Los mismos excesos
El Mercurio Digital
TAPACHULA Y TUXTLA GUTIÉRRES, CHIAPAS. Es verdaderamente inconcebible y desde luego deplorable que los mismos excesos que cometen las autoridades estadounidenses con nuestros misérrimos migrantes que van en busca de trabajo para obtener alguna ganancia que les niega el país, se cometan en México con los también muy humildes inmigrantes centroamericanos en busca desesperada para asegurar el sustento de sus familias
El presidente, Felipe Calderón Hinojosa, declaró en el norte, precisamente durante su gira de trabajo por Tijuana, Baja California, que el ambiente de encono e intolerancia en Estados Unidos contra los inmigrantes mexicanos, por la percepción errónea de considerar al fenómeno como un problema económico y de seguridad, sólo genera tensiones innecesarias en la relación bilateral.
Del sur, desgraciadamente nada se dice respecto del encono y de la intolerancia de México respecto a los migrantes centroamericanos, a los cuales tratamos peor que a bestias; la comparación vale, ya que en el mundo existe una gran cruzada a favor de los animales, ello no obstante que el Instituto Nacional de Migración es manejado por una mujer, Cecilia Romero Castillo, quien por omisión y falta de experiencia permite semejantes abusos; no queremos pensar que es la línea del titular de la Secretaria de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, a quien siempre se le ha señalado como represor
Obvio, que la situación se ha tensado aún más con el múltiple asesinato a mansalva de cuatro de nuestros connacionales en la localidad de Sharonville, Ohio. Según las primeras indagaciones los humildes trabajadores mexicanos fueron muertos a puñaladas mientras dormían, el propio jefe policiaco encargado de la investigación dijo desconocer el móvil y reconoció que esa gente nunca dio problemas. Los cuerpos fueron encontrados por la denuncia de un empresario sobre la desaparición de uno de sus trabajadores que resultó ser una de las víctimas.
Efectivamente se hace necesario voltear la vista al sur, en donde elementos del Instituto Nacional de Migración, de la Policía Federal Preventiva y del Ejército cometen los mismos excesos con los migrantes centroamericanos de los que nos quejamos respecto de los nuestros en Estados Unidos.
Inclusive, en un recorrido que hicimos de Tapachula a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde sostuvimos sendos encuentros con colegas chiapanecos y guatemaltecos, pudimos constatar que los detenidos migrantes centroamericanos son exhibidos en cárceles jaulas, según dicen que para escarmiento, en flagrante violación a los derechos humanos.
Son aproximadamente ocho los retenes en esa larga carretera de Tapachula a Tuxtla, a los automóviles con placas mexicanas sólo por selección se le obliga a parar, en cambio a los autobuses y camiones de carga a todos se les registra para detectar a los indocumentados. La política es como todos sabemos de parar el flujo migratorio, que fundamentalmente tiene como destino Estados Unidos, lo que verdaderamente indigna es que le hagamos el trabajo sucio al país del norte; también en tierras mexicanas son muchos los migrantes de Centroamérica los que han perdido la vida. Se antoja preguntar: ¿doña Cecilia no podría dar la orden estricta de que inmediatamente que sean detenidos los migrantes fueran deportados a sus respectivos países? Es verdaderamente infame que se les exhiba en estas cárceles jaulas para escarmiento.
Y sobre todo niega las aseveraciones del presidente Calderón quien en la ceremonia conmemorativa del Día Internacional del Migrante exhortó a todos los sectores a demostrar con hechos que los migrantes mexicanos no son un problema, sino una solución para Estados Unidos, es exactamente la misma calidad de los desventurados migrantes centroamericanos.
TAPACHULA Y TUXTLA GUTIÉRRES, CHIAPAS. Es verdaderamente inconcebible y desde luego deplorable que los mismos excesos que cometen las autoridades estadounidenses con nuestros misérrimos migrantes que van en busca de trabajo para obtener alguna ganancia que les niega el país, se cometan en México con los también muy humildes inmigrantes centroamericanos en busca desesperada para asegurar el sustento de sus familias
El presidente, Felipe Calderón Hinojosa, declaró en el norte, precisamente durante su gira de trabajo por Tijuana, Baja California, que el ambiente de encono e intolerancia en Estados Unidos contra los inmigrantes mexicanos, por la percepción errónea de considerar al fenómeno como un problema económico y de seguridad, sólo genera tensiones innecesarias en la relación bilateral.
Del sur, desgraciadamente nada se dice respecto del encono y de la intolerancia de México respecto a los migrantes centroamericanos, a los cuales tratamos peor que a bestias; la comparación vale, ya que en el mundo existe una gran cruzada a favor de los animales, ello no obstante que el Instituto Nacional de Migración es manejado por una mujer, Cecilia Romero Castillo, quien por omisión y falta de experiencia permite semejantes abusos; no queremos pensar que es la línea del titular de la Secretaria de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, a quien siempre se le ha señalado como represor
Obvio, que la situación se ha tensado aún más con el múltiple asesinato a mansalva de cuatro de nuestros connacionales en la localidad de Sharonville, Ohio. Según las primeras indagaciones los humildes trabajadores mexicanos fueron muertos a puñaladas mientras dormían, el propio jefe policiaco encargado de la investigación dijo desconocer el móvil y reconoció que esa gente nunca dio problemas. Los cuerpos fueron encontrados por la denuncia de un empresario sobre la desaparición de uno de sus trabajadores que resultó ser una de las víctimas.
Efectivamente se hace necesario voltear la vista al sur, en donde elementos del Instituto Nacional de Migración, de la Policía Federal Preventiva y del Ejército cometen los mismos excesos con los migrantes centroamericanos de los que nos quejamos respecto de los nuestros en Estados Unidos.
Inclusive, en un recorrido que hicimos de Tapachula a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde sostuvimos sendos encuentros con colegas chiapanecos y guatemaltecos, pudimos constatar que los detenidos migrantes centroamericanos son exhibidos en cárceles jaulas, según dicen que para escarmiento, en flagrante violación a los derechos humanos.
Son aproximadamente ocho los retenes en esa larga carretera de Tapachula a Tuxtla, a los automóviles con placas mexicanas sólo por selección se le obliga a parar, en cambio a los autobuses y camiones de carga a todos se les registra para detectar a los indocumentados. La política es como todos sabemos de parar el flujo migratorio, que fundamentalmente tiene como destino Estados Unidos, lo que verdaderamente indigna es que le hagamos el trabajo sucio al país del norte; también en tierras mexicanas son muchos los migrantes de Centroamérica los que han perdido la vida. Se antoja preguntar: ¿doña Cecilia no podría dar la orden estricta de que inmediatamente que sean detenidos los migrantes fueran deportados a sus respectivos países? Es verdaderamente infame que se les exhiba en estas cárceles jaulas para escarmiento.
Y sobre todo niega las aseveraciones del presidente Calderón quien en la ceremonia conmemorativa del Día Internacional del Migrante exhortó a todos los sectores a demostrar con hechos que los migrantes mexicanos no son un problema, sino una solución para Estados Unidos, es exactamente la misma calidad de los desventurados migrantes centroamericanos.