La corrupción en México fue más grande que Vicente Fox
Por Felipe Moreno
En este mundo lo que se ve es, o cuando menos así parece, ya que la corrupción resultó ser más inteligente que el mismo Presidente de la República.
Cualquier aclaración que quisiera hacerse al respecto sale sobrando, ya que el anunciado cambio pronosticado por el partido Acción Nacional y predicado por su ex candidato - hoy Presidente de la República - ha resultado ser la más grande de las mentiras que se le hayan dicho a los mexicanos en los últimos años. Los panistas se han burlado de ese noble pueblo una vez más y, en sus propias narices. Como se recordará, Vicente Fox dijo, voz en cuello en aquel debate de mayo del año 2000: "a mi se me puede quitar lo grosero, a ustedes -los del PRI- lo corruptos nunca".
Así lo repetía el candidato panista en cada mitin, en cada acto donde hacía presencia la nobleza constante de un pueblo como el mexicano, un pueblo que hoy se arrepiente de su ceguera. Un pueblo que creyó en el cambio. En un nuevo México que no puede llegar, pues se lo impide esa nata, esa gran costra que lo cubre hasta en sus pustulientas llagas y que se llama corrupción.
Empero qué bueno que todavía existan mexicanos que no son tan ingenuos ni se chupan el dedo o creen en los cuentos de "Blanca Nieves y los 7 Enanos". Qué bueno que tienen dos dedos de frente para darse cuenta que la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de México sólo fue para darle un poco de barniz al desgastado proyecto neoliberal que había ya fracasado con el sistema PRI-gobierno. Y es que, al día de hoy, sólo hemos visto "ratificaciones" y más "ratificaciones" de hombres "corruptos" -según Fox- o sea, de los que antes trabajaron en administraciones priístas o directamente en la campaña del frustrado candidato priísta a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa; a los cuales Vicente Fox señaló con iracunda furia durante su campaña de proselitismo político. Sea como sea, los mexicanos están viendo como termina un sexenio: mal, como inició, con más de lo mismo, a pesar de las intensas promesas que hiciera Fox durante su campaña política.
La administración que está por terminar nació inválida y paralítica, con lo más "selecto y célebre del PRI" o, mejor dicho, con los hombres y mujeres que antes trabajaron para el viejo régimen, como si Vicente Fox hubiera sido el candidato del PRI, y no el del partido Acción Nacional.
Los ejemplos que tenemos en ese sentido son tan nocivos para Fox como obvia es la constante erupción del Popocatépetl. Y más que evidente es la sinrazón de quien decidió hacer este tipo de promociones políticas, olvidando que el poder es unitario y no se comparte, menos con los que fueron enemigos o con quien sólo debería ser la almohada. Es, o parece ser, como si alguien muy comprometido o con fuertes nexos al viejo sistema PRI-gobierno hubiese manipulado o comprado a los "head hunters" para que engañaran al Presidente con su súper gabinete.
Más de lo mismo, sí señor, dice la gente; la misma que hoy ratifica su histórica y permanente idiotez, sobre todo en materia política, la de haber votado por un cambio inexistente. Hechos que se reflejan todos los días y en todas las áreas, resaltando las de "comunicación social", donde "los perros guardianes del faraón" o del viejo "sistema" siguen tan sanos y fuertes como antes, defendiendo sus respectivas parcelas de poder, canonjías y corruptelas. Eso se sigue viendo en México como si esas ratas se reciclaran y reprodujeran como conejos. Los viejos esquemas siguen operando en el gobierno del "cambio". Sobreviven los mismos gangsters que continúan haciendo de las suyas en y con el gobierno federal. Así sea ocupando una silla en determinada área de "comunicación social" o colocando adeptos en los principales puestos de dirección presupuestal para no perder la costumbre y las "exclusivas" o simplemente para medrar del presupuesto encubiertos en las tajadas de publicidad que otorga el gobierno federal a través de sus diversas áreas.
Lugares en donde deberían estar personas realmente aptas y menos corruptas, se siguen viendo personajes nefastos. Que bueno fuera que la administración pública de México dejara de ser asilo o refugio para viejos y fracasados políticos, canonjías que muchas veces han llegado a depositarse en uno que otro que ha fracasado en su vida personal y política y que ahora sólo les resta buscar el fácil enriquecimiento y la buena vida a costa del presupuesto. Y es que, en el caso de los medios de comunicación, el usufructo del llamado "cuarto poder" ha sido una constante en la historia de la corrupción en México. Bien decía y definía el panista Carlos Castillo Peraza, al cuarto poder de quien decía es como "la quinta impotencia".
Una verdad que Vicente Fox nunca aquilato. Es una lástima que esa nueva energía desatada el pasado 2 de julio de 2000 se haya desperdiciado en alimentar manadas; que esas voces del cambio sucumbieran ante los muros de la alta y baja corrupción que rodea a todo México. Es lamentable para Fox y para México, que se vean las mismas caras, abotagadas por los excesos, y que todas ellas se cobijen bajo el argumento de que ellos, y sólo ellos, pueden o tienen el "don" de la "comunicación" con los "grandes periodistas de México".
Qué pena que la señora Marta Sahagún, ahora de Fox, no haya tomado cartas en otros asuntos y que hubiese dejado operar a todos aquellos que pasaron por la dirección de comunicación social de la Presidencia de México. Qué lástima que Vicente Fox estuviera tan ciego y tan ocupado para no ver el verdadero camino del cambio y la renovación nacional, que no vieras todas esas energías que lo llevaron a la presidencia de México.
Un presidente como Fox, que tuvo una gran aceptación popular -85 %- hoy dicha popularidad sólo le sirve para mostrar las huellas de su más rotundo fracaso. Fox nunca utilizo la fuerza real del estado (que no gobierno) para acabar con las posturas y chantajes de aquellos grupos de presión y personas que argumentaban: "Fox no puede cambiar todo, porque si lo cambia todo esto se derrumba".
Qué bueno que así hubiera sido, al menos así hubiésemos comenzado otra vez de cero, como en la realidad dice buscarlo ahora el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.
En estos tiempos nadie, ningún mexicano quiere seguir alimentando más "ratas" del pasado o del presente y mucho menos provenientes de los criaderos del PRI-gobierno; qué decir, ni siquiera con veneno quieren alimentarlas. Vicente Fox debió erradicar del panorama nacional a todas ellas, pero hoy ya es demasiado tarde. El fantasma PRI-gobierno se le está revirtiendo, al grado de que él y su gobierno están por terminar en un mar de lodo de donde él y su pareja, parece no podrán salvarse. Igual y como le paso al mexiquense Arturo Montiel, igual les pasará a ellos, el talón de Aquiles serán los excesos de sus hijos.
En este mundo lo que se ve es, o cuando menos así parece, ya que la corrupción resultó ser más inteligente que el mismo Presidente de la República.
Cualquier aclaración que quisiera hacerse al respecto sale sobrando, ya que el anunciado cambio pronosticado por el partido Acción Nacional y predicado por su ex candidato - hoy Presidente de la República - ha resultado ser la más grande de las mentiras que se le hayan dicho a los mexicanos en los últimos años. Los panistas se han burlado de ese noble pueblo una vez más y, en sus propias narices. Como se recordará, Vicente Fox dijo, voz en cuello en aquel debate de mayo del año 2000: "a mi se me puede quitar lo grosero, a ustedes -los del PRI- lo corruptos nunca".
Así lo repetía el candidato panista en cada mitin, en cada acto donde hacía presencia la nobleza constante de un pueblo como el mexicano, un pueblo que hoy se arrepiente de su ceguera. Un pueblo que creyó en el cambio. En un nuevo México que no puede llegar, pues se lo impide esa nata, esa gran costra que lo cubre hasta en sus pustulientas llagas y que se llama corrupción.
Empero qué bueno que todavía existan mexicanos que no son tan ingenuos ni se chupan el dedo o creen en los cuentos de "Blanca Nieves y los 7 Enanos". Qué bueno que tienen dos dedos de frente para darse cuenta que la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de México sólo fue para darle un poco de barniz al desgastado proyecto neoliberal que había ya fracasado con el sistema PRI-gobierno. Y es que, al día de hoy, sólo hemos visto "ratificaciones" y más "ratificaciones" de hombres "corruptos" -según Fox- o sea, de los que antes trabajaron en administraciones priístas o directamente en la campaña del frustrado candidato priísta a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa; a los cuales Vicente Fox señaló con iracunda furia durante su campaña de proselitismo político. Sea como sea, los mexicanos están viendo como termina un sexenio: mal, como inició, con más de lo mismo, a pesar de las intensas promesas que hiciera Fox durante su campaña política.
La administración que está por terminar nació inválida y paralítica, con lo más "selecto y célebre del PRI" o, mejor dicho, con los hombres y mujeres que antes trabajaron para el viejo régimen, como si Vicente Fox hubiera sido el candidato del PRI, y no el del partido Acción Nacional.
Los ejemplos que tenemos en ese sentido son tan nocivos para Fox como obvia es la constante erupción del Popocatépetl. Y más que evidente es la sinrazón de quien decidió hacer este tipo de promociones políticas, olvidando que el poder es unitario y no se comparte, menos con los que fueron enemigos o con quien sólo debería ser la almohada. Es, o parece ser, como si alguien muy comprometido o con fuertes nexos al viejo sistema PRI-gobierno hubiese manipulado o comprado a los "head hunters" para que engañaran al Presidente con su súper gabinete.
Más de lo mismo, sí señor, dice la gente; la misma que hoy ratifica su histórica y permanente idiotez, sobre todo en materia política, la de haber votado por un cambio inexistente. Hechos que se reflejan todos los días y en todas las áreas, resaltando las de "comunicación social", donde "los perros guardianes del faraón" o del viejo "sistema" siguen tan sanos y fuertes como antes, defendiendo sus respectivas parcelas de poder, canonjías y corruptelas. Eso se sigue viendo en México como si esas ratas se reciclaran y reprodujeran como conejos. Los viejos esquemas siguen operando en el gobierno del "cambio". Sobreviven los mismos gangsters que continúan haciendo de las suyas en y con el gobierno federal. Así sea ocupando una silla en determinada área de "comunicación social" o colocando adeptos en los principales puestos de dirección presupuestal para no perder la costumbre y las "exclusivas" o simplemente para medrar del presupuesto encubiertos en las tajadas de publicidad que otorga el gobierno federal a través de sus diversas áreas.
Lugares en donde deberían estar personas realmente aptas y menos corruptas, se siguen viendo personajes nefastos. Que bueno fuera que la administración pública de México dejara de ser asilo o refugio para viejos y fracasados políticos, canonjías que muchas veces han llegado a depositarse en uno que otro que ha fracasado en su vida personal y política y que ahora sólo les resta buscar el fácil enriquecimiento y la buena vida a costa del presupuesto. Y es que, en el caso de los medios de comunicación, el usufructo del llamado "cuarto poder" ha sido una constante en la historia de la corrupción en México. Bien decía y definía el panista Carlos Castillo Peraza, al cuarto poder de quien decía es como "la quinta impotencia".
Una verdad que Vicente Fox nunca aquilato. Es una lástima que esa nueva energía desatada el pasado 2 de julio de 2000 se haya desperdiciado en alimentar manadas; que esas voces del cambio sucumbieran ante los muros de la alta y baja corrupción que rodea a todo México. Es lamentable para Fox y para México, que se vean las mismas caras, abotagadas por los excesos, y que todas ellas se cobijen bajo el argumento de que ellos, y sólo ellos, pueden o tienen el "don" de la "comunicación" con los "grandes periodistas de México".
Qué pena que la señora Marta Sahagún, ahora de Fox, no haya tomado cartas en otros asuntos y que hubiese dejado operar a todos aquellos que pasaron por la dirección de comunicación social de la Presidencia de México. Qué lástima que Vicente Fox estuviera tan ciego y tan ocupado para no ver el verdadero camino del cambio y la renovación nacional, que no vieras todas esas energías que lo llevaron a la presidencia de México.
Un presidente como Fox, que tuvo una gran aceptación popular -85 %- hoy dicha popularidad sólo le sirve para mostrar las huellas de su más rotundo fracaso. Fox nunca utilizo la fuerza real del estado (que no gobierno) para acabar con las posturas y chantajes de aquellos grupos de presión y personas que argumentaban: "Fox no puede cambiar todo, porque si lo cambia todo esto se derrumba".
Qué bueno que así hubiera sido, al menos así hubiésemos comenzado otra vez de cero, como en la realidad dice buscarlo ahora el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.
En estos tiempos nadie, ningún mexicano quiere seguir alimentando más "ratas" del pasado o del presente y mucho menos provenientes de los criaderos del PRI-gobierno; qué decir, ni siquiera con veneno quieren alimentarlas. Vicente Fox debió erradicar del panorama nacional a todas ellas, pero hoy ya es demasiado tarde. El fantasma PRI-gobierno se le está revirtiendo, al grado de que él y su gobierno están por terminar en un mar de lodo de donde él y su pareja, parece no podrán salvarse. Igual y como le paso al mexiquense Arturo Montiel, igual les pasará a ellos, el talón de Aquiles serán los excesos de sus hijos.