2008: la suma de los medios y miedos
A puerta cerrada
• Cananea
• ¡¿Reforma laboral?!
Arrogancia mezclada con ignorancia, mi estimado, es una combinación letal. El gobierno federal parece no haber aprendido nada de la trágica lección del 20 de abril de 2006, del fallido desalojo, ordenado por el entonces presidente Vicente Fox con el absoluto contubernio del gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, de las instalaciones de Sicartsa tomadas por los mineros desde aquel 3 de abril.
Recuerde, my friend, que el 17 del mismo mes, en una gira por Uruapan, el ranchero guanajuatense se encontró ante los delicados reclamos de las huestes de Napoleón Gómez Urrutia sobre el respeto a la autonomía sindical y el reconocimiento de su liderazgo, cuando Fox anunció que ya se habían tomado cartas en el asunto y que en los próximos días se despejarán varias de las divertidas dudas. Y, efectivamente, así fue.
Tan sólo tres días después, cientos de elementos estatales y federales recibieron la instrucción de desalojar a los mineros, resultando en una jornada de violencia donde dos trabajadores fallecieron dejando cientos de heridos, además del evidente fracaso para retomar las instalaciones obligando a las fuerzas federales a replegarse. La historia se la sabe de memoria.
El conflicto heredado por la administración foxista a Felipe Calderón es hoy un problema plenamente comprado por el hoy residente de Los Pinos ante los delicados hechos de hace unos días en Cananea.
No deja de ser maravilloso que, después de más de cinco meses de una huelga y de un primer revés en la legalidad de la misma, la JFCA al servicio de la volátil hormona del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, haya decidido, por segunda ocasión, declararla ilegal mientras que, horas antes, las fuerzas federales y estatales ya estaban listas para entrarle al ocurrente reventón. ¿El resultado?
Un fallido y violento intento de desalojo con dolo, alevosía y ventaja violando el tan cacareado Estado de Derecho que, también, es el sello de la casa presidencial en un caso como el de los mineros, querido lector, que lleva más de dos años en el peligroso epicentro del conflicto, intimidación e impunidad ante las ilegalidades cometidas por Grupo México, encabezado por Germán Larrea y su cada vez más evidente complicidad con este Gymboree y su jefecito, Calderón.
El peso de este granito, perdón, tabique (¿chino?), de arena electoral debe ser suficientemente descomunal, my friend, como para mantener al gobierno de rehén bailando al son de un controvertido empresario como Larrea. La espléndida decisión, en estos momentos de interesante inquietud social, de entrarle al toro de Cananea por los cuernos no deja de ser un botón (rojo) de confirmación de que Felipe está dispuesto a jugarse el todo por el todo en estas candorosas épocas que se presentan como la suma de todos sus miedos.
Chingón.
Durante un año dejó correr el conflicto, quizá confiando en el tacto (oriental) de Lozano Alarcón, o apostando al cansancio de los simpatizantes de Napoleón, o rezando porque la campaña mediática de desprestigio tuviera éxito, o mejor aún, my friend, pronosticando el desgaste minero combinado con su desesperación, pero llegó el 2008 con su bulto de granadas deschavetadas (TLCAN, gasolinazo, la cuesta de enero, escalada de precios...), y tuvo que emerger el soldadito retozón dentro de Felipe para desencadenar (¿cortinas de humo?) más caos en el evidente y delicado desorden. ¿El simpático resultado de su excelsa destreza?
Un absoluto cierre de filas alrededor de la figura de Gómez Urrutia y una victoria más para el sindicato minero al ganar un amparo desconociendo los atropellos llevados a cabo en Cananea y reestableciendo las anteriores condiciones de huelga.
O sea, otro revés para la desprestigiada JFCA, para Javier Lozano, para el impresentable Germán y, last but not least, para este gobierno que sigue demostrando que hormona mata neurona, además de su consecuente soberbia de subestimar los efectos de jugar con el fuego social.
Sobre todo cuando hace tan sólo unos días el titular de la STyPS tuvo fantástica encerrona con personajes de Grupo México para afinar ciertos extraordinarios detalles que, of course, no sea mal pensado, cualquier similitud con lo ocurrido en Cananea es mera coincidencia...
Lo que no deja de ser un peligro para México es que si el gobierno de Felipe ya decidió continuar violando sistemática e impunemente las leyes laborales en contubernio con empresarios.
¡¡¿Se imagina el panorama si se aprueba, my friend, su cacareada reforma laboral?!!
• Cananea
• ¡¿Reforma laboral?!
Arrogancia mezclada con ignorancia, mi estimado, es una combinación letal. El gobierno federal parece no haber aprendido nada de la trágica lección del 20 de abril de 2006, del fallido desalojo, ordenado por el entonces presidente Vicente Fox con el absoluto contubernio del gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, de las instalaciones de Sicartsa tomadas por los mineros desde aquel 3 de abril.
Recuerde, my friend, que el 17 del mismo mes, en una gira por Uruapan, el ranchero guanajuatense se encontró ante los delicados reclamos de las huestes de Napoleón Gómez Urrutia sobre el respeto a la autonomía sindical y el reconocimiento de su liderazgo, cuando Fox anunció que ya se habían tomado cartas en el asunto y que en los próximos días se despejarán varias de las divertidas dudas. Y, efectivamente, así fue.
Tan sólo tres días después, cientos de elementos estatales y federales recibieron la instrucción de desalojar a los mineros, resultando en una jornada de violencia donde dos trabajadores fallecieron dejando cientos de heridos, además del evidente fracaso para retomar las instalaciones obligando a las fuerzas federales a replegarse. La historia se la sabe de memoria.
El conflicto heredado por la administración foxista a Felipe Calderón es hoy un problema plenamente comprado por el hoy residente de Los Pinos ante los delicados hechos de hace unos días en Cananea.
No deja de ser maravilloso que, después de más de cinco meses de una huelga y de un primer revés en la legalidad de la misma, la JFCA al servicio de la volátil hormona del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, haya decidido, por segunda ocasión, declararla ilegal mientras que, horas antes, las fuerzas federales y estatales ya estaban listas para entrarle al ocurrente reventón. ¿El resultado?
Un fallido y violento intento de desalojo con dolo, alevosía y ventaja violando el tan cacareado Estado de Derecho que, también, es el sello de la casa presidencial en un caso como el de los mineros, querido lector, que lleva más de dos años en el peligroso epicentro del conflicto, intimidación e impunidad ante las ilegalidades cometidas por Grupo México, encabezado por Germán Larrea y su cada vez más evidente complicidad con este Gymboree y su jefecito, Calderón.
El peso de este granito, perdón, tabique (¿chino?), de arena electoral debe ser suficientemente descomunal, my friend, como para mantener al gobierno de rehén bailando al son de un controvertido empresario como Larrea. La espléndida decisión, en estos momentos de interesante inquietud social, de entrarle al toro de Cananea por los cuernos no deja de ser un botón (rojo) de confirmación de que Felipe está dispuesto a jugarse el todo por el todo en estas candorosas épocas que se presentan como la suma de todos sus miedos.
Chingón.
Durante un año dejó correr el conflicto, quizá confiando en el tacto (oriental) de Lozano Alarcón, o apostando al cansancio de los simpatizantes de Napoleón, o rezando porque la campaña mediática de desprestigio tuviera éxito, o mejor aún, my friend, pronosticando el desgaste minero combinado con su desesperación, pero llegó el 2008 con su bulto de granadas deschavetadas (TLCAN, gasolinazo, la cuesta de enero, escalada de precios...), y tuvo que emerger el soldadito retozón dentro de Felipe para desencadenar (¿cortinas de humo?) más caos en el evidente y delicado desorden. ¿El simpático resultado de su excelsa destreza?
Un absoluto cierre de filas alrededor de la figura de Gómez Urrutia y una victoria más para el sindicato minero al ganar un amparo desconociendo los atropellos llevados a cabo en Cananea y reestableciendo las anteriores condiciones de huelga.
O sea, otro revés para la desprestigiada JFCA, para Javier Lozano, para el impresentable Germán y, last but not least, para este gobierno que sigue demostrando que hormona mata neurona, además de su consecuente soberbia de subestimar los efectos de jugar con el fuego social.
Sobre todo cuando hace tan sólo unos días el titular de la STyPS tuvo fantástica encerrona con personajes de Grupo México para afinar ciertos extraordinarios detalles que, of course, no sea mal pensado, cualquier similitud con lo ocurrido en Cananea es mera coincidencia...
Lo que no deja de ser un peligro para México es que si el gobierno de Felipe ya decidió continuar violando sistemática e impunemente las leyes laborales en contubernio con empresarios.
¡¡¿Se imagina el panorama si se aprueba, my friend, su cacareada reforma laboral?!!