Editorial de la Revista El Chamuco

Revista El Chamuco

Después de presentar las conversaciones telefónicas de Mario Marín y Kamel Nacif, de informar con precisión acerca de las acusaciones contra Norberto Rivera por proteger a un sacerdote pederasta, de cuestionar con datos fidedignos la versión oficial de la muerte de Ernestina Ascencio, de darle voz y espacio a Andrés Manuel López Obrador, de documentar violaciones de derechos humanos en Oaxaca y Atenco, de manifestarse en contra de la Ley Televisa y analizar seriamente la ley electoral... después de un largo y digno etcétera, Carmen Aristegui fue despojada de su noticiero matutino en W Radio.

La solidaridad de su público no se hizo esperar. Estamos seguros que la solidaridad de sus colegas en radio y televisión no tardará en llegar. Los brillantes periodistas de “Tercer Grado” alzarán su voz de protesta. Sergio Sarmiento, a nombre de TV Azteca, convocará a un referéndum para exigir el regreso de la comunicadora.

El Consejo Coordinador Empresarial comenzará inmediatamente una agresiva campaña en los medios para defender la libertad de expresión de Aristegui y el derecho a la información de todos sus radioescuchas.+

Paty Chapoy peleará por su derecho a decir que Carmen es muy guapa. Joaquín López Dóriga se rasgará las vestiduras… o al menos su suéter rosita.

Pero ya W Radio y Prisa declararon que no se trató de un caso de censura ni mucho menos. Sesudos analistas políticos como Ciro Gómez Leyva ya nos aclararon que es sólo un asunto entre particulares, una decisión empresarial que no tiene nada que ver con el periodismo. Incluso Juan Ignacio Zavala, directivo de Prisa y cuñado de Calderón, ya dijo que él no tuvo nada que ver. Lo juró por la Paca.

Ah, bueno… qué malpensados nos vimos. Televisa y Prisa afirmaron que se trató sólo de un caso de “incompatibilidad editorial”. En su noticiero, Carmen Aristegui ejercía un periodismo honesto y plural. Efectivamente, Televisa y Prisa son totalmente incompatibles con la honestidad y la pluralidad.