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jueves, 30 de agosto de 2007

UNA HISTORIA SIN FIN

La ultraderecha en el nuevo sexenio

Edgar González Ruiz

En lo que va de la gestión de Felipe Calderón, las prioridades de la extrema derecha han sido oponerse a la despenalización del aborto y, sobre todo, tratar de imponer reformas constitucionales que beneficien al clero católico, en detrimento del Estado laico

Caracterizada por una agenda que se opone al Estado laico y pregona una moral sexual y familiar conservadora, la extrema derecha, que tiene su lugar natural de participación política dentro del PAN, ha estado presente lo mismo en el sexenio de Fox que en el de Calderón, y tanto en ese partido como en el Gobierno federal, lo mismo que en los gobiernos estatales del blanquiazul que en muchas de las alcaldías que gobierna, así como en los legisladores panistas.

En lo que va del sexenio, sus prioridades han sido oponerse a la despenalización del aborto y, sobre todo, tratar de imponer reformas constitucionales que beneficien al clero católico, en detrimento del Estado laico: Educación religiosa, posesión de medios de comunicación por parte de la Iglesia católica, así como la legalización de su presencia en las instituciones públicas, entre ellas el Ejército. Esos han sido los grandes debates nacionales en los que ha intervenido la ultraderecha desde el PAN y desde el Gobierno.

Significativamente, el 15 de agosto, dos semanas antes del primer Informe de Calderón, se anuncia una supuesta escisión dentro de la derecha, con la creación de un nuevo partido donde militarían los sinarquistas y algunos personajes del ala más conservadora del PAN.

No es, desde luego, una división ideológica, pues el nuevo partido enarbola la misma agenda política religiosa que están impulsando el PAN y el Gobierno, pero sí es el resultado de los conflictos de intereses al interior del partido, y la apuesta de la jerarquía católica por multiplicar las fuerzas que apoyen sus proyectos.

EL YUNQUE Y SIMILARES

La conformación del nuevo gabinete federal evidenció la permanencia de la ultraderecha y el conservadurismo católico en puestos clave, con la designación de Francisco Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación.

El ex mandatario de Jalisco tiene raíces en la tradición cristera y, al igual que los demás gobernadores panistas de la entidad, gobernó tutelado por el arzobispo y cardenal Juan Sandoval Íñiguez, prelado con quien gustaba retratarse besándole la mano.

Asimismo, Francisco Ramírez Acuña fue uno de los principales promotores de la candidatura presidencial de Calderón, y representa, al mismo tiempo, el fanatismo religioso, las tendencias represivas de la mano dura que pregonó el actual mandatario durante su campaña, y el pragmatismo sin escrúpulos de la era neoliberal.

Fue precisamente Ramírez Acuña, en mayo de 2004, quien destapó a Calderón como precandidato derechista a la Presidencia de la República, cuando en Foxilandia se soñaba aún con la candidatura de Marta Sahagún.

Con ello, de tres secretarios de Gobernación emanados del PAN –Carlos Abascal, Santiago Creel y Ramírez Acuña–, dos de ellos provienen del sector de la extrema derecha, exceptuando a Creel, quien cada vez se socializa más en esa tradición
política.

Otra presencia de la ultraderecha tapatía y del cardenal Sandoval Íñiguez en el gabinete de Calderón, es la del ex gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, quien ocupa la Secretaría de Agricultura.

La Secretaría del Trabajo, que había sido con Abascal y con Salazar Sáenz coto indiscutible de la ultraderecha, pasa a manos de un ex priísta de dudosa fama: Javier Lozano Alarcón, mientras que los dos ex titulares mencionados encontraron cobijo en el PAN, controlado por el yunquista Manuel Espino.

Por otro lado, la Dirección Jurídica de la Secretaría de Salud fue entregada a un personaje que ha estado al servicio de Provida y del Arzobispado: El abogado Bernardo Fernández del Castillo.

Además de asesorar a la jerarquía y a grupos conservadores, el nuevo funcionario, al igual que varios de sus colegas y colaboradores, ha sido abogado de empresas y fue consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) en la etapa previa a los comicios de 2006, dato que no aparece en el currículum que difunde en otros ámbitos de su actividad.

Como abogado de Norberto Rivera, Bernardo Fernández del Castillo lo ha defendido ante las denuncias que el ex seminarista Joaquín Aguilar interpuso contra el prelado en Estados Unidos y contra Roger Mahony, cardenal de Los Ángeles, por encubrir al sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, quien está demandado en ese país por el delito de pederastia. Más aún, en agosto de 2007, en la comparecencia de Rivera Carrera ante autoridades de Los Ángeles, lo acompañó Bernardo Fernández hijo.

Fernández del Castillo es el abogado de la SSA desde el 2 de enero de este año, pese a que su designación no se dio a conocer oficialmente ante los medios, opacidad con que la dependencia llevó a cabo también las maniobras para remover de su cargo a Jorge Saavedra, director del Centro Nacional de Prevención y Control del Sida.

Otra de las presencias importantes del Yunque en el gabinete es la de César Nava Vázquez, como secretario particular de Felipe Calderón. Es hijo de César Nava Miranda, también yunquista y ex dirigente de la Unión Nacional de Padres de Familia. A Nava Vázquez se le ha mencionado como prospecto favorito de Calderón para suceder a Espino al frente del PAN.

Durante este sexenio se ha intensificado la integración de la derecha mexicana a las fuerzas internacionales, al grado de que Espino detenta también la Presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), cada vez más activa en nuestro país. En el círculo cercano a Calderón también campea un pernicioso derechista hispano: Antonio Solá.

El Instituto Nacional de Migración (INM) ha sido entregado a una conocida ultraderechista de toda la vida: Cecilia Romero, mientras que otros militantes de ese sector, como José Luis Luege, se han colocado en puestos estratégicos, como es la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue nombrado el ex gobernador de Guanajuato Juan Carlos Romero Hicks, quien es miembro del Yunque, donde milita con el seudónimo de Agustín de Iturbide, según señala Álvaro Delgado en su libro El ejército de Dios.

Cecilia Romero, cuya historia personal está identificada con el sector católico conservador nacional e internacional, quedó como la nueva titular del INM, un puesto estratégico porque ofrece el control del tránsito internacional de disidentes y aliados de la derecha y del clero, y es una dependencia que suele actuar conjuntamente con el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

De 1981 a 1985, Cecilia Romero, presidió la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem), grupo conservador que ha sido semillero de cuadros panistas, entre los que se cuenta Ana Teresa Aranda, titular del DIF y de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en el sexenio foxista.

Romero ha sido también senadora por el PAN y, al lado de René Bolio Halloran, su compañero de fórmula, impulsó el anticastrismo mediante eventos conjuntos de panistas con disidentes cubanos y organizaciones como la Fundación Nacional Cubano Americana.

En la Comisión Nacional del Agua, otra dependencia estratégica, quedó un compañero de militancia ultraderechista de Romero desde hace décadas: José Luis Luege, señalado también como miembro del Yunque y otro de los mentores políticos de Bolio Halloran, quien por cierto apareció este mes como uno de los impulsores del nuevo partido derechista Movimiento de Participación Social.

René Bolio, quien anunció ya su salida de Acción Nacional, proviene de una familia derechista de Nuevo León, y es uno de los fundadores del grupo anticastrista Promotora Internacional de Derechos Humanos, A.C.

MEDINA, AS BAJO LA MANGA

Otro representante destacado del conservadurismo católico, Carlos Medina Plascencia, ex gobernador de Guanajuato y ex senador, ha desarrollado un papel poco visible, coordinando el llamado proyecto México 20-30, membrete que supone la negación de la alternancia en el poder por la que tanto decían luchar los panistas en el pasado.

Dos casos de ultraderechistas que por fortuna no fueron incluidas en el gabinete de Calderón, son Ana Teresa Aranda, ya mencionada, y Ana Rosa Payán, quien ni siquiera milita ya en el PAN.

Siendo una de las dirigentes panistas menos preparadas, pues sus estudios se limitaban al secretariado bilingüe, Aranda fue titular del DIF a lo largo del sexenio foxista. Dicha funcionaria puso descaradamente a esa institución al servicio de peligrosos grupos de la ultraderecha internacional, e incluso afilió al DIF a una coalición de extrema derecha llamada Red Familia.

Para colmo, al final del sexenio fue nombrada titular de la Sedesol, desde donde asombró a la opinión pública con sus declaraciones imprudentes, fruto de la ignorancia. Además, fue señalada como responsable de desviar recursos millonarios para la campaña del PAN. Ahora, Aranda reaparece acusada de las mismas prácticas en las campañas de Veracruz, donde habrá elecciones el próximo 2 de septiembre.

A su salida del DIF fue reemplazada por Ana Rosa Payán, otra ultraderechista desheredada por el Gobierno actual. Payán se dio a conocer en la década de los 90 como alcaldesa mocha de Mérida, donde se dedicó a perseguir prostitutas y prohibir espectáculos.

Su filiación extremista parecía a toda prueba, hasta que se llevó la sorpresa de que su partido no la postularía para la gubernatura, como siempre ha deseado, por lo que simplemente abandonó al PAN y lo combatió en los comicios de este año, donde indirectamente contribuyó a darle el triunfo al PRI.

En este sexenio, el DIF ha dejado de ser piedra de escándalo, pues hasta ahora la gestión de Cecilia Landerreche, nieta de Gómez Morín y con cierta trayectoria académica y profesional, con experiencia en el área editorial, ha sido discreta, y está apuntalada por la participación de la esposa de Calderón, Margarita Zavala, como presidenta de su consejo consultivo ciudadano.

Asimismo, todos los gobernadores panistas, incluidos los que ascendieron a partir de las elecciones del 2 de julio de 2006, provienen de la extrema derecha católica y/o empresarial.

Casos típicos son Emilio González Márquez, de Jalisco; Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, y Marco Antonio Adame, los tres señalados como miembros del Yunque. Pero independientemente de ello, siempre ha sido pública su militancia ultraderechista y su compromiso actual con ese sector.

González Márquez militó en el Partido Demócrata Mexicano (PDM) antes de estar en el PAN, además de que se ha esforzado, en el mejor estilo de los munícipes panistas de los años 90, por colaborar con la represión sexual, con un entusiasmo que a la fecha no exhibe siquiera la jerarquía católica, y ha gobernado cotidianamente desafiando al Estado laico al mezclar sus deberes políticos con sus convicciones religiosas.

GOBERNADOR ANACRÓNICO

El pasado 5 de agosto, el gobernador de Jalisco declaró que al Estado no le corresponde promover el uso del condón, porque hacerlo equivaldría a entregar “un six de cerveza” y “un vale para el motel”, y con ello pagar “la diversión de los jóvenes”, y añadió que su administración sólo tiene obligación de repartir preservativos entre “la comunidad homosexual”, pues ésta se halla en “alto riesgo de poder contraer el sida”.

Las declaraciones anteriores fueron precedidas del alegado despido del titular del Consejo Estatal del Sida (Coesida), Sergio Zúñiga, quien explicó que fue cesado por el secretario de Salud de Jalisco, Alfonso Gutiérrez, por haber organizado una Feria del condón.

Puesto que el conservadurismo y la doble moral suelen ir de la mano, algunos moralistas legisladores y dirigentes del PAN-Jalisco acudieron a un table dance la madrugada del 11 de agosto, al local D’Klub Show Girls, ubicado en la avenida Vallarta, de Zapopan, donde luego de haber ingerido bebidas alcohólicas protagonizaron un zafarrancho.

Oliva es uno de los panistas mochos que se dieron a conocer como tales en la década pasada, cuando era dirigente estatal de su partido. A principios de marzo de 1997, en León, Guanajuato, el pintor Antonio Henaine hizo público que su exposición Deseos, tentaciones y pecados no había podido ser exhibida en el museo de la ciudad, dado que las autoridades panistas la censuraron, alegando que su título “sugiere una obra pornográfica”.

El otrora presidente del PAN en la entidad, Juan Manuel Oliva Ramírez, declaró que “seguramente la decisión de vetar estos trabajos fue tomada en el seno del ayuntamiento, por lo tanto es algo que se debe respetar; además, si la sociedad desea esto, los partidos políticos y las autoridades deben respetar las decisiones de los leoneses, que seguramente respaldan a su presidente municipal”.

Ya como gobernador, al igual que Emilio González, Oliva se ha esforzado por destacar en ese sentido durante su gestión, para la cual eligió como principales colaboradores a conocidos miembros del Yunque, entre ellos Gerardo Mosqueda y Elías Villegas.

El pasado 14 de agosto, legisladores del PRI y PRD, e incluso algunos panistas históricos, criticaron la manipulación religiosa por parte de funcionarios y dirigentes del PAN, como Oliva, quien acababa de participar en una misa junto con su gabinete, y como Carlos Abascal y Manuel Espino y otros, quienes han llenado de crucifijos, santos y cuadros de la Virgen de Guadalupe sus oficinas en el Comité Ejecutivo Nacional.

Marco Antonio Adame tiene también décadas de militancia ultraderechista, al menos desde fines de los 80, cuando era dirigente del grupo Testimonio y Esperanza, organizador de las procesiones al cerro del Cubilete.

Este año, la ultraderecha perdió Yucatán, pero en Baja California el PAN conservó su predominio con José Guadalupe Osuna, candidato proveniente de la derecha empresarial.

LA ULTRADERECHA EN EL PODER LEGISLATIVO Y OTROS MÁS

En el Poder Legislativo, la extrema derecha ha estado impulsando las iniciativas del clero contra el Estado laico mediante personajes como los panistas Federico Döring y Alejandro Zapata Perogordo.

Precisamente la fracción legislativa de Acción Nacional incluye un número de ultraderechistas conocidos.

En el sitio cinco de los senadores plurinominales se encuentra nada menos que Ramón Muñoz, personaje señalado como dirigente del Yunque y considerado el más cercano asesor de Fox desde que éste era gobernador de Guanajuato. Muñoz, quien fue ampliamente privilegiado en el foxismo, ha tenido vínculos ideológicos y de intereses también con el derechista empresario Lorenzo Servitje, uno de los patrocinadores de la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador.

En el lugar ocho se ubica a Ricardo Torres Origel, ultraderechista de abolengo en Guanajuato y uno de los promotores en 2000 de la famosa iniciativa para llevar a la cárcel a las mujeres violadas que quisieran abortar. En la posición 11 de la misma lista se sitúa Jorge Ocejo Moreno, empresario poblano con larguísima historia dentro de la ultraderecha.

Entre los senadores de mayoría relativa hay un grupo compacto de panistas bien conocido por su identificación con proyectos y grupos de la extrema derecha. Se cuenta entre ellos a varios ex gobernadores, como Felipe González, ex mandatario de Aguascalientes, quien ha sido también dirigente de los Caballeros de Colón; Alejandro González Alcocer, ex gobernador de Baja California, donde se dio a conocer por sus medidas contra los trabajadores y por el famoso caso Paulina, en 1999, cuando militantes antiabortistas y funcionarios del PAN evitaron el aborto legal de una adolescente violada; así como el ex gobernador de Jalisco, muy cercano al cardenal y a grupos de la radical derecha tapatía, Alberto Cárdenas, y el ex mandatario de Nuevo León, Fernando Canales, ex titular de las secretarías de Economía y Energía, muy activo también en la promoción del anticastrismo.

En la lista de los senadores panistas por mayoría se incluyen otros conocidos extremistas que han ido ascendiendo en la escala política como resultado del acceso del PAN al poder, pasando de ser funcionarios municipales o estatales a legisladores federales.

Es el caso, por ejemplo, de Ramón Galindo, de Chihuahua, quien se dio a conocer como munícipe de Juárez durante la década pasada por sus medidas inquisitoriales y sus alardes religiosos. Tuvo fuertes problemas dentro de su partido, del cual incluso llegó a ser expulsado, pero al parecer ya los resolvió.

Muy similar es el caso de Alejandro Zapata Perogordo, quien en 1992 se oponía como funcionario municipal en San Luis a la educación sexual.

También senador, en este caso por el Distrito Federal, es ahora Federico Döring, promotor del desafuero en 2005 y de una iniciativa legal para destruir el laicismo en aras de la pretendida “libertad religiosa”.

Esta lista incluye, asimismo, al poblano Francisco Fraile, uno de los principales políticos panistas de esa entidad, y el empresario Gerardo Aranda Orozco, hermano de Ana Teresa Aranda. Otro nuevo senador es Benjamín Gallegos Soto, quien a mediados de la década pasada se oponía en Aguascalientes a la educación sexual y a la libre expresión.

Entre los nuevos diputados de mayoría, que como es natural incluyen muchos nombres de nuevos políticos, hay otros de conocidas trayectorias derechistas, como Christian Castaño, de Nuevo León, quien fue dirigente juvenil del PAN, apoyó el activismo de Provida, fue nombrado titular del Instituto Mexicano de la Juventud, y es también uno de los promotores del anticastrismo panista.

Los personajes y grupos de la ultraderecha católica representan los intereses nacionales e internacionales de la jerarquía religiosa y de poderosos sectores empresariales que los apoyan.

Desde finales del sexenio de Fox y en el primer año del de Calderón se hizo notoria la mayor influencia de que goza el clero en el Gobierno, resultado, entre otros factores, de la poco velada participación de la Iglesia en las elecciones de 2006, por lo que 2007 ha sido uno de los años más intensos en lo que se refiere al activismo clerical en nuestro país.

La Iglesia católica ha contado con un apoyo sin precedentes por parte del Gobierno en su oposición a la despenalización del aborto. Para evitarla en la ciudad de México intervino incluso el Ejército, apoyando un acto de Provida, el 24 de marzo de este año, como primera señal del proyecto de revivir en México el binomio clero-Ejército, eliminado desde mediados del siglo XIX con las Leyes de Reforma.

NI CON EL APOYO DE CHESPIRITO

No es suficiente ni siquiera el poder mediático, encarnado en la imagen del comediante Chespirito, para detener el respaldo popular a las decisiones de las mujeres acerca de su embarazo, y habiendo fracasado las ingenuas campañas antiabortistas de políticos como Carlos Abascal, la ultraderecha ha recurrido incluso a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a la Procuraduría General de la República para tratar de anular esa decisión.

Nombrado ombudsman nacional en 1999, José Luis Soberanes ha sido siempre un católico conservador, a la vez que un personaje ambicioso y con pocos escrúpulos que se ha prestado a poner esa institución en contra de los intereses y creencias de las y los capitalinos.

La injerencia de la Procuraduría General de la República pone de manifiesto también la mayor influencia que hoy tiene el clero y, por ende, la ultraderecha en el Gobierno, que no alcanzó los mismos niveles en el periodo de Fox.

Hay que sumar a esto los acercamientos entre el Gobierno y el Vaticano, en momentos cuando a Benedicto XVI le interesa destruir el Estado laico en los contados países que lo tienen en América Latina, como es el caso de México.

La embajada de México ante el Vaticano es otra posición estratégica en poder de la ultraderecha, pues el embajador es el yunquista Luis Felipe Bravo Mena.