ADMINISTRACION DE POMPAS DE JABON
Revista Siempre
Conrado Trapero Rivas
Guadalajara.- Se inflan... y después flotan, vuelan. Momentáneamente quedan suspendidas. Hay veces que reflejan colores, se irisan, mas cuando se les trata de asir, simplemente hacen ¡pop! Y desaparecen.
Algunas duran un poco más que otras. Los niños sonríen al verlas, pero al final, o caen al suelo o estallan en el aire. Están vacías, no contienen nada más allá del aire que les dio forma.
En ocasiones, pretenden engañarnos, juegan en aparentar solidez, algunas crecen más que otras, pero al final de cuentas su naturaleza de jabón se hace presente y dejan de existir.
Así esta ocurriendo con algunos personajes de la política jalisciense: se están destruyendo sin mucha alharaca, sin muchos ruidos y pocos truenos. Simplemente, ¡pop!, como pompas de jabón.
Han trascurrido cien días de pretendido gobierno, a los cuales hay que sumarles los seis meses que transcurrieron después de las elecciones de julio pasado ¡Nueve meses en total!, donde ni se planea, ni se ejecuta, ni ¡nada! Nueve meses en que el estado de Jalisco y las evaluaciones o las autoevaluaciones, le valen madre al Gobernador Güerito.
Todo es una farsa hasta el momento, juegos de luces, oropel, espejitos y declaraciones para intentar engañar a los ingenuos que se encuentre.
El disgusto por las actuaciones y omisiones ha provocado desencanto en muchos, al punto que un personaje con gran influencia local como lo es el cardenal Sandoval, ya salió a la palestra a criticar sus actitudes y dispendios, enfatizando los mentados 67 millones de pesos que le dio el gobierno local a Televisa, encontrando, al igual que muchos de nosotros, otros rubros más adecuados para invertir o gastar ese dinero público, en lugar de dedicar esa cantidad a patrocinar un evento donde lo que ocurrió es que no ocurrió... ¡nada!
Vamos como las actuaciones de la Selección Nacional, donde corre el dinero a la par que la ineficiencia. Puro jarabe de pico, eso sí muy planchaditos para salir en la foto o en la tele.
En la clausura del evento de marras, las pompas se volvieron a inflar y volaron por todo el patio del Palacio de Gobierno, cuando Emilio Azcárraga en un arrebato de agradecimiento, le auguró a su tocayo Emilio, un largo futuro en la política mexicana. Y éste, con recato y modestia, respondió que él a lo único que aspira es a terminar su sexenio e irse becado a estudiar ¡¡¡filosofía!!!
¡Me lleva…! ¿Por qué no estudió antes esa nobilísima carrera que enseña a pensar ahora que podría servirnos de algo? Pero después de seis años de frivolidades y concluido su sexenio ya para qué.
¡Les digo!