PTS PTS SEÑOR BUSH, HEY NOS OYE? PTS PTS ....
Raúl Rodríguez Cortés
Esta semana (del 12 al 14 de marzo para ser precisos) tiene lugar en Mérida el encuentro de George W. Bush y Felipe Calderón. La visita de Bush es el colofón de una gira por países latinoamericanos que se marcó el objetivo de reconstruir puentes con una región a la que vuelve los ojos, después de años de menosprecio, para contener el aislamiento en que se encuentra Estados Unidos respecto a Europa y Asia tras su virtual derrota geoestratégica en Irak. En el caso de México, tiene el objetivo adicional de marcar la línea de lo que serán las pláticas trilaterales previstas para este año, y que incluirán a Canadá, rumbo a la firma de la llamada Asociación para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN).
Para la administración Bush, sin embargo, lo de la prosperidad no es más que un recurso propagandístico o en el mejor de los casos un buen deseo. Lo que realmente le interesa es garantizar, a toda costa, la seguridad de su porosa frontera con México. Poco parece importarle la necesidad de mano de obra barata para su voraz economía y mucho menos el respeto a los derechos humanos de la migración mexicana que históricamente la provee. En su estrategia del miedo, sólo le interesa proteger a su territorio de ataques terroristas reales o imaginarios. Esa es su principal justificación para construir un muro fronterizo, del que, en todo caso, y de acuerdo con una reciente advertencia del embajador Gustavo Iruegas, poco importan los motivos del constructor y mucho la decepcionante tibieza con que ha reaccionado la oligarquía alineada y sumisa que nos gobierna.
Pero más allá del principio elemental de hacer valer el respeto entre Estados soberanos —que cada vez con más frecuencia soslaya la derecha en el poder— está la infame traición a los intereses nacionales que nos pone en un grave peligro. Porque la ASPAN, de la que sin duda hablarán en Mérida Bush y Calderón, convierte a México en el perímetro de seguridad que dificulte a los enemigos de Estados Unidos atacarlo directamente, lo que a su vez convierte a nuestro territorio en blanco de los muchísimos enemigos estadounidenses.
Iruegas, ex subsecretario de Relaciones Exteriores, recuerda con gran lucidez que la respuesta de México y los países latinoamericanos a la crisis de los misiles que Estados Unidos protagonizó con Cuba en octubre de 1962 en el contexto de la guerra fría que lo enfrentó con la extinta Unión Soviética, fue el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares para América Latina. Su fundamento era simple y se resume en la frase ¡a pelearse a su tierra! Y el no cuestionado respaldo a dicha consigna fue producto del bien ganado prestigio internacional de Méxic So con la aplicación irrestricta de unos nítidos principios constitucionales de política exterior que Vicente Fox se encargó de destruir y que, por lo visto, Felipe Calderón no entiende o poco parecen importarle.