CONJETURAS
Alvaro Cepeda Neri
Calderón cubre sus flancos
Sus hacedores de discursos ilustran éstos con citas históricas y el nombre de algún prócer, venga o no al caso. Y de dientes para fuera, rinden honores a Juárez y Zapata.
Calderón sabe que es indispensable entrar al protagonismo. Pero se cuida, porque el hablador y disparatado Fox dejó un precedente repulsivo. Y porque a la izquierda tiene la presión constante de la oposición lópezobradorista, dispuesta a la discusión y crítica de sus actos, como corresponde a una fuerza electoral que convirtió en pírrica la victoria del PAN.
Quiere Calderón mostrarse más liberal-conservador que derechista a ultranza y con éstos, tiene sus diferencias, como el choque con Manuel Espino, abanderado de los intereses foxistas, de El Yunque y los propios de un neofascista. Algunos panistas progresistas y autocríticos, como Javier Corral (ahora en el magisterio y la lucha por las libertades de expresión y contra los oligopolios sobre todo televisivos), insistieron que Calderón no era un ultra, pero sí un panista consecuente, como lo acabamos de ver entre los conservadores que atacan, antes que negociar racionalmente, lo de ampliar las causales para el aborto.
Acotado por la izquierda y sabiendo que la trayectoria histórica de la nación, es consecuencia del triunfo del liberalismo político y las virtudes lacias, Calderón se ha posicionado en el centro-liberal conservador, tal vez para evitar que las oposiciones —y sobre todo su flanco derecho—, ofrezcan espacios para el acceso de sus enemigos y adversarios.
Así, sus hacedores de discursos ilustran éstos con citas históricas y el nombre de algún prócer, venga o no al caso. Y de dientes para fuera, rinden honores a Juárez y Zapata, aunque el Día de la Expropiación Petrolera el nombre de Lázaro Cárdenas no brilló. Y es que el PAN nació, no sólo del fracaso de cristeros, sinarquistas y la efímera presencia del Partido Católico, sino como reacción directa al cardenismo.
Calderón, si no más inteligente, sí más astuto que Fox, de pisa y corre se quita el sombrero en las fechas históricas, para relativizar su liberalismo conservador. Y en cuanto se sienta más seguro de su presidencia legal con déficit de legitimidad, nos muestre su potencial derechización para contribuir a las embestidas que los panista realizan contra el Estado laico y descalifican, a priori y en nombre del inexistente derecho natural, propuestas para discutir democráticamente asuntos que contribuyen a la modernización política y social.
Obviamente, un Calderón menos liberal-conservador y más derechizante, provocaría el estallido de la crisis política no resuelta todavía por la lucha entre legalidad y legitimidad que deben ir juntas, y el resultado electoral separó.
Sus hacedores de discursos ilustran éstos con citas históricas y el nombre de algún prócer, venga o no al caso. Y de dientes para fuera, rinden honores a Juárez y Zapata.
Calderón sabe que es indispensable entrar al protagonismo. Pero se cuida, porque el hablador y disparatado Fox dejó un precedente repulsivo. Y porque a la izquierda tiene la presión constante de la oposición lópezobradorista, dispuesta a la discusión y crítica de sus actos, como corresponde a una fuerza electoral que convirtió en pírrica la victoria del PAN.
Quiere Calderón mostrarse más liberal-conservador que derechista a ultranza y con éstos, tiene sus diferencias, como el choque con Manuel Espino, abanderado de los intereses foxistas, de El Yunque y los propios de un neofascista. Algunos panistas progresistas y autocríticos, como Javier Corral (ahora en el magisterio y la lucha por las libertades de expresión y contra los oligopolios sobre todo televisivos), insistieron que Calderón no era un ultra, pero sí un panista consecuente, como lo acabamos de ver entre los conservadores que atacan, antes que negociar racionalmente, lo de ampliar las causales para el aborto.
Acotado por la izquierda y sabiendo que la trayectoria histórica de la nación, es consecuencia del triunfo del liberalismo político y las virtudes lacias, Calderón se ha posicionado en el centro-liberal conservador, tal vez para evitar que las oposiciones —y sobre todo su flanco derecho—, ofrezcan espacios para el acceso de sus enemigos y adversarios.
Así, sus hacedores de discursos ilustran éstos con citas históricas y el nombre de algún prócer, venga o no al caso. Y de dientes para fuera, rinden honores a Juárez y Zapata, aunque el Día de la Expropiación Petrolera el nombre de Lázaro Cárdenas no brilló. Y es que el PAN nació, no sólo del fracaso de cristeros, sinarquistas y la efímera presencia del Partido Católico, sino como reacción directa al cardenismo.
Calderón, si no más inteligente, sí más astuto que Fox, de pisa y corre se quita el sombrero en las fechas históricas, para relativizar su liberalismo conservador. Y en cuanto se sienta más seguro de su presidencia legal con déficit de legitimidad, nos muestre su potencial derechización para contribuir a las embestidas que los panista realizan contra el Estado laico y descalifican, a priori y en nombre del inexistente derecho natural, propuestas para discutir democráticamente asuntos que contribuyen a la modernización política y social.
Obviamente, un Calderón menos liberal-conservador y más derechizante, provocaría el estallido de la crisis política no resuelta todavía por la lucha entre legalidad y legitimidad que deben ir juntas, y el resultado electoral separó.