LA CORTE SE VISTIO DE LUCES
Revista Siempre
Humberto Musacchio
La Suprema Corte de Justicia de la Nación se vistió de luces y salió en hombros del respetable. Al hallar inconstitucionales un par de artículos de la ley Televisa respondió a un reclamo público y restituyó al Estado facultades que en mala hora le quitaron los diputados de todos los partidos y la abrumadora mayoría de los senadores del PRI y del PAN.
Como se recordará, la malhada ley fue aprobada sin objeción y hasta con dispensa de segunda lectura en una ignominiosa sesión de la Cámara de Diputados. En la Cámara de Xicoténcatl se iba a repetir el numerito de la unanimidad, pero la airada crítica periodística hizo retroceder a López Obrador y a regañadientes a los senadores del sol azteca, que acabaron votando en contra de la ley. Con ellos brillaron los priístas Manuel Bartlett y Dulce María Sauri, así como el panista Javier Corral, quienes llevaron el caso a la Corte.
Lo extraño es que el ministro ponente es uno de los más derechistas del pleno, muy dado a defender los negocios privados sobre el interés público, como ocurrió al discutir la Corte el anatocismo. En forma también sorprendente, otros ministros de la misma filiación votaron para echar abajo algunos inadmisibles privilegios que concedía la ley al duopolio. El resto del pleno votó como se esperaba, con su conocida responsabilidad social.
Por otra parte, mientras se discutía el dictamen corrió la voz de que todo se hacía de acuerdo con la Presidencia de la República, lo que por supuesto negaron sus voceros, pero lo cierto es que a ningún gobierno le conviene carecer de recursos para controlar o por lo menos acotar a los poderes fácticos.
Por supuesto, no está en la ideología de Felipe Calderón proceder por la vía de las expropiaciones ni parece interesado en ponerle diques a la televisión. No están en su proyecto político ni forma parte de sus concepciones políticas, pero eso es lo de menos.
Sin embargo, con el estancamiento económico en que nos encontramos, la desesperación social y la gana de quitarle clientela a los políticos de enfrente, a nadie deberá extrañarle si de pronto el gobernante panista adopta medidas extremas y hasta de carácter popular.
Para hacerlo y para llevar adelante cualquier política, la autoridad requiere capacidad de maniobra, y la ley Televisa le ataba las manos en el aspecto propagandístico, indispensable para legitimar toda medida. Dicho de otra manera, un régimen de leyes, el que sea, no puede permitirse una legislación hecha como traje a la medida por los propios interesados.