COMO DICE AMLO: AL DIABLO CON LAS INSTITUCIONES
Diario Libertad
La postura del ombudsman José Luis Solberanes Fernández en el caso de la violación y asesinato de Ernestina Ascensio, anciana indígena de Zongolica, Veracruz, por elementos del Ejército Mexicano, ha dejado mucho qué desear: Esa postura lo ha llevado al descrédito y erosión de su capital político sustentado sobre la credibilidad de que la gozó hasta hace algunas semanas como Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Es nuestro sentir editorial que don José Luis no es un hombre dado a componendas ni complicidades y que es hoy víctima de sus debilidades de carácter y tolerancia hacia sus subordinados, pues preside, por omisión, un organismo corrido por la corrupción tanto crematística --material-- como moral. Sus allegados incurren en actuaciones sistémicas de corrupción y se prestan al juego gubernamental de matizar los abusos del poder formal contra periodistas, indígenas, defensores civiles de derechos humanos y luchadores sociales. En el caso de la señora Ascensio, existen indicios, a nuestro ver sólidos, de que la postura controvertida y de dudosísima naturaleza no es una de mala fe o de complicidad, sino lo opuesto: de buena fe e independiente y excesiva confianza en sus subordinados, pues cree en los informes y conclusiones que acerca del asunto aquí aludido éstos le han presentado. Estos allegados tienen intereses ajenos a los de la propia CNDH y sirven, al parecer, a dos amos, siendo uno de ellos precisamente el poder formal, tanto el que representa el gobierno como las instituciones de las Fuerzas Armadas y cuerpos policiacos. Esta situación ha llevado al señor Soberanes a dilemas, uno de los cuales es el de renunciar o no a su encargo, tal como lo exigen los familiares de la anciana Ascensio y ciertas vertientes del Poder Legislativo e inclusive del gobierno del estado de Veracruz. Otra opción del Presidente de la CNDH es la de limpiar su casa: pedirle la renuncia a visitadores mayores y menores y otros funcionarios de su confianza en áreas estratégicas. Sólo así podrá superar nuestro personaje esta crisis de credibilidad que estruja tanto a su investidura como su ya perdido prestigio y la institución que encabeza.