MEXICO, UN ESTADO DE DERECHOS?

Tan lejos del Estado de Derecho

Ricardo Andrade Jardí
viernes, 29 de junio de 2007

Hasta el límite de lo indecible ha llegado, en México, la inmoralidad institucional del supuesto Estado democrático. Nuestra institucionalidad ha llegado al máximo de la bajeza humana, una corte que no es capaz de "ver", lo que la sociedad entera puede percibir, que no es capaz de querer "ver" más allá de sus caudalosos e inmorales sueldos.

No hay error, una red de pederastas explotan a nuestros niños y niñas escudados tras el velo de la impunidad otorgada por todos los niveles de gobierno, pues presumiblemente el negocio deja ganancias sustanciosas que se reparten entre funcionarios, legisladores y particulares, incluyendo a la jerarquía católica tan dada a proteger a sus violadores sexuales de niños y niñas. Los jueces nos han hecho saber de su nula voluntad de enfrentar a un Ejecutivo estatal, que presuntamente está involucrado en la violación de derechos humanos, pero sobretodo en el terrible tráfico y explotación sexual de niños y niñas, que abarca todo el territorio nacional.

Convertido en un paraíso para la delincuencia organizada, nuestro país ocupa uno de los primerísimos lugares en el delito de abuso y explotación de infantes y turismo sexual, hechos que son del conocimiento público, aunque jueces y autoridades intenten ocultar lo que ya es inocultable. El indefinido aplazamiento para la discusión sobre el caso Lidia Cacho, por parte de nuestro poder judicial, que es en realidad uno de los tantos casos en donde el fondo tiene que ver con la impunidad estatal contra una serie de crímenes aberrantes que ponen en peligro a la niñez mexicana, pone también de manifiesto lo lejos que los mexicanos estamos de algo que se parezca a un Estado de Derecho, es claro que la impunidad seguirá y los jueces seguirán cobrando sus jugosos salarios a cambio de impartir intereses por consigna, sin el menor asomo de ética jurídica, la justicia, en el México de la imposición, es sólo para quienes puedan comprarla, es decir, para los "góber preciosos" y sus asesinos amigos, como Ulises Ruiz, para los usureros y especuladores del FOBAPROA, en tanto los millones de mexicanos, ciudadanos comunes, nos seguiremos enfrentando sin remedio a la impunidad institucional, del estado de desecho, que seguirá dando cobijo a una decadente oligarquía que aburrida de su exorbitante poder político y económico pretende corromper a niños y jóvenes en su conquista de la banalidad global, que nos vende la tan mentada y telecrática "Democracia Corporation S.A.".