MAS GOLPES A LA ECONOMIA DE LOS BOLSILLOS MEXICANOS CON LA REFORMA FISCAL
inconveniente, ética y moralmente
Revista Siempre
Isabel Salmerón
Una reforma fiscal es un ingrediente importante pero no lo es todo. Contribuye a una serie de objetivos congruentes con disposiciones políticas públicas, por lo que si el objetivo de la iniciativa del jefe del Ejecutivo federal es tener un crecimiento sostenido del 5 por ciento en por lo menos los próximos 30 años, hay que instrumentar una reforma hacendaria que revise integralmente la estructura en la materia y la adecue a las necesidades del país; de lo contrario, ese objetivo estará lejos de poderse alcanzar. Y esa es una realidad aritmética.
David Ibarra Muñoz, secretario de Hacienda en el sexenio de Miguel de la Madrid (1976-1982), en entrevista con Siempre! advierte que la tendencia de cobrar cada vez menos a quienes más tienen y mantener la carga fiscal entre los más pobres y las clases medias, es un error que ha impedido incrementar la recaudación fiscal, por lo que de seguir así el objetivo de ampliar los ingresos de la federación crecerá poco.
El doctor en economía de la Universidad de Stanford y ex jefe de la sección de Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina, señaló que los cabildeos que la Secretaría de Hacienda realizó entre las bancadas que conforman el Congreso de la Unión antes de entregar la propuesta podrían ayudar a aprobarla en poco tiempo. “Si hay una alianza entre las élites de este país puede salir la reforma fiscal, pero eso no quiere decir que sea una reforma fiscal adecuada”.
Más tributación indirecta
Isabel Salmerón.- El miércoles pasado el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, entregó al Senado de la República la propuesta del Ejecutivo federal sobre la reforma fiscal. ¿Es la que necesita el país para lograr un crecimiento sostenido?
David Ibarra.- Esta reforma impositiva, en términos generales, va a acentuar la tributación indirecta, porque el impuesto de tasa única propuesto tiene la misma base contributiva que la del IVA y se paga sobre los ingresos y las ventas de productos o servicios, pero reduce el Impuesto Sobre la Renta, lo que provoca que sean los contribuyentes los que paguen más por sus consumos y los dueños de las empresas paguen menos por su actividad empresarial, esto es, que los que ganan mucho paguen poco y los que ganan poco paguen más. Eso, en términos de equidad, no es conveniente ni ética o moralmente.
I.S.- Sin embargo, el presidente Felipe Calderón dijo que esta iniciativa de reforma fiscal reduciría la brecha entre pobres y ricos.
D.I.- La política social en México es una política fragmentada. Se gasta para aliviar la pobreza, no para resolverla. ¿Por qué para aliviarla?, porque si yo les doy a las mamás de los niños pobres una pequeña retribución o desayunos escolares, estoy aliviando la pobreza, pero en la medida en que este país no sea capaz de generar más empleos la pobreza no se podrá resolver por más que se gaste en aliviarla. Se necesita una política macroeconómica de creación de empleos, de generación de ingresos, de crecimiento económico que vaya en paralelo con las medidas microsociales de atención a la pobreza. Lo que hemos hecho en los últimos 20 años es aliviar la pobreza no resolverla
I.S.- ¿Esto implica una reforma más amplia?
D.I.- Efectivamente, necesitamos una reforma más amplia y darle voz a la gente. Si estamos en un sistema democrático, debemos hacer que la gente participe en aquello que le conviene.
I.S.- ¿Cuál sería la reforma fiscal adecuada para el país?
D.I.- Una mucho más equilibrada y equitativa. Tenemos muchos impuestos indirectos, ahí hay que empezar a gravar un poco más a quienes más tienen, no quitando los escalones en el ISR, no disminuyendo las tasas máximas, sino viendo quiénes son nuestros socios comerciales y qué cobran, y de esa manera ir adecuando nuestro sistema impositivo, equilibrándolo para que quien tenga más capacidad de pago, pague más y no sean los pobres o las clases medias las que siempre anden con la carga tributaria encima.
México tiene una tasa impositiva máxima en el ISR de las personas físicas del 29 por ciento que se reducirá en breve al 28 por ciento, mientras que en Estados Unidos ese impuesto máximo es del 40 por ciento; en Japón y Francia del 50; en Chile del 40 por ciento y el promedio en los países de la OCDE es del 40 por ciento; en cuanto a la tasa máxima del ISR de las empresas en nuestro país es del 29 por ciento, en Estados Unidos del 39, en Japón del 40, en la OCDE del 32 por ciento. Si el ISR para las personas físicas y morales es inferior al que se cobra en otros países, es porque estamos desgravando a quienes más tienen. Pero no sólo en ese rubro se cobra poco, las contribuciones a la seguridad social que en México constituyen el 3 por ciento del PIB, mientras que en Sudáfrica y en Brasil son del 8.5 por ciento, el 18 por ciento en Francia y Alemania, estamos por debajo de otros países.
I.S.- El argumento para reducir los impuestos directos es que de esa forma se estimula la inversión extranjera.
D.I.- Esto es falso, el 75 u 80 por ciento de la inversión extranjera que se genera a nivel mundial son flujos de capitales entre los países industrializados, que son los que cobran más ISR. La inversión extranjera va a donde hay mercados amplios, dinámicos, de ahí que haya más capital extranjero en Brasil que en México, porque el primero es más grande y ha crecido más rápido. China recibe masivamente inversión extranjera y ni siquiera tiene una legislación en materia de derechos de propiedad claros, porque es un mercado enorme que crece; ahora bien, ¿por qué no viene capital a México?, porque nuestra economía no crece.
I.S.- Se dice que con esta reforma se atacara de fonda la evasión fiscal.
D.I.- Hay una serie de factores estructurales que explican por qué la recaudación en México es baja; uno es que en los últimos 25 años (de 1982 a la fecha) la economía crece a la mitad de lo que venía creciendo entre 1950 y 1982, en consecuencia, la recaudación tributaria es la mitad. Si hubiera crecido la economía, también hubiera crecido la recaudación fiscal; dos, cuando se tiene el 40 o 50 por ciento de la población en pobreza es muy difícil cobrarle impuestos, se gasta en la cobranza más de lo que se recauda; tres, tenemos el 40 por ciento de la población económicamente activa en el sector informal y la característica central del sector informal es que no paga impuesto porque tienen productividad baja, entonces, hay una serie de factores estructurales que explican la baja recaudación en México.
Fortalecer municipios
I.S.- ¿Hay factores artificialmente que impiden una mayor recaudación?
D.I.- Sí, en 1979 el ISR para las personas físicas era del 55 por ciento; hoy es del 29 por ciento y este año será del 28 por ciento; en tanto que para las personas morales era del 40 por ciento y ahora será del 28 por ciento. Si le cobramos cada vez menos a los que más tienen, la recaudación no crece o crece muy poco. Uno puede construir muchas reformas fiscales: unas recaudatorias, otras no recaudatorias, la que está en el Senado, aparentemente, es una reforma fiscal recaudatoria recargada en los impuestos a las ventas, que lo que va a hacer es que el mercado interno, determinado por el grueso de nuestra población, se va a aplanar y vamos a tener más inflación y menos crecimiento.
I.S.- Los legisladores esperan que esta reforma le brinde atribuciones a los estados para que puedan cobrar algunos de los impuestos, exclusivos de la federación.
D.I.- Nuestra Constitución establece una concurrencia fiscal, de hecho hubo un tiempo en que las entidades cobraron los impuestos, pero recaudaban poco y brindaban muchas exenciones para tratar de atraer inversiones. En esa época teníamos un mosaico de regímenes tributarios como estados había en el país, por lo que en 1979 se estableció un sistema tributario único que consistía en un solo sistema impositivo, cuya recaudación iban a una bolsa central y de ahí, a través de convenios, se distribuía entre los estados y los municipios. El modelo funcionó mientras la economía creció, pero cuando dejó de crece,r la bolsa no pudo responder a las necesidades de la federación y de los estados. Sin embargo, el modelo puede servir si se revisan sus estructuras y se imponen reglas claras para una distribución equitativa. Regresar a los municipios atribuciones para que cobren impuestos no sirvió en el pasado y difícilmente servirá ahora.