Prácticamene estancado, el monto de remesas en 2007
La Jornada
Los mexicanos que trabajan en el exterior remitieron 23 mil 979 millones de dólares a sus familiares en México durante 2007, un monto apenas uno por ciento superior al registrado en 2006, informó el gobernador del Banco de México (BdeM), Guillermo Ortiz Martínez.
El monto de las remesas en 2007 propiamente quedó estancado, a pesar de una elevación marginal de unos 236 millones de dólares, que contrastó con la tasa de incremento anual de 17 por ciento observada en 2006, cuando el ingreso de divisas por esta vía aumentó en 3 mil 458.6 millones de dólares respecto al año anterior; es decir, 12 veces más que el año pasado.
El escaso crecimiento anual de las remesas durante 2007, puntualizó el Banco de México, es atribuible a varios factores, entre los que mencionó cuatro:
“La desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos y especialmente de la industria de la construcción, que es una fuente importante de ocupación para un número elevado de trabajadores de origen mexicano; los mayores problemas que han enfrentado para emigrar a Estados Unidos ante una mayor vigilancia fronteriza en ese país; las crecientes dificultades para que los migrantes indocumentados encuentren ocupación, ante controles oficiales más estrictos en los lugares de trabajo, y la desaparición gradual en la estadística de remesas del efecto al alza, derivado de la mejoría en la cobertura y medición de esas transacciones”.
Sin embargo, Guillermo Ortiz consideró que el ingreso de divisas por remesas en 2007 fue “muy bueno”, si se toma en consideración el importante desplome del empleo en Estados Unidos. “A pesar de la caída tan notable del empleo en la construcción, las remesas aumentaron, lo que significó que los trabajadores mexicanos en aquel país encontraron ocupación en otros sectores, como el de servicios”, interpretó.
El gobernador del banco central explicó que los recursos que envían desde el exterior los trabajadores mexicanos a sus familiares constituyen “un elemento importante de soporte al consumo interno”. Apuntó que las remesas son recibidas por familias que se ubican dentro del 30 por ciento de la población de menores ingresos del país, quienes perciben mensualmente por esta vía el equivalente a dos salarios mínimos, que se destinan al consumo de bienes y servicios en México.
“Si en 2008 se mantiene el mismo nivel de remesas que en 2007, esto será muy positivo”, exclamó el funcionario.
Menos optimista que su gobernador, el apartado sobre remesas del Informe sobre la inflación octubre-diciembre de 2007 del banco señala que a lo largo del año pasado “el ingreso de recursos al país por concepto de remesas familiares mostró una desaceleración importante, que comprendió a la totalidad de las entidades federativas”.
Así, precisa, “el monto de remesas resultó en el cuarto trimestre de 5 mil 781 millones de dólares, y en todo ese año sumó 23 mil 979 millones, lo que implicó variaciones anuales respectivas de 0.2 y 1 por ciento”.
Los mexicanos que trabajan en el exterior remitieron 23 mil 979 millones de dólares a sus familiares en México durante 2007, un monto apenas uno por ciento superior al registrado en 2006, informó el gobernador del Banco de México (BdeM), Guillermo Ortiz Martínez.
El monto de las remesas en 2007 propiamente quedó estancado, a pesar de una elevación marginal de unos 236 millones de dólares, que contrastó con la tasa de incremento anual de 17 por ciento observada en 2006, cuando el ingreso de divisas por esta vía aumentó en 3 mil 458.6 millones de dólares respecto al año anterior; es decir, 12 veces más que el año pasado.
El escaso crecimiento anual de las remesas durante 2007, puntualizó el Banco de México, es atribuible a varios factores, entre los que mencionó cuatro:
“La desaceleración de la actividad económica en Estados Unidos y especialmente de la industria de la construcción, que es una fuente importante de ocupación para un número elevado de trabajadores de origen mexicano; los mayores problemas que han enfrentado para emigrar a Estados Unidos ante una mayor vigilancia fronteriza en ese país; las crecientes dificultades para que los migrantes indocumentados encuentren ocupación, ante controles oficiales más estrictos en los lugares de trabajo, y la desaparición gradual en la estadística de remesas del efecto al alza, derivado de la mejoría en la cobertura y medición de esas transacciones”.
Sin embargo, Guillermo Ortiz consideró que el ingreso de divisas por remesas en 2007 fue “muy bueno”, si se toma en consideración el importante desplome del empleo en Estados Unidos. “A pesar de la caída tan notable del empleo en la construcción, las remesas aumentaron, lo que significó que los trabajadores mexicanos en aquel país encontraron ocupación en otros sectores, como el de servicios”, interpretó.
El gobernador del banco central explicó que los recursos que envían desde el exterior los trabajadores mexicanos a sus familiares constituyen “un elemento importante de soporte al consumo interno”. Apuntó que las remesas son recibidas por familias que se ubican dentro del 30 por ciento de la población de menores ingresos del país, quienes perciben mensualmente por esta vía el equivalente a dos salarios mínimos, que se destinan al consumo de bienes y servicios en México.
“Si en 2008 se mantiene el mismo nivel de remesas que en 2007, esto será muy positivo”, exclamó el funcionario.
Menos optimista que su gobernador, el apartado sobre remesas del Informe sobre la inflación octubre-diciembre de 2007 del banco señala que a lo largo del año pasado “el ingreso de recursos al país por concepto de remesas familiares mostró una desaceleración importante, que comprendió a la totalidad de las entidades federativas”.
Así, precisa, “el monto de remesas resultó en el cuarto trimestre de 5 mil 781 millones de dólares, y en todo ese año sumó 23 mil 979 millones, lo que implicó variaciones anuales respectivas de 0.2 y 1 por ciento”.