ENTRE NOS

Rehenes de unos cuantos

Carlos Santamaría Ochoa

Sin lugar a dudas, México no merece vivir lo que está viviendo: somos prácticamente 110 millones de personas que estamos supeditados al criterio personal (individual, egocéntrico) de unos cuantos, específicamente, de 500 personas que viven en forma bastante holgada gracias a los mexicanos; los individuos se hacen llamar diputados federales, y se han agrupado en camarillas de acuerdo a sus ideas políticas.

Todos los días leemos y escuchamos que la fracción parlamentaria del PRI, del PAN, del PRD y demás. Ellos se reúnen y se ponen de acuerdo en la postura que habrán de tomar ante situaciones que pudieran afectar al país, sin recordar siquiera por un minuto que están ahí en representación de todos nosotros.

En una lógica y elemental operación aritmética, habrá que dividir, teniendo como resultado que cada uno de ellos debiera representar a 220 mil mexicanos de todos grupos y edades, sin embargo, se han olvidado de ello.

Según el proceso electoral, cada diputado que fue elegido legalmente debiera representar a unos 336 mil 666 mexicanos, considerando que 200 de ellos llegan por favores personales que se convierten oficialmente en “plurinominales”, es decir, son elegidos por sus propios dirigentes.

Ahora discuten si estará el presidente en la tribuna y otros aspectos referentes al informe de gobierno que tendrá lugar el día 1 de septiembre.

Se han olvidado los señores diputados que el fuero no es para asaltar la tribuna, tampoco para despotricar contra los funcionarios federales: no recuerdan cual es el objeto de su presencia en San Lázaro, y eso nos afecta a todos, sin duda alguna.

No pensaron que el presidente Calderón fue elegido por la mayoría, y no fueron capaces, una camarilla en especial, de demostrar que la elección fue ilegítima.

Critican la falta de aplicación de los servidores públicos y se dedican a salir en medios declarando de acuerdo a la ideología de su partido, que no necesariamente representa a los mexicanos.

No podemos pensar en un diputado que pertenezca a un partido determinado y tome decisiones en base a su ideología, dejando fuera a los que podríamos ser de ideas distintas, es decir, de otro partido político. Para ellos, no valemos los que no votamos por ellos.

Ya los mexicanos estamos cansados de tanta anomalía, y lo más grave de todo es que nadie quiere hacer nada por nosotros.

Estos días han sido motivo de una invasión mediática de declaraciones de unos cuantos que no aceptan que tenemos un gobierno que hay que considerar como tal, sin que lo anterior signifique agacharse o humillarse.

Son 147 diputados del PRD y 33 senadores del mismo instituto político que nos tienen presos a los mexicanos, y grave es entender que también tienen como rehenes a 353 legisladores que esperan que los menos decidan qué se hará en el informe de gobierno que, por ley, debe llevarse a cabo en San Lázaro.

Somos rehenes de unos cuantos que en forma irresponsable asumen su postura de diputados; alguien debiera hacer algo por todos nosotros, porque la verdad, ya estamos muy cansados de gritos y sombrerazos, no se vale, pues, que tengamos que aguantar el tiempo y la hora en que decidan si van o no van, si hacen o no, si votan a favor o en contra.

¿Dónde está la política?

Seguramente se ha ido con la responsabilidad, con el sentido común, y los que cobran allá y tienen miles de privilegios sin devengarlos siguen haciendo sus cosas en contra de un México que no es de ellos: somos los mexicanos los que debemos marcar el rumbo de México y no unos cuantos que han demostrado todo menos sentido común y oficio político.
Atrás quedaron los tiempos en que era un orgullo representar a la ciudadanía en el Congreso: ahora, deberá dar vergüenza a todos el hecho de saberse parte de un espectáculo deprimente, nefasto.

Recordamos aquella anécdota en el Congreso local, cuando llegó el periodista Raúl Terrazas con su hijo pequeño del mismo nombre a la sesión ordinaria. En broma le dijimos que por qué lo traía a estos lugares no propicios para la niñez, a lo que respondió: “me pidió que lo llevara al circo, y por eso lo traje”.
Es el reflejo de lo que estamos viviendo.

Es tiempo, sinceramente, de actuar en forma responsable. Tamaulipas va a tener elecciones y tenemos a muchos candidatos o pre candidatos que solamente buscan el escándalo, la corruptela, el fuero para defenderse y no ir a la cárcel por sus abusos en distintos puestos anteriores.

Eso no puede seguir sucediendo, ya no se vale que nos hagan esto, ni en Tamaulipas ni en el Congreso de la Unión.

Debería existir una ley que permita dar de baja a los malos legisladores que en forma irresponsable y meramente partidista hacen de las suyas sin que nadie les ponga un freno.

Deberían exigir un mínimo de sentido común, inteligencia y oficio político antes de enviarlos a vivir del presupuesto desde San Lázaro, porque no es justo que vivan como reyes una camarilla de vividores a costa de nosotros.