¿Fue y es de los mexicanos el petróleo?
Por Esto / Conjeturas
Desde el tesoro de Cuauhtémoc (1520-1521) con los mexicas, hasta el tesoro petrolero, ahora en anuncios de televisión, los mexicanos solamente (1938-2008) supieron del saqueo por los conquistadores y La Colonia, para rematar con la explotación del oro negro que en nada ha beneficiado al pueblo, a la Nación, durante ya 70 años. Unos pocos se enriquecieron. PEMEX mismo está quebrado por la sangría fiscal de gobiernos presidenciales, desde cuando menos Alemán a Calderón usando las millonarias utilidades para pagar los millonarios salarios de la elite administrativa, ganancias de empresarios, rapiña de políticos y una mínima inversión en la ya obsoleta industria del petróleo.
Y otra vez la misma canción demagógica: el tesoro de yacimientos a profundidades que reclaman inversiones multimillonarias, se presentan como para beneficio de los mexicanos. No para el presente, pues como siempre, es para el futuro... para nuestros hijos, cuando ya van, en esos 70 años, más de cinco o seis generaciones biológicas que nunca vieron el menor provecho, no ya individual, ni siquiera colectivo: tenemos petróleo, pero dependemos del petróleo que llega del exterior, porque carecemos de la industria para transformarlo. Ha llegado a más de 90 dólares el barril y no hay inversiones para apuntalar a PEMEX. La carga fiscal es un atraco para mantener a la burocracia de alto rango en la administración pública.
No ha sido de los mexicanos ese tesoro petrolero, como no lo fue el oro, la plata y demás metales que se llevaron los conquistadores y colonizadores. Por eso es que los mexicanos, con su pesimismo, en su gran mayoría, se desatienden de la publicidad oficial. El oro negro ha sido un botín de los de arriba. La Expropiación de Lázaro Cárdenas movilizó al pueblo llano y éste respondió unánimemente para apoyar la medida. Desde entonces esa riqueza se ha ido en pagar sueldos e impuestos, hasta descapitalizar a la empresa ahora en riesgo de revertir la expropiación, sin que los mexicanos hayan recibido ni las gracias por su estoicismo y sufrimiento al no haber recibido una limosna para beneficio general.
Nadie conoce la propuesta de la mítica reforma energética de Calderón-PAN y en ese vacío las especulaciones giran en torno a la necesidad de inversiones extranjeras, lo que hace que huela a una privatización, así sea sin tocar la soberanía de esa mermada riqueza. Los mexicanos, hasta hoy y nadie salga con que sí lo verán nuestros hijos, nada han recibido de las ventas petroleras, ya que la industrialización de la empresa se ha quedado en la etapa, casi, dejada en 1938, para sacar el petróleo, explotarlo y obtener millones de dólares que en nada han sido provechosos para la Nación, salvo para los gobernantes. No ha sido ni es, a los 70 años, de los mexicanos, el petróleo.
Desde el tesoro de Cuauhtémoc (1520-1521) con los mexicas, hasta el tesoro petrolero, ahora en anuncios de televisión, los mexicanos solamente (1938-2008) supieron del saqueo por los conquistadores y La Colonia, para rematar con la explotación del oro negro que en nada ha beneficiado al pueblo, a la Nación, durante ya 70 años. Unos pocos se enriquecieron. PEMEX mismo está quebrado por la sangría fiscal de gobiernos presidenciales, desde cuando menos Alemán a Calderón usando las millonarias utilidades para pagar los millonarios salarios de la elite administrativa, ganancias de empresarios, rapiña de políticos y una mínima inversión en la ya obsoleta industria del petróleo.
Y otra vez la misma canción demagógica: el tesoro de yacimientos a profundidades que reclaman inversiones multimillonarias, se presentan como para beneficio de los mexicanos. No para el presente, pues como siempre, es para el futuro... para nuestros hijos, cuando ya van, en esos 70 años, más de cinco o seis generaciones biológicas que nunca vieron el menor provecho, no ya individual, ni siquiera colectivo: tenemos petróleo, pero dependemos del petróleo que llega del exterior, porque carecemos de la industria para transformarlo. Ha llegado a más de 90 dólares el barril y no hay inversiones para apuntalar a PEMEX. La carga fiscal es un atraco para mantener a la burocracia de alto rango en la administración pública.
No ha sido de los mexicanos ese tesoro petrolero, como no lo fue el oro, la plata y demás metales que se llevaron los conquistadores y colonizadores. Por eso es que los mexicanos, con su pesimismo, en su gran mayoría, se desatienden de la publicidad oficial. El oro negro ha sido un botín de los de arriba. La Expropiación de Lázaro Cárdenas movilizó al pueblo llano y éste respondió unánimemente para apoyar la medida. Desde entonces esa riqueza se ha ido en pagar sueldos e impuestos, hasta descapitalizar a la empresa ahora en riesgo de revertir la expropiación, sin que los mexicanos hayan recibido ni las gracias por su estoicismo y sufrimiento al no haber recibido una limosna para beneficio general.
Nadie conoce la propuesta de la mítica reforma energética de Calderón-PAN y en ese vacío las especulaciones giran en torno a la necesidad de inversiones extranjeras, lo que hace que huela a una privatización, así sea sin tocar la soberanía de esa mermada riqueza. Los mexicanos, hasta hoy y nadie salga con que sí lo verán nuestros hijos, nada han recibido de las ventas petroleras, ya que la industrialización de la empresa se ha quedado en la etapa, casi, dejada en 1938, para sacar el petróleo, explotarlo y obtener millones de dólares que en nada han sido provechosos para la Nación, salvo para los gobernantes. No ha sido ni es, a los 70 años, de los mexicanos, el petróleo.