EL RANCHITO QUIEN POMPO!!!
Ricardo Monreal Avila
jueves, 18 de octubre de 2007
La revista Quién -usted seguramente debe estar más que enterado- publicó en la primera quincena de septiembre un reportaje de portada sobre la casa que actualmente habitan el ex presidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún. La verdad es que pocos reportajes periodísticos en la prensa mexicana han desatado una reacción política en cadena, cuyas consecuencias aún no terminan.
Quién, revista quincenal del grupo editorial expansión, es un escaparate de los ricos y famosos de este país. Los socialités de México, es decir, la élite del mundo empresarial, artístico, deportivo, político y cultural, suele ser retratada en su estilo de vida personal, para referencia y ejemplo aspiracional de al menos 250 mil mexicanos (ese es el tiraje de las "revistas del corazón" más leídas en el país), que sueñan aparecer algún día en su portada. Es, pues, la vitrina del jet set mexicano, en un mórbido país que tiene la mitad de su cuerpo hundido en el fango de la pobreza.
Los Fox "abren su rancho" anuncia pomposamente la revista, sin darse cuenta que en realidad lo que abría era una auténtica "Caja de Pandora" de donde escaparon víboras y tepocatas, presentimientos y resentimientos, suspicacias y perspicacias que hoy persiguen a la ex pareja presidencial -y los acosarán durante un buen tiempo- mientras dure ese largo y sinuoso viaje que se llama "la pérdida del poder presidencial" o "contacto con la realidad".
El primero que saltó a la palestra fue el fundador y recolector de fondos privados de "Amigos de Fox", Lino Korrodi, hoy convertido en promotor de una asociación virtual que bien podría llamarse "los ex amigos del ex presidente". Korrodi cuestionó el origen de ese paraíso personal "donde habitan en libertad patos, venados y pavos reales, entre otras especies". Después de acusar el "cinismo" y la "inconsciencia" con que el ex presidente exhibía su actual riqueza, Korrodi puso el dedo en la llaga: antes de llegar a la Presidencia, el entonces candidato presidencial del PAN era un empresario quebrado que no tenía ni para pagar sus tarjetas de crédito; el lago donde hoy nadan peces de colores era un estanque de aguas pestilentes; y la casa remodelada por el arquitecto Artigas era una cabaña descuidada y desvencijada.
Las laderas sembradas hoy con agave azul eran hace menos de seis años páramos desolados y los pastizales que hoy alimentan ganado de alto registro eran valles polvosos y salitrosos antes de llegar al gobierno. En suma, un predio que a lo mucho valdría 300 mil pesos hoy ronda los 30 millones de pesos. Es decir, incrementó 1000 veces su valor en sólo seis años.
Lo menos que puede decirse del ex gobernante es que se comportó de manera egoísta, ya que fue incapaz de compartir con sus gobernados la fórmula mágica de su milagro económico personal. En efecto, en el mismo período el peso mexicano perdió una cuarta parte de su valor y el poder adquisitivo de millones de trabajadores bajó un 80 por ciento, mientras que el país entero perdió competitividad internacional al descender de octavo al decimotercer lugar en la economía mundial.
Lo más delicado, sin embargo, radica en la evidencia de enriquecimiento ilícito que el reportaje de la revista Quién exhibe de manera involuntaria. En efecto, una primera compulsa o comparación entre lo que el ex presidente declaró de manera oficial sobre su patrimonio y lo que las evidencias gráficas y documentales muestran, revelan que los datos ni checan ni cuadran. En su última declaración patrimonial como Presidente de la República, Fox señala que obtuvo un total acumulado de ingresos, propiedades y valores por 23 millones de pesos. Sin embargo, el avalúo comercial de una sola de las fincas, La Estancia, con casi 300 hectáreas de agave azul y ganado de alto registro arroja un valor de 30 millones de pesos.
De la misma manera, la ex pareja presidencial se exhibe públicamente en automóviles que presume de su propiedad pero que no fueron declarados de manera oficial. Tal es el caso de un jaguar blanco con valor de 370 mil pesos que legalmente es propiedad de la señora Sahagún desde 2006, pero no fue reportado en la declaración patrimonial final; del famoso jeep "rojo furia" que fue exigido en obsequio al empresario Luis Miguel Moreno Vélez por la señora Sahagún, con un costo de 240 mil pesos; y de la camioneta Hummer 2006, blindada, con un costo comercial de un millón 400 mil pesos.
"Nada de eso es mío", clama el ex presidente a favor de su inocencia y argumenta que "es propiedad de otros". Sin embargo, la Ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y el Código Penal Federal hace tiempo que distinguen entre inocencia y simulación, entre ingenuidad y perversión. El artículo 44 del primer ordenamiento señala que "Para los efectos de la Ley y de la legislación penal, se computarán entre los bienes que adquieran los servidores públicos o con respecto de los cuales se conduzcan como dueños, los que reciban o de los que dispongan su cónyuge, concubina o concubinario y sus dependientes económicos directos, salvo que se acredite que éstos los obtuvieron por sí mismos y por motivos ajenos al servidor público". En tal supuesto se encuentran los cuatro hijos del ex presidente Vicente Fox (Ana Cristina, Vicente, Paulina y Rodrigo Fox de la Concha) y los tres de la señora Sahagún (Manuel, Jorge y Fernando Bribiesca Sahagún), quienes vieron incrementar su patrimonio personal de manera sustancial los últimos seis años. Especialmente dos de ellos, Vicente Fox Jr. y Manuel Bribiesca, que por separado se hicieron de propiedades y empresas superiores en valor a lo declarado oficialmente por la ex pareja presidencial.
Ha lugar, entonces, a un procedimiento de "verificación de la evolución patrimonial" del matrimonio Fox-Sahagún y de sus dependientes económicos directos, tal como lo prevén los artículos 43 y 46, entre otros, de la mencionada Ley de Responsabilidades. Es decir, por lo menos una verificación del ostensible y notorio crecimiento patrimonial que durante el pasado sexenio registraron los hijos Fox-Bribiesca y los hermanos Fox Quesada (especialmente Juan Pablo y Cristóbal).
Dice el dicho que "en la vida hay dos cosas que no se pueden ocultar: el dinero y el talento". A decir de muchos de sus allegados y conocidos como Lino Korrodi, talento es lo que menos tiene el ex presidente. Dinero tampoco tenía hace siete años y hoy no puede ocultar que lo posee y en abundancia.
Procede entonces aclarar, como lo cantaría Chico-Che hace más de dos décadas en una rítmica melodía tropical, "De quién chon" el jaguar, el jeep y la Hummer / "Quién pompó" La Estancia, el Centro Fox y otra serie de propiedades de origen opaco y dudoso.