EL SALDO DE LOS DAÑOS

Pablo Trejo

Parece que fuera broma, pero Vicente Fox Quesada y Martha Sahagún, reaparecieron el pasado fin de semana a bordo del jeep rojo en el Rancho San Cristóbal; y aunque se negaron a hablar ante los reporteros, en uno de sus acostumbrados actos y como lo hiciera hace algunos años, Fox, alzó su mano con la “V” de la victoria, ¿a cuál victoria se referirá el ex presidente

En las últimas semanas, conforme el escándalo mediático ha ido creciendo por la polémica que rodea la fortuna del dúo Fox – Sahagún, muchos nos preguntamos, ¿a cuánto asciende el daño que Fox ha heredado a los mexicanos, sobretodo porque ese escándalo ha sacado a la luz pública los actos de corrupción, de conflicto de intereses y en general, los excesos que cometió la pareja presidencial y su clan, durante el sexenio pasado.

Y no es que ahora nos tome por sorpresa estos actos de corrupción, porque mucho insistí desde este espacio en el periódico Rumbo de México, sobre las irregularidades cometidas por la “pareja presidencial”; sin embargo, si se trata de cuantificar los daños, existe uno en especial que se ha pasado por alto.

El daño a la nación se presume cuantioso en términos monetarios, sin embargo, existe otro daño que pocos han considerado: se trata de la interrupción de la incipiente democracia mexicana, que turbó su desarrollo gracias a los intereses de los privilegiados del poder y que Fox, en una conferencia en el extranjero resume de forma insuperable, al revivir las heridas del proceso electoral de 2006 e insistir que la derrota de López Obrador se convirtió en su victoria.

El daño a la democracia comenzó con las intervenciones de Fox para sacar de la contienda electoral de 2006, a los posibles adversarios del candidato de su partido, con ello, retrocedimos casi un siglo en el avance democrático del país, y regresamos al círculo vicioso, donde los gobiernos sólo benefician a unos cuantos y las oportunidades son nulas para las mayorías.

Durante el sexenio foxista, los indicadores de avance democrático sufrieron un retroceso; se regresó al autoritarismo, a la imposición, al fraude, vicios que creíamos ya superados.

La confrontación por el poder, ha cegado a muchos de los políticos, ¿quién está libre de la corrupción, ¿quién tiene la calidad moral para criticar estos actos, no hay duda de que aquellos, que ahora vociferan contra la corrupción del sexenio pasado, deben poner sus “barbas a remojar”.

Ahora bien, ante tales circunstancias, como mexicanos, es nuestra responsabilidad exigir total transparencia en las investigaciones que se están llevando a cabo en torno a este caso, tanto en la Secretaría de la Función Pública, como en la Cámara de Diputados; recordemos que la rendición de cuentas de nuestros gobernantes y todos aquellos que manejen recursos públicos es el derecho de los ciudadanos.

Pero no todo está perdido, no todos los políticos son corruptos, ni todos los empresarios, ni todos los medios de comunicación; existen personas que tienen como fiel principio el hacer de México, una nación justa y poderosa, con legalidad y respeto al Estado de Derecho, donde la igualdad de oportunidades sea para el beneficio del pueblo.

La sociedad en su conjunto es la única que tiene la calidad moral para juzgar los acontecimientos que hemos descrito, pero no se pueden hacer juicios primarios, a la ligera, sin conocer la verdad. Es por esto, estimado lector, que usted que forma parte de la sociedad, debe exigir conocer toda la verdad de estos casos, para que sea la misma sociedad, la que denuncie y elimine esta descomposición provocada por grupos ambiciosos de poder que han afectado a nuestra patria. Por ello, tenemos la convicción de construir un México donde viva la esperanza.