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jueves, 30 de agosto de 2007

HERENCIA MALDITA

Los desmanes de Fox, pesada carga para Calderón


Martín Morales

El ex mandatario dejó a su sucesor una política interior y exterior marcada por su singular habilidad para crear conflictos dentro y fuera del país, que dejaron a los mexicanos una nación resquebrajada y en entredicho internacionalmente. Es la herencia maldita que sortea Felipe Calderón con miras a su primer Informe de Gobierno.

A casi nueve meses de haber concluido el Gobierno de Vicente Fox Quesada, apenas ha comenzado a medio enderezarse el timón del barco que estuvo a punto de estrellarse.

Todavía no concluye el recuento de los daños, pero es por demás patente la herencia de su política interior y exterior, marcada por su singular habilidad para crear conflictos dentro y fuera del país, que dejaron a los mexicanos un país resquebrajado y en entredicho internacionalmente.

Más allá de las acciones del actual Gobierno calderonista, a punto de cumplir nueve meses en funciones y cerca de dar su primer Informe de Gobierno, analistas consultados resaltan el peso del legado negativo de Vicente Fox.

POLÍTICA INTERIOR,MÉXICO PARTIDO EN DOS

El profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Víctor Sánchez, precisa a QUEHACER POLÍTICO la serie de conflictos heredados por Vicente Fox a la siguiente administración, independientemente de quien llegara a la Presidencia; “lo cierto es que en todo caso el Gobierno calderonista ha usufructuado tales conflictos”.

Fox dejó una nación políticamente prendida con alfileres, dividida, partida en dos regiones, norte y sur, más lejos que nunca la derecha de la izquierda, y sólo porque hubo brotes de responsabilidad nacional entre los actores políticos, la crisis no desembocó en una guerra civil.

Una de sus principales características señaladas por prácticamente todos los analistas políticos, que constituyó su sello de Gobierno del 1 de diciembre de 2000 al 1 de diciembre de 2006, fue su incapacidad para hacer política de Estado, su torpe diplomacia y su total ausencia de sensibilidad para la negociación generadora de acuerdos.

Al final de su mandato, Vicente Fox legó un país donde las instituciones habían menguado su capacidad de respuesta de manera alarmante respecto al poder de las redes del crimen organizado, cuyas ejecuciones violentas hicieron confundir ciudades como la de Reynosa, Tamaulipas, con Cali o Bogotá, Colombia, de hace una década, al menos.

Un estado de Oaxaca caliente, con un conflicto político que incluso va para dos años y no termina del todo, porque la efervescencia social aglomerada en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) no ha encontrado cauces adecuados para insertarse en un marco de estabilidad, y derivaciones como las acciones con explosivos del Ejército Popular Revolucionario (EPR), con influencia en esa entidad principalmente.

También unas elecciones federales de 2006 cuestionadas, manchadas con su abierta intervención en favor del candidato presidencial del PAN que nadie le pidió. Víctor Sánchez expone que incluso la actitud de Fox fue recriminada por el mismo Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), aunque sorprendentemente no lo sancionó.

Además, un gremio minero en ebullición que todavía exige explicaciones en torno a la muerte de más de 60 trabajadores hace año y medio en Coahuila; el desprestigio gubernamental por la revelación de las oscuras acciones desde la Secretaría del Trabajo para modificar documentos con tal de quitarle la dirigencia sindical a Napoleón Gómez Urrutia, quien luego fue reinstalado, independientemente de que todavía esté sujeto a una investigación policiaca, aunque hasta el momento no haya sido sentenciado por ningún juez, todo lo cual influyó en el sector laboral.

DESAFUERO COCINADO DESDE LOS PINOS

Durante un viaje por Estados Unidos en enero de 2007, en pleno gobierno calderonista, Vicente Fox reconoció su intencionalidad en el proceso de desafuero emprendido en 2005 contra el entonces jefe de Gobierno de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, al resaltar que había perdido, pero finalmente se “desquitó” de AMLO con el triunfo del candidato presidencial del PAN.

En una entrevista realizada el 9 de noviembre de 2006 por Carmen Aristegui en W Radio, el ex tesorero de los Amigos de Fox, Lino Korrodi, reveló una de las más claras evidencias del plan articulado desde la Presidencia de la República por Fox para sacar de la contienda presidencial a López Obrador. El mandatario se lo dijo con toda claridad a Korrodi el lunes 4 de octubre de 2004.

“El presidente Vicente Fox pidió al creador del concepto Amigos de Fox, Lino Korrodi, transmitiera a empresarios preocupados con el proceso de desafuero al jefe de Gobierno del Distrito Federal, que Andrés Manuel López Obrador no va a ser candidato a la Presidencia (…) Fox Quesada lo escuchó y respondió: ‘No. Diles a esos empresarios que me den las gracias, porque López Obrador no va a ser candidato a la Presidencia’.

“El Presidente, dijo Korrodi, ‘estaba seguro de esto porque su gente, yo creo, le había vendido la idea de que legalmente el desafuero sí procedía y no midieron las consecuencias políticas todo lo que trajo y todo lo que vivimos’. Esa fue la última ocasión que Korrodi, el creador del concepto Amigos de Fox, mediante el cual el ex gobernador de Guanajuato llegó a la Presidencia, estuvo con el jefe máximo del Estado mexicano”. (http://www.milenio.com/index. php/2006/11/09/13340/).

En tanto, el Presidente ahondaba la distancia con el PRD y los movimientos de izquierda en México, también con grupos políticos que no coincidían con AMLO, pero que estaban totalmente convencidos de que se trataba de una burda treta de Fox que no debía prosperar, independientemente de quién fuera la víctima.

OAXACA CALIENTE

Al tiempo de que el conflicto en Oaxaca llegaba al punto de ebullición y se desbordaba a la ciudad de México en 2006, Fox se despedía anticipadamente con una sonrisa de oreja a oreja debajo de su bigote, alzaba la mano o hacía aspavientos mientras advertía que se le iba a extrañar, porque ahora se dedicaría a cuidar vacas y “darle de besos a Marta” en el rancho.

“Fox ayudó a profundizar el conflicto en Oaxaca y luego simplemente se fue, y todavía hoy no está completamente resuelto, porque finalmente en este sexenio no se le ha dado un giro distinto, es todavía un pendiente”, comenta el profesor e investigador de la UNAM.

Lo que había comenzado en 2005 como una movilización simple de maestros en busca de ajustar los salarios en la región, se convirtió por la indeferencia foxista en un problema de magnitudes nacionales que dibujaba la entrada en escena, de nueva cuenta, de células del Ejército Popular Revolucionario.

El candidato electo Felipe Calderón y su equipo de trabajo insistían en que el presidente Vicente Fox debía dejar solucionado el conflicto oaxaqueño antes de irse, pero el mandatario tomó sus cosas y se fue al rancho.

LOS MINEROS, OTRA HISTORIA INACABADA

El conflicto en el gremio minero también fue heredado por el ex presidente Fox, y hasta ahora es una historia no terminada, la cual se complicó por el inaudito manejo que ordenó el mandatario ante las explosiones de la mina Pasta de Conchos, Coahuila, y las operaciones con la documentación falsa que validó el secretario del Trabajo, Francisco Salazar Sáenz, para la ilegal remoción del líder minero Napoleón Gómez Urrutia.

La reinstalación de Gómez al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM) ocurrió el 16 de abril de 2007, una vez que se comprobó judicialmente el uso de firmas falsas e irregularidades en la expedición de la “toma de nota” (reconocimiento gubernamental) a Elías Morales como líder del sindicato.

Pero hubo más joyas, porque esos documentos “se perdieron” en las oficinas de la PGR en la capital del país y por ello varios funcionarios fueron procesados. La polarización del sindicato ha llevado a la escisión de unos 15 mil trabajadores quienes anunciaron su retiro del sindicato original; unos quedan del lado de Napoleón, y otros de Minera México, la empresa más grande e influyente.

A su vez, los familiares de los más de 60 mineros muertos en Pasta de Conchos, Coahuila, no han quedado conformes, desprecian la actuación de Fox y su Gobierno, mucho más desde que el gobernador coahuilense, Humberto Moreira, reveló el 19 de febrero de 2007 que en el momento de las explosiones en la mina, Fox lo presionó directamente para limpiar la imagen de la administración federal y le exigió implicar ilegalmente a varias personas, a lo que no quiso acceder el mandatario estatal, según expuso él mismo.

El profesor e investigador de la FCPyS Víctor Sánchez señala que así como dejó Fox el problema con los mineros, no podría esperarse que se pudiera solucionar rápidamente, sin embargo, tampoco se le ha dado un adecuado tratamiento durante este Gobierno.

“En todo caso se ha complicado, porque ahora hay un movimiento de huelga y una ruptura al interior del mismo sindicato, mientras las familias de los muertos en las minas mantienen sus exigencias de claridad respecto al hecho y están inconformes con la actuación de la autoridad”.

ATENCO, EL ESTRENO DE LA INCAPACIDAD FOXISTA

Además de la confrontación que mantuvo durante todo su sexenio con el Congreso de la Unión, Vicente Fox demostró toda su capacidad de provocar problemas nacionales con su impericia, inexperiencia y falta de tacto como jefe de un Gobierno desde el arranque mismo de su gestión presidencial al declinar el proyecto del aeropuerto alterno en Texcoco, porque no pudo, no supo, o no quiso negociar con el grupo de ejidatarios de San Salvador Atenco, estado de México, quienes se opusieron al plan.

Fox tiró a la coladera ese plan de miles de millones de pesos en inversiones cuando los conocidos macheteros atenquenses abrieron un boquete en los medios nacionales para mostrar su capacidad de interlocución; el ex mandatario no aumentó la propuesta de siete pesos por metro cuadrado por el pago de tierras a expropiar; ni siquiera pudo dirigir una negociación con el grupo inconforme a través de Gobernación, simplemente se retiró, perdió y quedó en ridículo nacional e internacionalmente.

POLÍTICA EXTERIOR: GRACIAS A FOX, MÁS CONFLICTOS

La política exterior foxista ha sido considerada un rotundo fracaso; como lo hizo dentro de México, hacia afuera procuró generar conflictos con cuanto mandatario latinoamericano pudo.

Su proyecto expreso fue promocionar a México internacionalmente con base en su imagen democrática obtenida con la elección de 2000, que había generado la idea de que nuestro país había entrado de manera franca a la democracia luego de 70 años de priato.

Marcó como objetivo fundamental el posicionamiento mexicano como un país importante en el mundo, como nación defensora de los derechos humanos, por lo cual asumió todo el discurso estadounidense y la misma actitud inquisidora respecto a Cuba, en cuyo marco Fox corrió a Fidel Castro de Monterrey durante la Cumbre Iberoamericana, con el “comes y te vas”.

El otro asunto prioritario fue acondicionar la relación con Estados Unidos y su mandatario, George W. Bush. Fox se pensó tan cercano ideológicamente al texano que podría cerrar con toda facilidad un acuerdo migratorio, pero su amigo le cerró la puerta en la nariz e, incluso, le anunció en la cara la construcción de un polémico muro en la frontera común.

“El presidente Fox deja un panorama de zonas negras, blancas y grises en materia de política exterior. Debemos, sin embargo, ser más exigentes que indulgentes en el ejercicio de rendición de cuentas de final de sexenio y concluir que no podemos estar satisfechos con el trabajo de esta administración en las relaciones internacionales de nuestro país”, señala el doctor Alejandro Anaya Muñoz, director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (UIA) en un análisis del sexenio foxista.

“En la relación con Estados Unidos, el gobierno de Fox supuso que la afinidad ideológica del Presidente de México con George W. Bush daba a nuestro país una oportunidad ideal para promover ciertos objetivos. Se pensó que México podría ser una prioridad en la agenda de la política exterior estadounidense y que, en concreto, podría conseguirse un acuerdo migratorio integral; la famosa enchilada completa, el objetivo número uno de la política exterior mexicana del sexenio”.

En su estudio La política exterior de México durante el sexenio de Vicente Fox, dice que “en un principio el discurso del presidente Bush alimentó en cierta medida estas aspiraciones de nuestro Gobierno. Pero tras los atentados del 11 de septiembre resultó claro que las prioridades de Washington eran otras.

“No podemos dejar de señalar, finalmente, los efectos secundarios de haber reforzado la prioridad dada a la relación con Estados Unidos, así como los votos contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Estos dos factores, en conjunto con los garrafales deslices diplomáticos de Vicente Fox, así como la fallida apuesta del secretario de Relaciones Exteriores por lograr la Secretaría General de la OEA, distanciaron a México mucho más de lo que quisiéramos de un buen número de países de América Latina.

“Si bien es exagerado e inexacto argumentar que México fue en algún momento el líder de la región, así como lo es decir que las relaciones con toda la zona son pésimas, es necesario reconocer que se han afectado profundamente las relaciones con Cuba y Venezuela, y que se pusieron inútilmente bajo tensión con Bolivia, Argentina y –lo más delicado– Chile. Sin duda, el que México haya perdido buena parte del prestigio –traducible en influencia– que tenía en la región no es una buena noticia, aunque el comercio con la región y (de manera particular) la inversión mexicana en los distintos países, continúen aumentando”.

Por su parte, el doctor José Antonio Crespo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señala que en estos primeros meses de gestión presidencial de Felipe Calderón sólo ha podido comenzar a “recoger el tiradero” que dejó Fox.

“Quizá exagere, pero me parece que la política exterior es el ámbito en el que se notan resultados más palpables del gobierno de Felipe Calderón (…) En la política exterior se ve ya una rectificación de los pleitos y desmanes que dejó el gobierno de Vicente Fox, en particular hacia América Latina. Y más por caprichos, ocurrencias, ambiciones, protagonismos y pleitos personales de los dos cancilleres de Fox –de proverbial ineptitud diplomática– que por razones de fondo.

“Pero también por la idea del propio Fox –alentada por sus cancilleres– de que sirviendo a los intereses estadounidenses –sin que éstos siquiera lo pidieran– se podía obtener de ellos algo que valiera la pena”. (Horizonte Político. José Antonio Crespo. “Política exterior: recogiendo el tiradero”. Miércoles, 15 de agosto de 2007 (http://www.correo-gto. com.mx /notas. asp? id=36422).

En un sentido parecido se expresa el ex secretario de Relaciones Exteriores (SRE) Bernardo Sepúlveda Amor en una entrevista de Karina Avilés publicada el jueves 6 de enero de 2006 en La Jornada, donde señaló que en ese periodo final del sexenio foxista era un quebranto histórico que había sufrido la política exterior mexicana y que el próximo gobierno tendría que dedicarse a recomponerla.

De manera similar, la profesora e investigadora del Colegio de México, Soledad Loaeza, expone que “este empeño de hacer de la política exterior una especie de trampolín de prestigio para el presidente Vicente Fox le costó muy caro a México, porque también supuso la negación de toda la tradición y de toda una larga historia de la diplomacia mexicana”.

En el marco de la Glosa del último Informe de Gobierno de Vicente Fox, los diputados perredistas Cuauhtémoc Sandoval, José Jaques Medina y Joaquín Conrado de los Santos insistieron en señalar que la política exterior del Gobierno foxista se encuentra subordinada a los intereses de Estados Unidos, y muy alejada de América Latina.

“Nos divorciamos de Latinoamérica en momentos en que ésta sufre un proceso intenso de renovación en que hay elecciones, en que el 70 por ciento de los latinoamericanos o fuimos o irán a comicios; en estos momentos en que la región quiere jugar un papel distinto y está apoyando a la izquierda y a gobiernos de centro izquierda; es cuando Vicente Fox se divorcia de América Latina, y hay enojo con Argentina, con Chile, a raíz de la propuesta de Eugenio Derbez de querer dirigir la OEA, así como de Bolivia, Perú y Ecuador”, señala el diputado Sandoval.

Conrado de los Santos considera que la administración foxista había alentado “la migración masiva de connacionales, particularmente hacia Estados Unidos, por ello en materia de migración la calificación que merece este gobierno es la de reprobado”.

En el marco de la recomposición de las relaciones exteriores del país, Felipe Calderón ha iniciado contactos con todos aquellos mandatarios con quienes Vicente Fox distanció al país. Calderón se ha reunido en estos primeros meses con los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner; de Chile, Michelle Bachelet; Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, y ha recomenzado los encuentros diplomáticos con el gobierno venezolano de Hugo Chávez, y de alguna forma con el de La Habana.

Por otro lado, Calderón se ha visto deslizándose por los mismos rieles que había trazado y comprometido Fox en el 2003 con Estados Unidos, especialmente sus negociaciones a espaldas del Senado mexicano respecto al Acuerdo de Seguridad de América del Norte (ASPAN).

Con ese pacto a nivel presidentes, sin la intervención de los congresos de los tres países, se busca establecer fundamentalmente una zona de seguridad de América del Norte en la que el centro sea precisamente Estados Unidos, en tanto, la posibilidad de un pacto migratorio se aleja.

La razón es que el Gobierno estadounidense asume como un problema de seguridad nacional la migración ilegal y no lo inscribe en un contexto económico, social, de relaciones de socios comerciales, como lo pretendió Fox y que ahora Calderón ha comprobado que no es por ahí.

Miguel Pickard, miembro del Centro de Investigaciones y Políticas de Acción Comunitaria, afirma que “el gobierno de Fox formalizó la idea de crear un espacio exclusivo y excluyente, el norteamericano, donde cupiera México, a costa de voltear la espalda a los países latinoamericanos”.

“No es ocioso especular que Fox ofreció a Bush bastante más que el Plan Sur –posiblemente la privatización de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad–, empeño que caracterizó el sexenio foxista. La falta de avance en la privatización no impidió que Fox aumentara las exportaciones de crudo a EU cuando Bush se lo pidió, en particular en las semanas previas a la invasión a Irak”.

El también integrante de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio señala que las consecuencias del ASPAN con patentes en materia de seguridad (lo cual Calderón ha asumido por derivación) “es que la preocupación por la seguridad territorial se ha traducido ya en la expansión hacia fuera de las fronteras del territorio estadounidense. Traspasarlas implica cada vez más cumplir con las mismas normas de seguridad que EU tiene en sus fronteras reales.

“Hoy las fronteras de la nación norteamericana no son las que tradicionalmente conocemos, sino los extremos de sus países vecinos. El perímetro de seguridad de EU se extiende desde el extremo norte de Canadá, el océano Ártico, hasta el extremo sur de México, la frontera con Guatemala y Belice. El perímetro responde al objetivo de mantener alejado a los enemigos de EU a una distancia segura, dificultándoles el acceso a su territorio”.

Según esta revisión de la herencia de la política conflictiva que practicó Vicente Fox tanto al interior como al exterior del país, queda por demás claro que la primera etapa del Gobierno calderonista ha sido en buena parte de recomposición nacional, de resane de las paredes repletas de hoyos que dejó su antecesor, el algún día autonombrado Presidente del cambio.

El libro de Fox, más leña al fuego

Muchos creyeron que la historia pública de Vicente Fox en verdad se había cerrado sólo porque en los últimos meses

se mantuvo alejado de los reflectores, pero fue para terminar lo que se anticipa como una nueva embestida contra el presidente Felipe Calderón: La publicación de su libro Revolución y esperanza, elaborado junto con su asesor político estadounidense Rob Allyn.

La primera edición saldrá en inglés, Revolution and hope, en octubre próximo, pero no para evitar su español personalizado, sino porque al momento de traducirse podría señalar que hubo inexactitudes en la transcripción por haber escrito algo desastroso. El único impacto que puede buscarse con un libro firmado por Vicente Fox en este momento es naturalmente el político, como sus dislates de los primeros meses del año, para ponerle de nuevo piedras en los zapatos a Felipe Calderón.

Para el ex Presidente, calificado como “el revolucionario Coca-Cola” por la revista Time en el año 2000, es el momento preciso para revelar su verdad sobre la revolución democrática en América y lo vivido como Presidente de México, esto es, sus relaciones con mandatarios como Fidel Castro (“comes y te vas”) y con otros con quienes tuvo excelentes convites como Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Evo Morales, todo su legado de relaciones diplomáticas. La editorial estadounidense Viking dice que el libro de Fox será una promoción “de la esperanza en América…”.

También se sabe que el ex mandatario mencionará escabrosos temas nacionales, como el intento de desafuero de López Obrador, pero no se ha logrado establecer si explicará su herencia política, los conflictos que legó a la actual administración y sus atinados puntos de vista sobre la política nacional.

NEOEXPRESIONISMO FOXISTA

Vicente Fox forjó lo que sería un neoexpresionismo político mexicano que profundizó desde que tomó posesión como Presidente. Una de sus mas conocidas piezas es: “Honestidad, trabajar un chingo y ser poco pendejo” (abril de 2000, al responder a la pregunta: ¿Qué le ofrece a México?).

Son muchos los analistas de tal corriente expresionista foxiana: El 12 de junio de 2007, Canal 40 hizo una entrevista a Francisco Labastida, en la cual se le recordó la frase de Fox en la campaña presidencial de 2000, “la vestida, mariquita y mandilón”. El ex candidato del PRI comentó entonces: “La verdad sí fue un exceso que una gente como él, precisamente como él, Vicente Fox, lo haya dicho (…) lo que es la vida, pensar que Fox me dijo mandilón, y ahora véanlo”. Pero ha sido prolijo; son decenas de ellas.

La noche del 28 de enero de 2007 dio una conferencia en Los Ángeles, California, para el Dorothy Chandler Pavillion. En su disertación afirmó: “América Latina debe huir de la dictadura perfecta, como lo dijo el Premio Nobel colombiano de Literatura, Mario Vargas Llosa”. Fox, quien está a punto de publicar un novedoso libro, soslayó el pequeño detalle de que Vargas Llosa no es colombiano, sino peruano, y que hasta ahora no ha ganado el Premio Nobel de Literatura. Pero más allá, no se refirió a América Latina con su concepto de la dictadura perfecta, sino concretamente al México del priato.

El 27 de abril de este mismo año, Vicente Fox aludió a la figura cervantina para señalar que ahora cabalgaría a lomo de su caballo para defender a Venezuela “del Gobierno autoritario, demagogo y dictatorial de Hugo Chávez”.

Entre sus piezas más destacadas de la colección clásica se encuentran algunas que lo han hecho famoso en el mundo cultural de México, y dentro del círculo de los grandes autores y políticos mexicanos, a saber:

“Pemex es igual a la Virgen de Guadalupe: Son símbolos para los mexicanos que deben manejarse con mucho cuidado”. (Marzo de 2000).

“Así como me ven de rancherito y con botas, también sé ser estadista y gobernante, y también sé cuándo usar traje y hablar bonito”. (21 de febrero de 2000).

“Se sienten ñáñaras”. (En respuesta a la pregunta de una menor: “¿Qué se siente ser Presidente?”, 11 de enero de 2002).

“Comes y te vas”. (A Fidel Castro en Monterrey, en la Cumbre Iberoamericana de 2002).

“¿Y yo por qué?”. (Respuesta a la pregunta sobre qué haría ante el conflicto entre TV Azteca y Canal 40).

“Al mismo Jesucristo se le fue uno entre los 12; aquí también se nos fue uno, ni modo”. (9 de julio de 2004, ante la renuncia de su vocero, Alfonso Durazo).

“Los migrantes mexicanos hacen trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer”. (Mayo de 2005).

“El 75 por ciento de los hogares de México tienen una lavadora, y no de dos patas o de dos piernas, sino una lavadora metálica”. (Ante legisladores, 8 de febrero de 2006).

“Quihubo mi rey”. (Al Rey de España).

Y así, en su incontinencia verbal aun después de haber terminado su mandato constitucional, Fox Quesada sigue empeñado en que lo llamen “Presidente”, y así se hace mención de su persona en la página de internet de su flamante Centro de Estudios. Hace falta que alguien le diga que ya no es mandatario...
(Martín Morales)

El ex mandatario dejó a su sucesor una política interior y exterior marcada por su singular habilidad para crear conflictos dentro y fuera del país, que dejaron a los mexicanos una nación resquebrajada y en entredicho internacionalmente. Es la herencia maldita que sortea Felipe Calderón con miras a su primer Informe de Gobierno

A casi nueve meses de haber concluido el Gobierno de Vicente Fox Quesada, apenas ha comenzado a medio enderezarse el timón del barco que estuvo a punto de estrellarse. Todavía no concluye el recuento de los daños, pero es por demás patente la herencia de su política interior y exterior, marcada por su singular habilidad para crear conflictos dentro y fuera del país, que dejaron a los mexicanos un país resquebrajado y en entredicho internacionalmente.

Más allá de las acciones del actual Gobierno calderonista, a punto de cumplir nueve meses en funciones y cerca de dar su primer Informe de Gobierno, analistas consultados resaltan el peso del legado negativo de Vicente Fox.