de Karim que trabajaba con él en Bital también fue invitada por JC para trabajar en oficinas del Gobierno Federal en la Ciudad de México. Cada vez que regresa a Campeche de visita, se la pasa comentando la “gran vida” que se dan en la capital. “Nos pagan todo, tenemos chofer y nos llevan a los antros”, señala.
Etiquetas: Gallego Orejón, Usurpador II